Capítulo 47
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Antonio me lanzó una mirada rencorosa y se marchó sin decir palabra, llevándose a Isabel en brazos.
Me quedé ahí parada, confundida. ¿Qué significaba esa mirada? Parecía que me odiaba profundamente. ¿Acaso me culpaba por evitar que gastara esos tres millones y medio?
No supe qué pasó después con Isabel. Con el brazalete de mi madre en mis manos, regresé satisfecha a Altamira y fui ese mismo día al cementerio a contarle la buena noticia.
Ya entrada la noche, cuando finalmente pude calmarme y contemplar el brazalete, me invadió la preocupación. Cinco millones… ¿cómo podría devolver un favor tan enorme a Lucas?
Mañana buscaría tiempo para hablar con él. De una forma u otra, tenía que devolver ese dinero, o no podría vivir tranquila.
Pero antes de que pudiera buscar a Lucas, los problemas me encontraron primero. Apenas llegué a la oficina por la mañana, noté a mis compañeros murmurando entre ellos.
Sin embargo, al verme, todos adoptaron un semblante serio, me saludaron cortésmente e incluso sonreían con más adulación que antes.
Llamé a Rosa a mi oficina para preguntarle el motivo.
-María, ¿acaso no lo sabes? ¡Te has vuelto viral! -exclamó Rosa sorprendida.
-¿Viral por qué o qué?
-Por lo de ayer en la subasta, cuando el señor Montero pagó cinco millones por el brazalete y te lo regaló. ¡La noticia se está esparciendo como pólvora en internet! Todos piensan que tú y el señor Montero… ustedes dos…
Rosa sonrió con picardía.
Al escucharla, me llevé la mano a la frente, sin palabras y resignada.
-Entiendo que ellos especulen sin saber, ¿pero tú también te unes al chismorreo? ¿Quién soy yo para que el señor Montero se fije en mí?
Era muy consciente de mi posición, ni en sueños me atrevería a imaginar algo así.
¿Lucas interesado en mí? Una broma del siglo.
Rosa preguntó confundida:
-¿Qué quieres decir? El video lo muestra todo claramente, y hay testigos que estuvieron presentes. El señor Montero gastó cinco millones por ti, esto…
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Capítulo 47
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-El señor Montero solo me estaba haciendo un favor, en serio debo devolverle ese dinero. -¿Ah, sí?
-¿Qué más podría ser? Apenas conocí a los Montero cuando fui a Casa Montero por primera vez – tú estabas presente, ¿crees que tengo tanta confianza con él?
-Es verdad, no la tienes… -Rosa sacudió la cabeza y murmuró-. Pero el señor Montero es muy amable, cinco millones para él son como trescientos euros.
-Los Montero son todos buenas personas, ¿no lo viste ese día? Son muy accesibles, sin ninguna pretensión.
-Bueno, pensé que tú y el señor Montero… tenían algún romance secreto… je je.
Le lancé una mirada de exasperación y volví a enfatizar:
-¡Nada de eso! ¡Voy a devolverle esos cinco millones con intereses!
-Ah, ya entiendo.
-Ve y diles a todos que dejen de especular. Que se pongan a trabajar, que ahora estoy llena de deudas.
—¡Sí!
Rosa se dio la vuelta para irse, pero de repente la llamé:
-Pásame ese video, quiero verlo.
-Ah, claro.
Rosa se detuvo, abrió su celular para buscarlo, pero pronto levantó la mirada sorprendida:
-¡María, ya no está en internet! ¡Todos los videos relacionados han sido eliminados, no queda nada!
Levanté la cabeza, también sorprendida. Pero rápidamente lo entendí.
Seguramente había sido obra de Lucas. Nadie más tendría ese poder. Parece que a él tampoco le gustaban estos rumores, así que los cortó de raíz.
Por suerte mantuve la cabeza fría y no me permití fantasear con cosas imposibles. Quizás, como dijo Rosa, cinco millones para él eran como trescientos dólares.
Casualmente estaba en la subasta, casualmente me vio en problemas, casualmente me conocía, y casualmente decidió ser generoso así que simplemente me echó una mano.
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Yo pensaba que era algo extraordinario, estaba inmensamente agradecida, sentía que me tomaría toda una vida pagarlo, incluso llegué à pensar que él podría tener algún interés en mí…
