Capítulo 295
-Efectivamente, ya es mediodía.
Su voz era suave y divertida:
-Vi que te pasaste la noche peleando con gente en internet, así que no me atreví a llamarte antes. Ya es mediodía, ¿no quedamos ayer en almorzar juntos?
Había olvidado por completo ese detalle, pero mi mente captó rápidamente lo primero que dijo y pregunté curiosa:
-¿Cómo sabes que me pasé la noche peleando con gente?
-¿Cómo no voy a saberlo si ya eres famosa? -explicó Lucas riendo. Algunas cuentas de marketing publicaron capturas de pantalla de tus peleas con los trolls y se volvieron virales. Muchos usuarios comentan que quieren alquilar tu boca por un rato.
¿Qué?
Me incorporé con esfuerzo:
-No puede ser, ¿quién no tiene nada mejor que hacer?
-No te preocupes, es algo bueno. Al menos ahora nadie se atreve a insultarte, temen que los persigas por internet y los hagas entrar en crisis existencial con tus respuestas.
Aunque él lo decía en broma, yo estaba mortificada.
Me esforcé
por recordar las palabras que había usado contra los haters, incluyendo algunos términos bastante venenosos.
Pensé que Lucas no tendría tiempo de prestar atención a estas peleas en internet, considerando lo ocupado que está siempre con tantos asuntos serios y confidenciales.
¡Pero se había enterado!
¿Qué pensaría de mí?
¿Descubriría que tras mi bella cara de señorita refinada se escondía alguien sin modales ni clase, con un vocabulario vulgar?
¡Dios mío!
Sujeté el teléfono, odiándome por haberme dejado llevar anoche.
Lucas pareció sentir mi vergüenza e incomodidad a través del teléfono y continuó consolándome:
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-De verdad no pasa nada, se merecían que les respondieras así.
Reí nerviosamente:
-¿No piensas que soy una mujer vulgar?
-¿Por qué pensaría eso? Te han estado difamando e insultando repetidamente, ¿no es natural que te defiendas? Me gusta tu carácter apasionado y directo, tienes una vitalidad desbordante, una presencia vibrante y ardiente.
Sus palabras me hicieron hervir la sangre, haciéndome sentir como una heroína.
Era realmente bueno para levantar el ánimo.
-Señor Lucas, tiene usted gustos peculiares.
A los hombres suelen gustarles las damas tranquilas, elegantes y virtuosas, pero él era la excepción: le gustaban las “fieras“.
Lucas entendió lo que quería decir y respondió riendo:
-Así es, este joven señor siempre ha sido diferente al resto.
Sonreí para mis adentros con el teléfono en la mano.
Por alguna razón, sentía que desde que formalizamos nuestra relación, él también se había ” soltado” un poco.
Pero era un cambio positivo.
Antes, aunque era extraordinario y brillante, siempre sentí que cargaba demasiada responsabilidad sobre sus hombros y el peso de su familia era muy grande, haciendo su vida algo opresiva y sombría.
Era como “el hijo del vecino” que todos los padres ponen de ejemplo: con estándares extremadamente altos y una disciplina férrea.
Con el tiempo, todas estas restricciones se convirtieron en una carga que mantenía su vida perfectamente ordenada y regulada.
Se había olvidado de que la vida también puede ser risas y bromas, que a veces uno puede dejarse llevar y soltarse un poco.
De repente sentí pena por él.
и
Con razón le parecía bien que peleara con la gente en internet; probablemente debido a su posición, educación y estatus, nunca podría permitirse ser así de impetuoso y desafiante.
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Así
Ay…
que verme hacerlo era como experimentarlo a través de mí.
Suspiré internamente, la vida… no importa cuánto tengas, siempre habrá algo que lamentar.
Detrás del poder y el prestigio, también hay responsabilidades, misiones y compromisos que la gente común no puede comprender, además de innumerables reglas, principios y una presión que dura toda la vida.
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