Capítulo 529
-Pero, tía… añadió Luciana, señalando las bolsas con ropa-. De verdad no puedo aceptar toda esta ropa.
-Si te la doy yo, la aceptas y punto -replicó Victoria, moviendo la mano para restarle importancia. Ayer pasaste la noche cuidando de Fernando, ni siquiera te cambiaste. Considéralo un pequeño agradecimiento de mi parte, ¿ok? No le des tantas vueltas.
Dicho esto, Victoria se puso de pie.
-Todavía tengo que volver con Fernando. Tú tómate tu tiempo para comer. Dejé los recibos dentro de las bolsas; si algo no te queda bien, podrás cambiarlo. 1
-Tía… —trató de decir Luciana, levantándose también, pero Victoria ya se alejaba casi corriendo por el pasillo.
Luciana negó con la cabeza, atónita, y revisó el contenido de las bolsas. Para su sorpresa, eran prendas de maternidad de esas marcas exclusivas que en otra época ni habría imaginado tener. Al parecer, Victoria realmente había puesto empeño en elegirlas.
<<Todo por haber cuidado a Fernando una noche…», pensó Luciana con un suspiro. <<El amor de madre es algo inigualable.>>
***
Al terminar su jornada, Luciana guardó sus cosas y se dirigió al área de cirugía general.
-¡Luciana! Me alegra verte -la recibió Victoria, sonriendo-.
-Tía, ¿cómo sigue Fernando?
—Bastante bien —respondió, aunque no pudo evitar un suspiro—. Pero sigue dormido, no sabemos cuándo despertará.
-No se preocupe —la tranquilizó Luciana-. Fernando pasó mucho tiempo con insomnio, sin poder dormir en toda la noche. Esto podría ser el modo en que su cuerpo se está recuperando.
-Tienes razón, confío en tu criterio —afirmó Victoria, entrecerrando los ojos con una sonrisa –. Precisamente llegó el papá de Fernando, y trajo un montón de cosas. Bajé para ayudarlo con las bolsas. ¿Te quedarías un rato con Fernando? Conversa con él… ya vuelvo.
–
-Claro… —aceptó Luciana.
Victoria se marchó deprisa, y Luciana dejó su mochila a un lado y se sentó junto a la cama. En comparación con la noche anterior, Fernando lucía más relajado; su rostro tenía un poco más de color y parecía estar descansando profundamente.
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Capítulo 529
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Cansada después de un día ajetreado y una noche de insomnio, Luciana no pudo evitar bostezar, sintiendo cómo los ojos se le humedecían. Cerró los párpados y apoyó la cabeza en el borde de la cama, dejándose vencer por el sueño.
Pasados unos minutos, Victoria y Diego volvieron con varias bolsas. Al asomarse a la habitación, se encontraron a Luciana profundamente dormida sobre el brazo de la cama, respirando con suavidad.
-Shhh… -hizo Victoria, llevándose un dedo a los labios. Se miraron el uno al otro y, sin decir palabra, dejaron las cosas en un rincón y salieron con cuidado de puntillas.
–
—¿Nos sentamos un momento en la sala de descanso? —propuso Diego, señalando la sala común en el pasillo.
-Espera… -lo detuvo Victoria, sujetándolo del brazo-. Quiero comentarte algo.
-¿Qué pasó? -preguntó Diego, viendo la expresión de su esposa, que dudaba en hablar.
-Mira… -Victoria señaló al interior de la habitación—. Luciana está durmiendo de forma incómoda.
-¿Quieres que la despierte para que se acueste bien?
-¡No! -exclamó Victoria, dándole a su marido una mirada frustrada-. Entra y cárgala con cuidado para pasarla a la cama.
-¿Yo? -Diego se quedó pasmado-. ¿No crees que eso no es apropiado?
-Tsk. —Victoria chasqueó la lengua. ¿En este momento te pones a pensar si es apropiado o no?
Diego no terminaba de entender el trasfondo de aquellas palabras.
-Ay, por favor… -Victoria hizo un gesto con la boca-. No la pongas en la camilla de acompañantes. Acuéstala junto a Fernando.
-¿Qué? -Diego se quedó boquiabierto, casi sin poder articular-. ¿Cómo vas a…?
-¿Qué tiene de malo? Fueron novios de jóvenes. ¿O crees que jamás tuvieron momentos de cercanía?
-Pero… -Diego seguía indeciso-. Ella está casada con Alejandro.
-¿Casada con Alejandro? ¡Ja! -Victoria soltó una risa sarcástica-. Desde anoche hasta ahora, ¿lo has visto venir a buscarla?
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-Diego negó con la cabeza-. Igual, nosotros no podemos saberlo con certeza, quizás la contactó y no nos enteramos… 1
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No lo ered
repuso Victoria con firmeza, lanzándole una mirada-. La intuición femenina
es más aguda: Alejandro no la ha llamado ni una sola vez. 34
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