Capitulo 461
-Te extrañaba.
Las tres mujeres subimos al auto y nos dirigimos directamente al restaurante de Sofía.
Valentina y yo habíamos comido antes en La Esencia, aquella vez que nos encontramos con Daniela presumiendo y pagando nuestra cuenta.
Una vez sentadas, brindé con jugo en lugar de alcohol para celebrar la llegada de mi vieja amiga, y cuando sirvieron los platos principales, fui directa al grano y le expuse mi idea.
Valentina quedó boquiabierta.
Miró a ambas y dijo: -¿Hoy no es el Día de los Inocentes, verdad?
-No–sonrei, enfatizando-. Valentina, no estoy bromeando. Realmente planeo vender la empresa y quiero contratarte como vicepresidenta. Aunque, si aceptas este acuerdo, no sería yo quien te contrate, sino Sofía.
El contrato de Mauro aún no había vencido, así que seguiría siendo el director general durante los próximos años.
El puesto de vicepresidente siempre había estado vacante, y muchos asuntos los manejaba yo personalmente.
Si me iba, Valentina podría ocupar perfectamente esa posición.
Valentina me miró confundida y después de una pausa preguntó seriamente: -¿Por qué de repente quieres vender tu empresa cuando todo va bien? ¿Estás muy necesitada de dinero?
-No es eso, yo… -quise decírselo directamente, pero preocupada de que alguien pudiera escuchar, me acerqué a su oído y le susurré la razón.
Como era de esperar, los ojos de Valentina se abrieron enormes, su boca también, mirándome incrédula antes de bajar la vista hacia mi vientre aún plano.
–Esto… ¿es del señor Montero? -preguntó finalmente con dificultad.
Asentí.
–Dios mío… esto es como una telenovela romántica que se ha hecho realidad contigo. ¿Estás segura? ¿Dispuesta a renunciar a todo esto?
-No se puede tener todo en la vida. Lo he pensado bien, quiero conservar a este bebé, y para eso debo abandonar todo lo que tengo aquí. Aunque cuando el niño crezca, volveré a construir mi carrera.
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En estos años, había ganado cierta influencia en el mundo de la moda internacional.
En realidad, conseguir trabajo no sería difícil para mí, si así lo quería.
Valentina medító un momento y miró a Sofía: ¿De verdad confías tanto en mí?
Sofia sonrió y levantó su copa hacia ella: -O confías plenamente o no confías. Yo confío en ti, y también en el criterio de María.
Valentina levantó su copa y chocaron suavemente.
–Dame un día para pensarlo, mañana te daré mi respuesta.
-¡Perfecto!
Después de comer, Valentina y yo regresamos al nuevo apartamento.
-Es muy bonito, el vecindario es agradable y la distribución también es buena. Lo único malo es que… ¡pensé que seríamos compañeras de cuarto como en la universidad, y resulta que vas a huir!
Valentina recorrió la casa y se quejó con un puchero.
Sonreí con disculpa: -Todo pasó tan rápido, ni yo lo esperaba.
Valentina se sentó en el sofá y después de un momento de silencio dijo: -La propuesta que me hicieron durante la comida me parece viable. Pero tengo que hablar con el cazatalentos.
-Bien, yo pagaré la indemnización por incumplimiento.
-No es necesario, esta es mi elección personal, yo puedo…
-Valentina, me estás haciendo un gran favor, no seas tan formal conmigo. Yo pagaré la indemnización y tú puedes empezar a trabajar en CHEZ MARÍA cuando quieras. Dejar la empresa en vuestras manos me hace realmente feliz, es el mejor desenlace posible.
Viendo mi sinceridad, Valentina asintió: -De acuerdo, como quieras. Si tu salud lo permite, mañana mismo iré contigo a la empresa.
-Perfecto.
-¿Cuándo piensas irte?
-Como mínimo dentro de dos semanas. Cambiar las acciones y el representante legal lleva tiempo, no es un proceso tan rápido.
-Menos mal… al menos podremos vivir juntas durante dos semanas y conversar a gusto.
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La palabra “vivir juntas” me hizo reír. Nos abrazamos cariñosamente y recordamos momentos de nuestros días universitarios.
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