La Heredera 631

La Heredera 631

Capítulo 631 

peso de 

-Recompensa -articuló Carlos, pronunciando cada sílaba con deliberada cadencia. El aquella palabra flotó en el aire denso del estudio, cargado del aroma residual de tabaco

Paulina, sumida en su propio torbellino de pensamientos, apenas captó el matiz siniestro que teñía aquella propuesta. Su mente aún procesaba la revelación sobre su madre, impidiéndole percibir las verdaderas intenciones tras la mirada penetrante de Carlos

-¿Quieres que te pague? -murmuró desconcertada, el pulso acelerándose bajo su piel

¿No se suponía que Isa me ayudaría? Seguro contactó al señor Allende y ahora Carlos intenta aprovecharse de la situación, reflexionó mientras el miedo se instalaba en su garganta

-¿El señor Allende sabe de esto? -susurró, tanteando peligrosamente el terreno que pisaba

La pregunta arrancó una risa burlona de Carlos, quien la observaba con la calculada paciencia de un depredador

-¿Me estás amenazando

-No, no, para nada -negó Paulina rápidamente, el miedo evidente en cada gesto nervioso de 

sus manos

¿Bromeas? ¿Amenazarte? ¿Acaso quiero morir? Si decides incriminarme, ni siquiera Isa podría salvarme, pensó mientras su rostro palidecía visiblemente

-No quise decir eso, solosolo-las palabras se atascaron en su garganta, incapaz de 

articular una excusa coherente

Abatida, bajó la mirada hacia el suelo. La sensación de impotencia envolvía cada centímetro de su ser, recordándole cruelmente su posición vulnerable

Carlos la contempló con deleite apenas disimulado, saboreando su evidente desesperación

-¿Solo qué

-Solo que no tengo dinero -confesó con voz apenas audible, las palabras escapando como 

una exhalación derrotada

La verdad era lamentablemente simple. Su huida precipitada de Puerto San Rafael no le había permitido llevar equipaje, y su breve estancia en París había culminado con la pérdida de su bolso durante la persecución

La sonrisa de Carlos se congeló momentáneamente ante aquella respuesta inesperada. Tras una breve pausa, respondió con tono insinuante

-Parece que me debes bastante

Paulina guardó silencio, el pánico filtrándose lentamente por sus venas

¿Bastante? ¿Y si no puedo pagar? Con todo lo que está pasando, ni siquiera si mamá saldrá 

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viva de Lago Negro. Si las cosas empeoran, podría volver a Puerto San Rafael como deudora de segunda generación, pensó mientras mordía nerviosamente su labio inferior

El hombre, ajeno a la espiral de ansiedad que atormentaba a Paulina, continuó con voz profunda

-No necesariamente tienes que pagar con dinero

Aquellas palabras la sacaron bruscamente de sus cavilaciones. Levantó la cabeza con un movimiento rápido, sus ojos dilatados por la sorpresa

-¿Entonces con qué puedo pagar? No tengo nada valioso -respondió, genuinamente desconcertada

Carlos apoyó su rostro en una mano, observándola fijamente. Sus ojos reflejaban una sonrisa enigmática que Paulina no supo interpretar, un brillo perturbador que le erizó la piel

-Piensa en algo que puedas ofrecer. Cuando lo decidas, podrás ver a tu madre -propuso, entrecerrando ligeramente los ojos

-¿No puedo verla primero? -preguntó con desesperación apenas contenida

La propuesta de Carlos la desconcertaba. En ese momento, su único pensamiento era encontrarse con su madre, confirmar con sus propios ojos que seguía viva

Carlos la miró directamente y sonrió con desdén

-No hago créditos

Paulina quedó paralizada, incapaz de replicar ante la contundencia de aquella negativa

Isabel se encontraba al borde del sueño cuando el insistente timbre del teléfono perturbó su descanso. Atendió la llamada con la consciencia nublada por el cansancio. Al otro lado de la línea, la voz de Sebastián Bernard la sorprendió completamente

-Isa, estoy en París. ¿Podemos vernos

Las palabras de Sebastián la dejaron perpleja. Nunca imaginó que tras su regreso a París tendría que enfrentarse nuevamente a él. Su mente, súbitamente despejada, procesaba aquella inesperada noticia

-¿Qué dijiste? ¿Estás en París

-Llegué hace una hora. Quiero verte -respondió él con una intensidad que traspasaba la distancia digital

Aquel quiero vertevenía cargado de una emoción que Isabel jamás había percibido durante su estancia en Puerto San Rafael. Una emoción que, lejos de conmoverla, le provocó un escalofrío involuntario que recorrió su espina dorsal

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Capitulo 631 

El sueño que minutos antes la envolvía se desvaneció por completo. Se levantó bruscamente en la cama, repentinamente alerta, mientras una risa nerviosa escapaba de sus labios

-¿Viniste a asistir a mi boda? -preguntó al teléfono, intentando que su voz sonara despreocupada mientras su mente calculaba velozmente las implicaciones de aquella inesperada visita

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Status: Ongoing Type: Native Language: Spanish
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