Capítulo 208
-¡No me queda de otra! ¡No tengo tiempo! -la voz de Patricio resonaba con frustración contenida—. Tú te quedas en casa cuidando y educando a los niños, ¿pero de verdad le has dedicado tiempo cuando regresa? ¿Le has tenido paciencia?
Carmen apretó los labios hasta formar una línea tensa. “Paciencia“, pensó con amargura. Claro que quería ser paciente, ¿pero cuándo Isabel le había dado la oportunidad?
Patricio se pasó una mano por el rostro, las arrugas de preocupación marcándose más profundamente en su frente.
-Ya, mejor ocupate de la casa por ahora. La empresa está pasando por problemas graves.
El cambio en el tono de Patricio hizo que Carmen se olvidara momentáneamente de su frustración. Un escalofrío le recorrió la espalda.
-¿Qué tan graves? -las palabras salieron de su boca antes de poder contenerse.
-Si seguimos así, nos vamos a la quiebra, ¿entiendes la gravedad del asunto?
-¿De… de verdad está tan mal? -Carmen sintió que el aire se le atoraba en la garganta.
Los nudillos de Patricio se tornaron blancos mientras apretaba el teléfono.
-La empresa está enfrentando algo muy serio esta vez. Todo apunta a que alguien nos está saboteando deliberadamente.
A estas alturas, para Patricio era imposible no ver la mano negra detrás de todo esto.
El corazón de Carmen dio un vuelco.
-¿Están saboteando al Grupo Galindo? ¿Serán los Bernard?
-No parece -Patricio dejó escapar un suspiro cargado de frustración. Varios de sus socios no tenían ninguna conexión con el Grupo Bernard.
La inquietud se instaló como una losa en el estómago de Carmen.
-¿Entonces podría ser Isabel? -susurró, el miedo filtrándose en su voz.
-¿Qué dijiste? -la voz de Patricio se tenso.
-Piénsalo bien -Carmen comenzó a jugar nerviosamente con el collar que pendía de su cuello-. Detrás de ella debe haber alguien poderoso. Su estudio facturó más de siete millones el año pasado. ¿De verdad crees que lo logró ella sola, sin un hombre respaldándola?
Al otro lado de la línea, Patricio frunció el ceño hasta que sus cejas casi se tocaron. La idea se instaló en su mente como una espina. ¿Podría ser realmente Isabel?
El aire frío de la mañana recibió a Isabel cuando llegó a su estudio. El sonido de su celular
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Capítulo 208
rompió el silencio. Era Esteban.
-Arréglate, voy por ti su voz sonaba suave, casi arrulladora.
-¿Eh? ¿A dónde me vas a llevar?
-A las aguas termales.
Isabel dirigió su mirada hacia la ventana. El cielo estaba cubierto por una espesa capa de nubes grises, y la neblina envolvía los edificios como un manto fantasmal.
Un día así era perfecto para las aguas termales, especialmente las de Sierra de los Géisers, famosas por sus propiedades curativas. Pero quedaban a las afueras de la ciudad, prácticamente en medio de la nada.
-Ando ocupada -protestó débilmente, aunque la tentación era evidente en su voz-. Y tú nomás provocándome.
La idea de sumergirse en las aguas cálidas era demasiado seductora, sobre todo después de que sus piernas hubieran vuelto a molestarla la noche anterior. Cada invierno se convertía en una tortura silenciosa.
La risa suave de Esteban flotó a través del teléfono.
-¿Y según tú tan ocupada con qué?
—¿Ya se te olvidó lo que te dije anoche? Tengo que hacer personalmente un diseño para un cliente importante.
-¿Qué tan importante?
-WanderLuxe Travels -el nombre salió de sus labios con un dejo de orgullo profesional.
Este proyecto era especial. No solo porque el presupuesto superaba varias veces las tarifas del mercado, sino porque, a pesar de no ser especialmente exigentes con los requisitos, Isabel se había propuesto entregar algo excepcional. El monto del contrato lo merecía.
-¿WanderLuxe Travels? -había un toque de diversión en la voz de Esteban-. Conozco bien al presidente. ¿Quieres que le pida unos días más de plazo?
-¿Conoces al presidente de Wanderluxe? -Isabel alzó una ceja. “¿Hasta dónde llegan sus conexiones?“, se preguntó,
-Bastante bien.
-No es necesario, en realidad yo…
-Alístate rápido la interrumpió Esteban con ese tono que no admitía discusión.
-Ya qué suspiró Isabel, resignada pero secretamente complacida.
Cerró la laptop que apenas habla encendido y la guardó en su bolso. Sierra de los Géisers estaba tan lejos que seguramente tendrían que pasar la noche allá.
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Capítulo 208
…
En el interior del Mercedes negro que atravesaba la ciudad, Lorenzo ajustó el espejo retrovisor para mirar a Esteban.
-La pierna de la señorita debería estar casi recuperada después de tantos años -comentó con ese tono paternal que reservaba para hablar de Isabel.
El recuerdo del diagnóstico médico seguía fresco en su memoria: durante el invierno, las aguas termales eran casi una necesidad. En sus años en Francia, Esteban la llevaba religiosamente cada temporada invernal.
Esteban mantenía la mirada fija en el paisaje urbano que desfilaba tras la ventanilla polarizada. -Anoche la escuché quejarse mientras dormía -murmuró, un destello de preocupación cruzando su rostro habitualmente imperturbable.
El clima siempre conseguía despertar esos viejos fantasmas del dolor.
Lorenzo contuvo la respiración por un momento, sus manos apretando ligeramente el volante.
-Por lo visto, las heridas antiguas son las más difíciles de sanar por completo.
Sus palabras flotaron en el aire del auto, cargadas de un significado que iba mucho más allá de la lesión física de Isabel.
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