Capítulo 346
-Claro, por supuesto que si -Dafne esbozó una sonrisa forzada-, ¿cómo no aprovechar una oportunidad para ganar dinero?
Dafne se sentó en el sillón individual junto a Agustín. El asistente les sirvió té a ambos y luego se retiró en silencio, cerrando la puerta detrás de él.
Dafne sonrio ligeramente, levantó la taza de té y dio un sorbo -¿Cómo planea colaborar el Sr.
Junco?
Agustín sacó dos carpetas de archivos.
-Estos son los casos que actualmente necesitan representación.
Le pasó las carpetas a Dafne.
Dafne las tomó -El Grupo Junco es una empresa tan grande, tú como presidente tienes un sinfín de responsabilidades, ¿y aún así te ocupas de estos pequeños litigios?
La verdad es que había un tono sarcástico en sus palabras.
Agustín no se inmutó, sonrió con calma y dijo -Trabajar con la Srta. Rosales no es un asunto
menor.
Dafne siguió revisando los documentos sin mostrar emoción alguna.
Empresas como el Grupo Junco manejaban contratos comerciales de millones de dólares, y las pruebas impresas podían ocupar desde miles de páginas hasta varias cajas; Agustín no podría llevar todos esos documentos consigo.
En las carpetas había información consolidada sobre los casos que el Grupo Junco quería delegar, incluyendo el tipo de litigio, las demandas y las pruebas principales, todo presentado de forma clara y concisa.
Cada caso tenía pruebas completas: contratos, extractos de pagos bancarios de cuentas corporativas, registros de conversación entre empleados de ambas empresas y varios recibos estaban meticulosamente preservados.
Casos con pruebas tan completas presentaban poco riesgo de litigio y altas probabilidades de éxito, el tipo de casos que a los abogados les encantaba manejar.
Dafne terminó de revisar la información y sonrió con un significado ambiguo -Gracias, Sr. Junco.
Agustín la miró, sus ojos reflejaban una ligera sonrisa -No hay de qué, Srta. Rosales.
Dafne asintió -Voy a pedirle a mi asistente que imprima el contrato de representación, espere un momento aquí.
-De acuerdo.
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Capitulo 346
Dafne se levantó y salió de la sala.
Apenas salió al vestíbulo, vio a todo el mundo reunido alrededor de una mesa.
Olivia, al verla, exclamó emocionada -¡Srta. Rosales, hoy Lucas nos invitó a todos a café! ¡Qué generoso, compró Starbucks!
Dafne sonrió, médio en broma -Este socio sabe cómo hacer las cosas.
Inés se acercó sigilosamente a Dafne y le susurró -Dafne, creo que vi al Sr. Junco, ¿no me equivoco? ¿La persona en la sala es él?
Inés había quedado impresionada la primera vez que vio a Agustín, y después de presenciar la interacción afectuosa entre Agustín y Dafne en un bar, se convirtió en una ferviente partidaria de su relación. Además, después de que Agustín ayudó a encontrar un donante de médula compatible que salvó la vida de Yolanda, Inés le estaba muy agradecida.
En resumen, ella apoyaba firmemente a la pareja Agustín–Dafne.
Dafne asintió.
Inés estiró el cuello para mirar hacia la sala detrás de Dafne -¿El Sr. Junco ha venido a reconciliarse contigo?
Dafne le lanzó una mirada y le dio un golpecito suave en la cabeza -¿Qué te pasa por la cabeza? Sr. Junco está aquí para hablar de negocios.
-¿Qué tipo de negocio requiere que el Sr. Junco venga en persona? ¿Es nuestro bufete tan importante? -Inés sonrió con complicidad hacia Dafne-. Los que saben, saben.
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