Capítulo 345
-¿Ni una oportunidad? -preguntó Lucas en un tono bajo y difícil.
Dafne casi pensó que había escuchado mal.
¿Cómo podría Lucas decir algo así?
Cuando pasaban tiempo juntos, nunca sintió que Lucas tuviera un interés especial por ella.
Tal vez estaba siendo presionado para casarse y quería encontrar a alguien para conformarse. Ella apareció en su vida en ese momento y por eso Lucas hizo esa pregunta.
Eso era lo que Dafne se decía a sí misma.
Ante la pregunta de Lucas, Dafne no sabía qué decir. Después de pensarlo, solo pudo decir dos palabras:
-Lo siento.
El corazón de Lucas se hundió.
-No importa, digamos que fueron tonterías de alguien que ha bebido demasiado -dijo Lucas con una voz ligeramente ronca-. Descansa, buenas noches, Srta. Rosales.
-Buenas noches.
Dafne colgó el teléfono.
Lucas bajó la mirada para observar la llamada finalizada.
Su corazón dolía.
Rechazado otra vez.
¿Cómo no iba a sentir nada?
Solo había espacio para una persona en su corazón.
Esa persona, sin embargo, nunca lo vería.
Al día siguiente, después del desayuno, Dafne subió a la habitación de Jana para acompañarla a pintar.
Sacó un pasador rosa que le había comprado a Jana.
-Jana, este es un pequeño regalo de tu hermana. ¿Te gusta?
El pasador era del mismo estilo que el que le había regalado a Natalia.
Cuando lo compró, supò que a su hermana le encantaría ese pasador rosa brillante.
Y como esperaba, los ojos de Jana’brillaron como estrellas, llenos de sorpresa.
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-¡Guau, qué bonito! Gracias, hermana.
-Ven, déjame ponértelo -Dafne colocó el pasador en el cabello de su hermana-. Queda precioso.
Clara decía que el estado de ánimo de Jana había mejorado mucho, y el cambio más notable era que ya no hablaba en sueños ni se despertaba llorando.
Dafne sintió que su culpa se aliviaba un poco.
Almorzaron en casa de la familia Rosales. Clara cocinó una gran mesa de platos que a Jana y
Dafne les encantaban.
Todo el domingo, Dafne lo pasó en casa de la familia Rosales jugando con su hermana.
Esa noche, Dafne se quedó a dormir allí.
A la mañana siguiente, se levantó temprano y condujo de regreso al bufete de abogados.
Al ver a Lucas, Dafne lo saludó con naturalidad.
-Buenos días, Lucas.
Lucas sonrió y respondió:
-Buenos días.
La atmósfera entre ellos era como siempre, como si lo que ocurrió esa noche no hubiera pasado.
Dafne se dirigió a su oficina y pronto se sumergió en su trabajo.
Acababa de terminar una demanda cuando la recepcionista llegó a la puerta.
-Srta. Rosales, un cliente la está buscando.
Dafne se sorprendió, no tenía clientes programados para hoy.
Se levantó y fue a la sala de reuniones.
Abrió la puerta y vio esa cara familiar.
Dafne frunció ligeramente el ceño.
-¿Sr. Junco, en qué puedo ayudarle?
Agustín llevaba un traje azul grisáceo. Sus rasgos eran afilados y su expresión era impasible, irradiando una natural elegancia y distinción.
Al ver a Dafne, sus ojos fríos se suavizaron instantáneamente y movió los labios para saludarla.
-Buenos días, Srta. Rosales.
Dafne frunció el ceño.
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Capitulo 345
Agustin la miró fijamente, con un leve toque de arrogancia en su mirada.
-He venido a contratar su bufete para varios casos.
Dafne se quedó en silencio.
-Si no me equivoco, su compañía tiene un equipo de abogados de élite, ¿no? -respondió Dafne con un tono hosco.
-Por supuesto -respondió Agustín con una media sonrisa-, pero yo quiero trabajar con la Srta. Rosales. ¿No es posible?
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