Capítulo 669
Isabel miró el desastre en la habitación, y luego su mirada se posó en la mancha roja sobre la
cama.
Volteó, observando a Vanesa con una expresión complicada:
-Hermana, tú…
-La primera vez, y con ese cabrón de Dan ni siquiera pasó. Antes, cuando estábamos bien, pensaba que sería después de casarnos.
Al mencionar a Dan, el tono de Vanesa estaba lleno de indiferencia. Pero al pensar que había perdido su primera vez de manera tan confusa, su enojo estaba a punto de hacerla estallar. Solo quería encontrar a ese desgraciado y hacerlo pagar.
Isabel estaba un poco sorprendida. Sorprendida de que, cuando ella y Dan estaban bien, nunca hubiera pasado nada. En ese entonces, su relación parecía muy sólida.
Vanesa tomó el vaso de agua frente a ella y dio un sorbo:
-¡Maldita sea! Ahora ni siquiera sé quién se llevó mi primera vez.
Había aún más ira en la voz de Vanesa al decir esto. Isabel miró nuevamente a Vanesa,
notando las marcas rojas en su cuello:
-Ahora lo importante es encontrar a esa persona.
No importaba quién fuera, tenían que encontrarlo. Vanesa asintió:
-Sí, hay que encontrarlo.
¡Maldita sea!… Esta situación era increíblemente frustrante.
Isabel preguntó:
-¿Quién te trajo a la habitación anoche?
-Bianca, la conoces. Ya hablé con ella por teléfono. Dijo que cuando me llevó a la habitación,
no había nadie allí.
Vanesa se enfureció aún más al recordar esto.
¡Maldita sea! ¿Qué clase de situación era esta? Esto era el colmo.
Isabel preguntó:
-¿Y qué dijeron los de seguridad? ¿Que las cámaras no funcionan?
-Sí, justo eso. ¿Puedes creer que se dañaron justo en ese momento?
Vanesa estaba fuera de sí de la rabia. Todo lo que quería era encontrar a ese desgraciado y hacerlo pagar, pero ni siquiera podía encontrarlo.
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Capitulo 669
Isabel comentó:
-Es bastante sospechoso.
No solo Vanesa pensaba que lo de las cámaras era extraño, Isabel también lo veía así.
Diez minutos después, el gerente del hotel llevó al personal de seguridad encargado de las cámaras a la habitación, tal como Vanesa había solicitado. Isabel sacó una pistola de su bolso y la colocó sobre la mesa.
Su mirada, fría y desafiante, se dirigió al personal de seguridad. Al ver la escena, tanto el gerente como el personal de seguridad palidecieron.
Vanesa, al ver a Isabel sacar el arma, no pudo evitar que se le torciera la boca:
-¿Por qué sigues llevando eso contigo?
Esa pistola se la había regalado a Isabel después de un incidente de secuestro. Desde entonces, no la había vuelto a ver con ella. Pero al escuchar que algo andaba mal en su llamada, Isabel había venido preparada. Vanesa se sintió conmovida de inmediato.
El gerente del hotel, con tono ansioso, dijo:
-Señorita Allende, ¿qué pretende con esto?
Sabiendo que pertenecían a la familia Allende, el gerente del hotel hablaba con especial cortesía, e incluso un toque de miedo. La situación era como estar entre la espada y la pared. Si revelaban algo sobre lo que había sucedido con las cámaras, estaban en peligro mortal. Pero si no daban una buena explicación aquí, parecía que tampoco saldrían vivos de esa
habitación.
Isabel, recostada perezosamente en el sofá, dejó que sus dedos se posaran sobre su abdomen: -Digan, ¿quién borró las imágenes del monitoreo?
El gerente del hotel y el personal de seguridad, al escuchar esto, palidecieron aún más. Vanesa, al escuchar a Isabel, la miró sorprendida:
-¿Borraron las grabaciones?
¡Carajo! ¿Cómo se atreven a hacer algo así sin considerar de quién se trata?
¡Maldita sea!
El personal de seguridad, empapado en sudor, respondió:
-Señorita Allende, las cámaras realmente se dañaron.
En ese momento, tanto el personal de seguridad como el gerente del hotel deseaban llorar. No se atrevían a decir la verdad.
Isabel los miró con una mirada helada, sin decir una palabra. El personal de seguridad insistió:
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Capitulo 669
-De verdad se dañaron.
Por dentro, ya había derramado muchas lágrimas. ¿Qué había hecho para merecer esto? enfrentar a personas tan implacables. Pero al recordar las amenazas hacia su familia, sabía que estaba atrapado.
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