Capítulo 675
Después de todo, la noche anterior había sido su primera experiencia de ese tipo, y Carlos, siendo un tipo tan grande, había perdido el control por completo.
Eso de ser delicado y considerado, claramente no era lo suyo.
Al ver su carita llena de lágrimas, Carlos se acercó y se sentó al borde de la cama, levantándola con cuidado para abrazarla.
-¡Ah! -exclamó Paulina.
Ese movimiento repentino le hizo sentir más dolor en la zona afectada, y no pudo evitar soltar un quejido mientras las lágrimas corrían por su cara.
Este tipo, ¿por qué era tan bruto?
Carlos, al escuchar su quejido de dolor, se detuvo un momento, con el ceño fruncido.
-¿De verdad duele tanto?
Acostumbrado a andar siempre al filo del peligro, para él las heridas eran cosa de todos los
días.
Por eso, desde su perspectiva, una herida que ni siquiera sangraba no era gran cosa.
Al escuchar el tono indiferente de Carlos, Paulina se sintió aún más agraviada. Aspiró por la nariz y decidió no decir nada más, pero las lágrimas no dejaban de caer.
Al verla llorar de esa manera, algo en el pecho de Carlos se movió, una emoción que nunca había experimentado antes.
Y fue esa misma emoción la que lo llevó a extender la mano, usando el pulgar áspero para limpiar las lágrimas de su mejilla.
-¿En serio duele tanto?
Su tono se suavizó un poco, no mucho, pero al menos ya no tenía la frialdad de antes.
Paulina, sollozando, asintió con la cabeza.
-Sí, duele mucho.
En ese momento, hasta mover un poco las piernas le resultaba insoportablemente doloroso.
Ella era pequeñita de por sí, cuando se paraba junto a Isabel, Isabel le sacaba media cabeza.
Y ahora, en los brazos de Carlos, que era un tipo alto y corpulento, parecía una niña chiquita.
Con el cabello húmedo pegado a su cara, lucía aún más desvalida. Carlos extendió la mano para acomodarle el cabello detrás de la oreja.
1/3
20-470
Capitulo 675
-La primera vez siempre duele para las chicas, después ya no.
Paulina: “i¿Qué?!”
¿Después no duele? Pensando en la fuerza de Carlos y la enorme diferencia entre ellos, Paulina no pudo evitar estremecerse de pies a cabeza.
Ella sentía que esa diferencia era insalvable.
Así
que cuando Carlos decía que después no dolería, estaba claro que solo estaba mintiendo…
-¿Qué pasa?
Al ver que Paulina no respondía, Carlos arqueó una ceja.
Paulina, tomando el borde de la bata de Carlos, dudó.
-Anoche dijiste que hoy me dejarías ver a mi mamá.
Cuando leía libros, siempre mencionaban que no se debía confiar en lo que un tipo decía en la
cama.
Pero ella le creyó…
Si Carlos de verdad se atrevía a engañarla, entonces ella… ¿qué haría?
Pensando en todo lo que había pasado en ese tiempo y en que el sujeto que la abrazaba era como un lobo feroz, Paulina sintió que no tenía manera de enfrentarlo.
De repente, se dio cuenta de que, además de llorar, no había mucho que pudiera hacer.
Carlos asintió.
-Sí, ya está arreglado, antes de la noche tu madre debería venir a verte.
-¿De verdad?
Al escuchar eso, la carita de Paulina se iluminó con una emoción contenida que no podía
ocultar.
Después de todo, había estado separada de su madre por tanto tiempo, sin poder comunicarse con ella.
Carlos: “¿Te mentiría?”
Paulina negó con la cabeza.
-No, tú eres el mejor.
¡Madre mía!
Si hubiera sabido que él tenía la manera de hacer que viera a su mamá, no habría tenido que pedirle a Isa que diera mil rodeos.
Aunque antes no conocía bien a Carlos, y en realidad, todavía no lo conocía tanto.
2/3
20:47
Al ver que de repente se animaba, Carlos sonrió ligeramente.
-¿Soy el mejor?
El tono del tipo claramente tenía un toque de picardía. Paulina asintió.
-Sí, eres muy bueno, muy bueno.
Al final de cuentas, las palabras bonitas siempre funcionan, y no se puede negar que surtieron efecto en Carlos, quien esbozó una sonrisa.
Justo cuando Paulina pensaba en decirle más cosas lindas, el celular de Carlos comenzó a
sonar.
En el momento en que Carlos tomó el celular, Paulina, instintivamente, intentó salir de su abrazo para apartarse.
En todo este tiempo, sus metidas de pata ya habían hecho que la gente alrededor de Carlos sospechara que era una infiltrada.
Y si llegaba a escuchar algo confidencial de Carlos, seguro que pensarían que lo había hecho a propósito.
Pero apenas se movió, el dolor fue insoportable…
La noche anterior había sido un verdadero desastre para ella.
Si no fuera porque Carlos la sostuvo a tiempo, se habría caído al suelo.
-Puedes quedarte aquí mientras atiendo esta llamada.
3/3
20:47