Capítulo 679
Vanesa Allende llegó con su gente, dispuesta a dar vuelta medio París buscando el paradero de Dan Ward.
Ayer, Dan había dicho que hoy estaría presente para verla firmar el divorcio.
Pero hoy, simplemente no contestaba el teléfono…
Vanesa ya estaba enojada, y tener que buscarlo solo avivó su furia.
En un elegante club social.
Vanesa apareció furiosa en la puerta de una suite privada, con una veintena de guardaespaldas siguiéndola.
Al llegar a la entrada, escuchó el sonido de cartas de rummy siendo barajadas y movidas.
Vanesa: “…”
Su expresión, ya cargada de enojo, se volvió aún más sombría.
¡Maldito!
¿Ese desgraciado se mete en este lío y todavía tiene el descaro de jugar rummy? ¿Acaso cree que con acostarse conmigo, me voy a lanzar a divorciarme de Yeray Méndez?
¿Así que se siente tan tranquilo para jugar rummy?
Mientras jugaban, un grupo de tipos discutía sobre Vanesa: “Oye, ¿te acuerdas cuando la princesa Vanesa te seguía por todas partes? ¿Cómo es que terminó casándose con ese ricachón de Yeray?”
-Sí, Morris, ¿crees que Vanesa lo hizo para darte celos?
En el círculo de Dan, todos pensaban que Vanesa estaba perdidamente enamorada de él.
Dan permanecía en silencio.
Otro compañero añadió: “A mí me parece natural que se haya enojado después de lo que
hiciste.”
-Cuando te fuiste, ella estaba locamente enamorada de ti. No alcanzaste a ver cómo casi se
vuelve loca.
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Vanesa ya estaba furiosa por lo ocurrido la noche anterior.
Y al escuchar “después de lo que hiciste“, perdió el control.
¿Qué era eso de “lo que hiciste“?
¿Resulta que este maldito había fingido su muerte?
Cuanto más pensaba, más se enfurecía…
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Capitulo 679
Especialmente viendo a Dan jugando rummy, mientras hablaba de lo loca que estaba por él.
¡Al diablo!
Vanesa estaba al borde de la explosión, y dio una patada feroz a la puerta de la suite.
La puerta corrediza de madera cayó al suelo con un gran estruendo.
El ambiente animado dentro de la suite.
De repente, el sonido de las cartas y las charlas se detuvieron en seco, y todos miraron hacia la
puerta.
¿Quién se atreve a derribar la puerta?
Al ver que era Vanesa, con una expresión de furia, todos contuvieron la respiración y miraron a
Dan.
Dan estaba sentado de cara a la puerta y al ver a Vanesa, un destello de confusión cruzó por sus ojos.
Antes de que pudiera levantarse.
Vanesa alzó la mano y ordenó: —¡Denles una lección!
Los cuatro hombres: “¡¡¡!!!”
Sin dejar que reaccionaran, los veinte guardaespaldas de Vanesa se lanzaron al ataque.
Vanesa añadió con una voz cargada de rabia: -¡Golpéenlos con todo! ¡Acábenlos!
El tono de su voz dejaba claro que su furia estaba a punto de estallar.
La suite no era muy grande.
En un espacio de unos 50 metros cuadrados, los veinte y tantos hombres causaron un caos
total.
Aunque los cuatro tenían buena destreza, ser atacados por tantos al mismo tiempo era
abrumador.
En medio de la confusión.
Vanesa se abrió paso y agarró a Dan, propinándole una paliza. -¿Te sientes orgulloso engañándome?
-¿Te parece divertido?
Los puños de Vanesa caían como lluvia sobre la cabeza y cara de Dan.
Estaba usando toda su fuerza.
Tras unos cuantos golpes, ya había hecho sangrar la boca de Dan.
La suite era un caos, y cuando Vanesa lanzó otro puñetazo, Dan logró detener su muñeca con
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-¿Qué demonios te pasa?
Dan, aturdido por los golpes, se enfureció al ver la locura de Vanesa.
Vanesa: -¿Que qué me pasa? ¿No te das cuenta?
-¿Me engañas y luego te haces el tonto?
Llena de ira, Vanesa volvió a alzar el puño, dispuesta a golpear a Dan de nuevo.
Dan no sabía qué había pasado.
Primero había recibido los golpes de los guardaespaldas de Vanesa, y ahora ella misma lo estaba golpeando como una loca.
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