Capítulo 683
Oliver vio que Yeray estaba a punto de marcar el número de Vanesa y, sin pensarlo dos veces, le arrebató el teléfono de un tirón.
-¿Qué estás haciendo? ¿De verdad quieres que todos acabemos en la sala de emergencias?
La ansiedad se apoderó de Oliver.
Aunque no había visto el video de cómo Vanesa había tomado represalias por lo de anoche, ya sentía un nudo en el estómago.
Ahora, viendo la actitud de Vanesa, ni pensarlo se atrevía a admitir nada.
-Güey, esto se está poniendo serio, puede haber muertos.
Yeray lanzó una mirada helada a Oliver, apretando los labios sin decir palabra.
Oliver estaba al borde de las lágrimas.
-Ya todo está enredado, y si tratamos de aclararlo, solo empeorará.
Al reflexionar, se dieron cuenta de que lo mejor hubiera sido solo largarse ellos, ¿pero por qué se les ocurrió llevarse a Yeray también?
Traerlo con ellos solo lo haría sentirse humillado.
En retrospectiva, ciertamente fue vergonzoso, pero en ese momento estaban tan espantados que no había tiempo para pensar en esas cosas.
Axel se frotó las manos, incómodo.
-Mira, compadre, ya todo está dicho y Dan ya cargó con la culpa, dejemos que siga así.
Oliver asintió.
-Sí, mejor que siga así.
-Además, ¿no escuchaste lo que dijo Vanesa al final del video? Que lo va a golpear cada vez que lo vea. Dan seguro no se atreverá a acercarse a ella de nuevo.
Solo le bastó una vez para terminar en emergencias. Si le pasa más veces, ¿de verdad no le importa su vida?
Si tiene un poco de amor propio, ni se acercará a Vanesa otra vez.
Así que, al menos para ellos, el asunto estaba solucionado.
Oliver se había hecho una idea muy optimista de la situación.
No consideró que Dan, golpeado sin razón aparente, no lo dejaría pasar tan fácil.
Lo más importante es que, por su actitud reciente, no parecía haber superado sus sentimientos
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por Vanesa.
Por lo tanto, el asunto no estaba del todo resuelto.
Isabel y Esteban Allende revisaban los detalles del lugar de la boda; el organizador tomó nota de sus opiniones.
La señora Blanchet había organizado personalmente el evento, y a Isabel le encantaba.
Una vez concluida la reunión, Isabel se sentó en el salón a tomar agua, cuando su celular vibró
con un nuevo video.
Isabel lo abrió y apenas le echó un vistazo, escupió el agua con un “ipff!” de sorpresa.
Esteban llegó justo cuando ella estaba en ese estado.
Se acercó rápidamente, agarrando una servilleta de una mesa cercana, y con tono cariñoso pero con un toque de reproche, dijo:
-¿Qué pasó? ¿Cómo logras ahogarte bebiendo agua?
Isabel le pasó el celular.
-Mira esto.
-¿Qué es?
-A Dan casi lo matan a golpes.
Esteban dejó escapar un suspiro al ver el video, sin misericordia alguna.
Cuando Vanesa se había ido de la casa de los Allende, la forma en que arrancó el carro ya mostraba su furia.
En ese momento, parecía claro que Dan iba a pasarla mal.
Y, en efecto…
Vanesa tenía muy claro a quién amaba y a quién detestaba, y no iba a dejar pasar el pasado con Dan.
Al oír a Isabel mencionar a Vanesa, los ojos de Esteban se entrecerraron.
Echó un vistazo rápido al video.
Desde que oyó la historia de Vanesa, su expresión había sido sombría, pero ahora se sentía aliviado.
Viendo cómo Vanesa manejó la situación, como hermano, no tenía mucho de qué preocuparse. -Vamos, te invito a comer algo.
-Mejor en casa. Hace rato el mayordomo llamó y dijo que preparó mi comida favorita.
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Además, no tardarían mucho en llegar a casa.
Isabel prefería comer en su hogar.
-Está bien, como digas.
Esteban le tomó la mano y la guió hacia la salida.
Media hora después.
Regresaron a casa, y Vanesa ya había vuelto. Después de darle una paliza a Dan, su enojo había disminuido bastante.
En ese momento, estaba pidiendo medicinas al médico.
-Sí, creo que me lastimé bastante, me duele un montón.
Vanesa no solía quejarse de dolor.
Si ella decía que le dolía, era evidente que la noche anterior no hubo compasión alguna.
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