Capítulo 579
-Gracias–musitó Luciana al acercarse, con la voz cargada de una sincera gratitud. Para ella, todo lo que él había hecho era impensable.
Con su propia capacidad, jamás habría logrado el peritaje forense de manera tan rápida. Aunque se le hubiera ocurrido esa idea, el proceso habría sido larguísimo y, para cuando obtuviera resultados, quizá ya no habría vuelta atrás. Pero para Alejandro, era tan sencillo como mover un dedo.
Lo miró con admiración, levantando el rostro para alcanzar su mirada dada la diferencia de estatura. Luciana no se daba cuenta de la expresión que tenía, pero Alejandro sí notó ese brillo de asombro en sus ojos. Sonrió con un deje de orgullo y se inclinó un poco hacía ella, acortando la distancia.
-¿Te parece que soy muy capaz? -preguntó con un matiz pícaro en la voz.
-¿Eh? -Luciana parpadeó, algo confundida. ¿Estaría malinterpretando las cosas o la situación realmente sonaba un poco rara? Además, sentía el aliento de Alejandro tan cerca que sus mejillas comenzaron a arder. Desvió la mirada con discreción.
-Sí… —musitó en voz apenas audible.
Alejandro notó su reacción y quedó un instante pasmado, preguntándose si Luciana estaba…. ¿ sonrojada?
-¡Luciana! —La voz de Luisa irrumpió de pronto, entre lágrimas, corriendo hacia ellos.
Sin pensarlo, Alejandro sujetó la mano de Luciana y la hizo retroceder para protegerla, con una actitud muy clara de “no toques a mi esposa“.
–Te advierto que mantengas tu distancia -soltó con firmeza—. ¡Aléjate de mi mujer!
Luisa se detuvo en seco, atónita, con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Qué crees que voy a hacerte? Solo quiero rogarte a ti, Luciana, que me perdones…
Alejandro soltó un bufido desdeñoso, ni siquiera necesitaba que Luciana hablara.
-¿Acaso pensaste en perdonarla a ella cuando la acusaste falsamente? Sin mi ayuda, esta calumnia te habría salido perfecta… ¿verdad?
-Yo… -Luisa vaciló y luego miró directamente a Luciana-. ¡Por favor! Ahora que todo terminó, ¿por qué seguir persiguiéndome de esta forma? Fuimos compañeras y hasta compartimos habitación….
Luciana frunció los labios, con gesto pensativo. Parecía un poco conmovida por las súplicas,
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Capitulo 579
así que Alejandro intervino de inmediato:
-Luciana, no le hagas caso.
-Tranquilo, lo sé–ella sonrió débilmente y se dirigió a Luisa-. Lo siento, pero la sanción que recibiste es una decisión de la universidad. Cuando te prestaste a engañar, sabías bien las consecuencias si te descubrían.
-¿De verdad eres tan… tan cruel? -Al ver que nada funcionaba, Luisa la miró con rabia.
-¡Cállate! -espetó Alejandro, intentando contener su creciente enojo. Normalmente, no se tomaba la molestia de discutir con desconocidos, pero cuando se trataba de Luciana, no podía quedarse callado. ¿De verdad te atreves a llamar “cruel” a quien se defiende de ti? ¡Qué irónico!
Con un tono gélido, continuó:
-Si sigues molestando a mi esposa, no dudaré en llevarte ante la justicia.
Luisa retrocedió asustada, mirando a Alejandro con horror. Entre sollozos, intentó una última
carta:
-Señor Guzmán… ¿No podría perdonarme por lo que ocurrió aquella noche? Después de todo, me “tuviste en cuenta” en Macroplaza…
Su voz sonaba como la de alguien que se siente abandonada, cual una ex amante despechada. Luciana la observó, perpleja, luego volteó a ver a Alejandro. Entonces… ¿ya se conocían de antes? Y lo que insinuaba Luisa sonaba bastante comprometedor.
Al advertir la mirada de Luciana, Alejandro se puso tenso.
-¡Basta de tonterías! -exclamó, con gotas de sudor frío asomando. Quería aclarar la situación de inmediato. ¡No tengo idea de quién eres!
-Señor Guzmán… -Luisa sollozó con un aire lastimero-. La otra noche, en Macroplaza… ¿De verdad ya lo olvidó?
Alejandro frunció el ceño, y de pronto lo recordó: en una fiesta, con Salvador y los demás, bailó con alguien. ¿Era ella?
-¿Y qué con eso? -replicó con un marcado desdén-. Comprarte un baile no significa que seamos cercanos. Si así fuera, tendría miles de “amigas” por el mundo.
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