Capítulo 64
Luisa sonrió mientras le entregaba su bolso a Carolina: -Aquí tienes, si vas a revisar, adelante
hazlo.
Al ver la actitud tan despreocupada de Luisa, Carolina se quedó por un momento
desconcertada.
¿Será que Luisa se dio cuenta y sacó la pulsera?
Miró a Luisa con desconfianza y vio que ella sonreía despreocupada.
Esa sonrisa tenía algo raro, algo inexplicable.
Luisa le tendió el bolso.
Pero Carolina dudó.
Sentía que Luisa le había preparado una trampa, esperando que cayera en ella.
Seguía pensándolo.
En ese preciso momento, Sofía le arrebató furiosa el bolso a Luisa, abrió la cremallera y vació todo el contenido, que cayó esparciendo su contenido al suelo.
La pulsera de ónix azul de Van Cleef & Arpels rodó fuera del bolso.
Sofía la levantó y, furiosa, gritó: -¿Sigues diciendo que no robaste? ¿Qué es esto mira? ¡ Seguro que este bolso de Chanel también lo robaste!
Un murmullo de asombro recorrió la multitud.
Carolina, al ver que la pulsera caía del bolso de Luisa, suspiró aliviada.
La cremallera de este bolso tenía un pequeño espacio en ambos lados; ella había metido cuidadosa la pulsera por allí.
Afortunadamente, Luisa no lo había notado.
Carolina estaba a punto de reaccionar, pero en ese momento la multitud, que se había formado en círculo, de repente se apartó, dejando un leve espacio.
-¿Qué fue lo que robaron?-Fernando apareció entre la gente, haciendo mala cara.
¿Alguien se atrevió a robar en la familia López?
¿De verdad no valoran su vida?
-¡Presidente Fernando, mira fue ella! -Carolina señaló a Luisa, furiosa.–¡Ella me robó la
Capitulo 64
pulsera! ¡Tienes que hacer algo al respecto!
Fernando miró hacia donde Carolina señalaba y se cruzó justo con la mirada de Luisa.
Luisa sonrió con una mirada traviesa y le hizo un gesto con la mano: -Hola, primo.
El murmullo de la multitud se desvaneció en segundos.
Silencio.
Un silencio largo y pesado.
Luisa fue la primera en romper la extraña calma del lugar.
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Señaló despectiva la pulsera de ónix azul que Sofía sostenía en la mano y, fingiendo estar confundida, dijo: -Primo, dicen que robé esa pulsera, me acusaron en público. ¿En serio crees que yo sería capaz de robar esa cosa tan barata? ¿De verdad me tomarías por alguien tan vulgar?
Carolina palideció, rígida, retrocediendo dos pasos, mirando a Luisa con cierta incredulidad. ¿Tú… tú eres entonces la prima del presidente Fernando?
–
Carlos, que seguía a Fernando, experimentó un instante de desconcierto. El estuche de regalo tenía en las manos cayó con violencia al suelo, y el collar de diamantes rosados rodó fuera de la caja.
que
Escuchar que Luisa le llamaba “primo” a Fernando hizo que Carlos perdiera por completo la capacidad de pensar. Su sangre se heló, y todo se ensombreció a su alrededor. Estaba a punto de caer.
Luisa le dijo algo más a Fernando, pero Carlos ya no pudo oírlo. En ese momento, parecía que todos los sonidos se desvanecían a su alrededor y sus oídos dejaron de funcionar de manera
temporal.
Sofía también tenía una expresión de incredulidad: -¡No puede ser! ¡Definitivamente no puede ser! ¿Cómo es posible que seas la prima del presidente Fernando? ¡Si tú eres hija de la sirvienta!
Luisa, sentada cómoda en el sofá con una pierna cruzada y una mano sobre su mejilla, sonrió maliciosa mientras miraba a Sofía.–Lo siento mucho, ¿te decepcioné?
Fue entonces cuando Fernando finalmente reaccionó: ¡la ladrona de la que hablaban era Luisa!
Su rostro se transformó, y su voz adquirió un tono siniestro y amenazante: -¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo se atrevieron a venir a mi casa a difamar a mi prima? ¿Acaso les gusta jugar con su vida?
-No… no es así… presidente Fernando, escúcheme… déjeme explicar… lo que pasó fue…- Carolina asustada tartamudeó.