El Secreto de Mi Prometido 68

El Secreto de Mi Prometido 68

Capítulo 68 

Carlos miró la luz del sol que entraba por la ventana, bajó con profundo dolor la mirada y, con voz baja, dijo: -Luisa

Santiago, sorprendido, levantó la voz: -¿Qué? ¿Luisa? ¿Se va a comprometer? ¿Con quién

-¿con quién no importa.La voz de Carlos sonaba impregnada de una locura obsesiva y total. -No voy a permitir que se comprometa con ese hombre, jella tiene que ser mía! ¡Solo mía! ¡La voy a recuperar

-Eh..,Santiago, atónito y sin palabras por un momento

Después de un largo rato, cauteloso, se atrevió a hablar: -Carlos, ¿no crees que esto es inmoral

Carlos se rio de forma siniestra: -¿Inmoral? Yo no quiero moral, solo quiero que ella esté a mi lado

Santiago, al escuchar eso, quedó mudo

No puede ser, hermanoCuando ella estuvo contigo, la trataste como a una basura

Cuando tu primer amor regresó al país, volviste a estar con ella

¿Ahora que terminaron y ella ya casi está comprometida, vienes a hacerte el sentimental

Y encima de todo dices que no te importa la moral, solo que esté a tu lado

Es increíble

Simplemente algo increíble

Santiago abrió la boca, suspiró profundo y dijo: -Hermano, nunca he robado a la prometida 

de otro, así que no mucho de este tema. Cada uno en su campo. Te deseo suerte

Fin de semana

Villa La Serena

Andrés le hizo el almuerzo a Luisa

Después de comer, Luisa comentó: -He quedado con unos compañeros para ir a visitar a un colega que está en el hospital por las heridas que sufrió

-¿Es la víctima del incidente con el cuchillo

Capitulo 68 

Luisa contestó: -Sí, voy con algunos compañeros del departamento legal. También tengo que comprar flores, frutas y algunos suplementos para él

Andrés respondió: -Deja que mi asistente se encargue de eso

Luisa no se negó: -Está bien

Alejandro llegó en auto para recogerla

–Presidente Andrés, aquí están todas las frutas, las flores y los suplementos que usted pidió

Alejandro diligente abrió el maletero del RollsRoyce, donde estaban los artículos que Luísa 

necesitaba

–Mmm, está bien.Andrés agradeció

Luisa sonrió y dijo: -Gracias, Alejandro

Alejandro sonrió: -No es nada

Quince minutos después, el RollsRoyce se detuvo justo frente al hospital

Luisa bajó del auto, se acercó al maletero y sacó la canasta de frutas

Cuando el RollsRoyce se alejó, Mariana se acercó y, sorprendida, exclamó: -Vaya, abogada Luisa, ¿no me equivoqué? ¿Acabas de bajar de unRollsRoyce

Luisa se malhumoró: -¿Y qué pasa

Mariana sonrió de forma extraña: -No lo había notado, abogada Luisa

Ricardo, un compañero de trabajo, miró curioso: -¿Y quién era esa persona, abogada Luisa

Luisa, sincera, respondió: -Mi novio

—¿Novio? ¡Jajajajaja!—Mariana dijo con un tono bastante irónico: -Ya entendemos

Luisa no le prestó atención alguna a sus comentarios absurdos, levantó la canasta y dijo: -Voy 

a ver a Tomás

Luisa se alejó a paso largo, y Mariana, mirando su figura, le murmuró a Ricardo: -Ese que venía en el RollsRoyce seguro es el jefe oculto de Luisa, sabes no me lo esperaba, parece que 

ella está siendo mantenida

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