Capítulo 71
-¡La desgraciada sabe correr! -Javier seguía de cerca.
Andrés tiró de Luisa hacia atrás, levantando la mirada para dirigir una mirada aterradora a los dos tipos frente a él.
-¿Eres el presidente Andrés?-Javier se detuvo en seco, visiblemente sorprendido.
El presidente Adrián vio que Andrés había colocado a Luisa justo detrás de él y, al instante, comprendió que la situación definitivamente se le había escapado de las manos.
¿Esta Luisa conocía a alguien como Andrés?
En Puerto Bella, ¿quién no querría agradar y ganarse el favor de la familia Martínez? Al menos estos dos eran los jefes de una gran empresa. Aunque no estuvieran al nivel suficiente como para relacionarse directamente con la familia Martínez, sí conocían muy bien al heredero y presidente del Grupo Martínez.
Andrés mantenía la mandíbula tensa, y su rostro reflejaba la inminente presión, como si una tormenta estuviera a punto de desatarse.
Adrián apresurado adoptó una sonrisa servil.–Presidente Andrés, ¿conoce usted a la señorita Luisa?
Andrés no perdió tiempo con conversaciones estúpidas. Con solo escuchar las groserías que los tipos habían dicho antes, ya no necesitaba hacer preguntas.
Le hizo una señal a sus guardaespaldas.
Los cuatro guardaespaldas comprendieron enseguida la orden al instante y procedieron a inmovilizar a los dos tipos.
Luisa, de manera detallada, relató todo lo sucedido a Andrés. 1
Andrés tomó cariñoso la mano de Luisa.–Te llevaré a casa.
Luisa caminó junto a él, pero después de unos pasos no pudo evitar mirar hacia atrás.—¿Qué
vas a hacer con ellos dos?
La voz de Andrés fue siniestra.–Que aprendan la lección.
Luisa subió al auto con Andrés.
El chófer, al ver que Andrés regresaba, se sorprendió. -¿Presidente Andrés, va a regresar ahora?
Capitulo 71
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-Vamos a Villa La Serena.
Después de decir esto, Andrés recordó algo y, girándose hacia Luisa, le preguntó: -¿Por qué no trajiste a tu guardaespaldas? ¿No te los habían asignado?
Luisa se quedó desconcertada por un momento.
¿Quién iba a imaginar que, al salir a tratar un simple caso de un contrato, terminaría encontrándose con unos viejos pervertido?
Un poco avergonzada, murmuró: -Yo… no pensaba que me iba a encontrar con esto…
Andrés hizo una pausa.
-La próxima vez, asegúrate de traerlo.
Luisa contestó obedientemente.–Está bien.
Club La Serpentina.
Los guardaespaldas arrojaron a los dos tipos dentro del reservado y cerraron la puerta con un fuerte golpe.
Los dos tipos se arrodillaron y comenzaron a suplicar clemencia: -Hermano, ya sé que me equivoqué. No me di cuenta de que la señorita Luisa estaba con el presidente Andrés. ¡Nunca más lo haré, por favor, perdónenos!
Javier temblaba sin control, con las piernas cediendo sin poder controlarlas: -También sé que cometí un error, por favor, perdónenme.
Los guardaespaldas no dijeron ni una sola palabra y, sin más, comenzaron a actuar.
-¡Ahhh!
-¡Ayuda! ¡Ayuda!
Los cuatro guardaespaldas se turnaban para golpear a los dos tipejos, y en el reservado, sus gritos de agonía se entremezclaban, ruidosamente uno sobre otro, hasta que ya no pudieron gritar más.
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