Capítulo 475
La escena era tan hermosa, exactamente lo que había soñado Rodrigo, que por un momento, se quedó atrapado en su propia imaginación, incapaz de desprenderse de ella.
Adriana notó algo extraño en su expresión y, mordiéndose el labio, preguntó: “¿Estás bien?” Rodrigo volvió en sí, fijó su mirada en el rostro sencillo de Adriana, y un destello de dolor cruzó sus ojos, tomó su mano y dijo: “No he comido, ¿podrías cocinar conmigo?”
Con la cabeza baja, Adriana respondió: “Si tienes hambre, volvamos a la casa del abuelo. Hay comida en la cocina.”
“Quiero comer lo que tú cocines,” insistió Rodrigo, “Como agradecimiento por haberte salvado hace unos días, ¿de acuerdo?”
Había un tono de súplica en su voz que Adriana no pudo rechazar. Después de todo, Rodrigo le había salvado la vida; cocinar una comida con él era lo menos que podía hacer. Tras un breve silencio, comentó: “No hay ingredientes en casa.”
Al pronunciar “en casa,” Adriana sintió una punzada en el corazón. En otro tiempo, había sido su hogar.
“El supermercado está al lado,” sugirió Rodrigo, “Vamos a comprar.”
“Está bien.” Asintió.
Salieron y rápidamente compraron algunos ingredientes. En la cocina, prepararon dos platos sencillos.
Adriana ya había cenado y no comió más. Sentada en la mesa, en silencio, observaba a Rodrigo mientras comía.
Pronto terminó de cenar y al mirar el reloj, Adriana se dio cuenta de que casi eran las diez, por lo que dijo: “Es muy tarde, volvamos.”
Rodrigo la tomó de la mano: “Adriana, quedémonos aquí esta noche.”
Ella se sorprendió y respondió instintivamente: “No puedo.”
“Por favor.” Le rogó, sujetando su mano. “No voy a hacerte nada, solo… solo lamento no haber regresado a casa en más de tres años de matrimonio, no haber vivido un solo día como una pareja normal. Solo quiero pasar una noche aquí para compensar el pasado.”
Las palabras de Rodrigo eran sinceras, y precisamente por eso, Adriana sintió un leve dolor en el corazón. ¿Él lamentaba no haber regresado a casa? ¿Qué tenía ese hombre en la cabeza?
Adriana no quería seguir pensando. Temía que si seguía, acabaría llorando.
“Está bien.” Asintió, cediendo una vez más.
Ella también quería pasar una noche allí, no solo para que Rodrigo compensara su pesar, sino
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Caphar
tambien para aliviar el suyo. Si pasaba una noche alli con Rodrigo, fingiendo que aún no se habian divorciado, tal vez, ¿podría dejar de tener remordimientos y eventualmente olvidario? Adriana no sabia la respuesta, pero tenia que intentarlo.
Ya que pasaran la noche alli, no podian desperdiciar el tiempo, habia que hacer algo más. Adriana lo llevó al cine en casa en el segundo piso, y vieron una pelicula, sin decir una palabra.
Ella estaba concentrada en la pelicula, pero él no dejaba de mirarla, sin entender nada de lo que ocuria en la pantalla. Al observar el rostro de Adriana, Rodrigo no pudo evitar pensat, en ese entora, ¿cómo podia ella concentrarse en la pelicula?
Seguramente era porque ya no sentia nada por el y podia mantener la calma, a diferencia de él, que solo tenia pensamientos sobre ella en su mente, sin espacio para nada más, por lo que sintió una oleada de amargura.
Después de la pelicula, se fueron a dormir.
