Capítulo 484
Al escuchar esas palabras, Adriana esbozó una sonrisa amarga y respondió: “Lo pensaré.”
Cecilia se dio cuenta de que no había sido un rechazo directo, lo que significaba que Adriana estaba dudando, por lo que sonrió ligeramente y dijo: “Entonces, piénsalo con calma. Te dejo.”
No esperaba que Adriana aceptara de inmediato; después de unos días de reflexión, seguramente cambiaría de opinión.
Después de colgar el teléfono, Adriana se sintió cada vez más inquieta.
Claro, para ella, casarse con Iván era la mejor opción, pero para él no lo era. Iván no había hecho nada malo, ¿por qué debería cargar con la etiqueta de un segundo matrimonio? Tenía derecho a elegir una vida más perfecta.
Con esa inquietud, Adriana no podía concentrarse en nada. Se paró junto a la ventana por un momento y de repente, sintió el impulso de dar un paseo por el jardín. Sin pensarlo mucho, se puso un abrigo y salió de la mansión.
La residencia de la familia Suárez era enorme, además del edificio principal, había dos alas reservadas para los empleados y los invitados. En los terrenos había un gran jardín lleno.de diversas plantas y flores. Sin embargo, ya que estaban en invierno, muchas de las flores se habían marchitado, dejando el jardín un poco desolado.
Aun así, había algunas plantas y flores que florecían en invierno, por lo que Adriana decidió pedir prestadas unas tijeras al jardinero y comenzó a podar las plantas. Ella normalmente no hacía trabajos físicos, pero podar las plantas no era una tarea ardua, y pronto descubrió que era bastante entretenido.
Sin embargo, la poda es un arte, y aunque al principio podía manejar las tareas simples, pronto se dio cuenta de que no sabía cómo continuar. El jardinero se había ido a hacer otra cosa, y Adriana no tenía a quién preguntar, así que sacó su teléfono para buscar información en internet sobre jardinería.
“¿Qué estás haciendo?” De repente, una voz suave sonó encima de ella.
Adriana levantó la vista y vio a Rodrigo parado a su lado, mirándola. Eran alrededor de las cuatro de la tarde, ¿por qué había regresado tan temprano?
Curiosamente, aunque Rodrigo tenía su propio apartamento, en los últimos días había estado pasando mucho tiempo en la residencia de los Suárez, como si quisiera quedarse allí. Adriana sospechaba que su presencia tenía algo que ver con eso, pero evitaba pensar demasiado en esa posibilidad.
“Quería intentar podar estas plantas,” le respondió. “¿Terminaste temprano hoy?”
“Sí.” Rodrigo asintió. “Hoy terminé el trabajo antes de lo habitual.”
Normalmente, cuando terminaba temprano, solía quedarse en la oficina para seguir trabajando. Pero ese día, sabiendo que Adriana estaba en casa, no pudo evitar regresar antes.
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Al ver como Adriana había dejado una planta casi desnuda, Rodrigo sonrio ligeramente. “No estás podando bien.”
Adriana bajó la cabeza y un poco avergonzada, se defendió: “Solo cometi un error, sé cómo hacerlo…
Ah, si? Rodrigo se agacho, acercando su rostro al de Adriana. “Entonces, ¿por qué buscabas cómo podar plantas?”
Adriana siguió la mirada de Rodrigo y vio su teléfono al lado, mostrando la página de búsqueda de jardineria. Su rostro se sonrojó de inmediato y, apretando los dientes, dijo: “Solo estaba buscando por curiosidad.”
Para Rodrigo, ella siempre había sido una mujer bastante seria, pero ahora mostraba una terquedad que la hacia parecer especialmente encantadora. Sintió el impulso de acariciar su cabeza y apretar sus mejillas, pero se contuvo.
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