Capítulo 487
“Está bien, iré enseguida.”
Cinco minutos después, Fabiana, que había estado esperando cerca, subió al apartamento de Celeste, a pesar de que era invierno, llevaba solo un abrigo ligero y unas medias color piel en las piernas.
Celeste la observó de arriba abajo, esbozando una sonrisa mientras señalaba la habitación contigua. Fabiana asintió, se quitó el abrigo y entró.
La habitación estaba iluminada solo por una lámpara de mesa, lo que le daba un ambiente tenue y un poco sugerente. Rodrigo yacía en la cama, con los ojos cerrados, como si estuviera dormido. Sin embargo, tenía el ceño ligeramente fruncido, lo que indicaba que su sueño no era del todo tranquilo.
Vestía camisa y pantalones largos, sin ninguna piel expuesta, pero su apariencia desprendía una sensación de autocontrol que le hizo latir el corazón con fuerza.
Fabiana contempló su rostro dormido y apuesto, sintiendo una mezcla de emoción y timidez al acercarse lentamente.
“Rodrigo, quiero estar contigo, no solo por tu estatus y poder, realmente me gustas.” Murmuró Fabiana, acostándose a su lado y acariciando su rostro apuesto.
Luego, se incorporó para quitarse el vestido, quedándose solo con una camisa de dormir que apenas cubría sus muslos y las medias en sus piernas.
Miró al hombre a su lado, tan apuesto, atractivo y fuerte, al que había admirado durante años. Sin más vacilación, Fabiana se inclinó para besarlo.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de tocar sus labios, Rodrigo abrió los ojos de repente, deteniendo a Fabiana a menos de diez centímetros de su boca.
Ella lo miró y preguntó: “Rodrigo, ¿te sientes mal? Te ayudaré enseguida.”
Rodrigo seguía acostado, con un leve rubor en su rostro apuesto y una mirada un poco perdida. Su piel estaba ardiente, y los músculos bajo su ropa estaban tensos, claramente algo andaba mal. No obstante, nada de eso sorprendió a Fabiana, Celeste le había mencionado que le daría dos tipos de drogas a su hijo: uno para hacerlo dormir y otro para despertar su deseo.
Celeste pensaba que si solo le daba la droga para aumentar el deseo, Rodrigo podría no controlarse, así que por precaución, también le dio un sedante. De esa manera, cuando él despertara, estaría confundido e incómodo, teniendo a una mujer tan hermosa como Fabiana a su lado, ¿cómo podría no reaccionar?
Sin embargo, Celeste subestimó un detalle: un hombre común, bajo los efectos de esa droga y viendo a una belleza al lado, no podría resistirse, pero Rodrigo no era un hombre común; no solo tenía mucha fuerza de voluntad, sino que de niño, había presenciado a Basilio y otras mujeres en situaciones comprometedoras, lo que le había dejado una impresión negativa,
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hanstendida antusimestentemente rencia a tales cosas. Ast que, incluse bajo is influencia de la shoge, Retata completaments tasido.
Empuups a Fabiana y se incorporé, apoyándose en la cams, pronunciando cada palabra con Glanded but seta pasando aqui
Era un hombre, por supuesto, y sentia el deseo en su cuerpo, como si miles de hormigas TESOMBIAN sus vene, CHUsándole una picazón insoportable, el deseo masculino to atormentaba son más. En medio de esa angustia, sus ojos estaban intensamente rojos, mirandola come uns bestia a punto de devorar, provocándole miedo
Fabiana cubrió eu pecho con la manta, pero no del todo, gran parte de su piel blanca quedaba sxpuesta, haciéndola aún más tentadors Con las mejillas sonrojadas, dijo: “Rodrigo, estás suinendo, ¿verdad? Déjame ayudarte../
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