Capítulo 390
-¿Tienes tiempo libre? Me gustaría invitarte a comer -dijo Luna.
Penélope dudó por un instante. Aunque originalmente quería rechazar la invitación, al recordar los sentimientos que Luna había tenido por Agustín, cambió de opinión. Luna había regresado. especialmente para asistir al funeral de Carlos y Paula, y seguramente ya se había encontrado con Agustín. Si quería invitarla a comer, era probable que no fuera solo por la comida. Penélope pensó que Luna probablemente quería obtener información sobre Agustín. Igualmente, Penélope quería saber si Luna todavía tenía sentimientos por él.
-Claro–respondió Penélope-. Primero voy a cambiarme de ropa. Tú elige el lugar.
-De acuerdo -asintió Luna-. Nos contactamos por WhatsApp.
Penélope, con una expresión neutral y un tono un poco frío, respondió con un simple “Mmm“.
Luna se dio la vuelta y se marchó. Mientras veía a Luna alejarse, Penélope suspiró. ¿Debería contarle a Dafi que Luna había vuelto? Aunque Dafi y Agustín ya habían terminado, era evidente que aún tenían sentimientos el uno por el otro. Ahora que Tristán estaba detenido y Paula se había ido, tal vez había una posibilidad de reconciliación…
A las siete y media de la noche.
En un pequeño salón privado de un exclusivo restaurante perteneciente al Grupo Seballos.
Luna y Penélope estaban sentadas frente a frente. Después de charlar un rato y ponerse al día, Luna tomó un sorbo de su bebida y preguntó:
-¿Escuché que Agustín y Dafne terminaron?
Aunque había vivido en el extranjero durante años, Luna siempre había estado pendiente de Agustín. El año pasado, cuando se enteró de que él se había comprometido con la familia Rosales, se sintió desolada. Las familias Seballos y Junco tenían una amistad que se remontaba a la época de Miguel, y cuando eran niños, sus padres bromeaban sobre comprometerla con Agustín. Luna, en su adolescencia, se había enamorado por primera vez de Agustín. A pesar de ser atractiva y provenir de una buena familia, y de tener numerosos admiradores, Agustín siempre había sido el único en sus ojos.
Antes de irse al extranjero, Luna se había declarado a Agustín. Tenía diecinueve años y estaba a punto de irse a estudiar. Para no dejarse con remordimientos y con la esperanza de que Agustín la detuviera, decidió ser valiente. Sin embargo, Agustín la rechazó de manera definitiva.
-Lo siento, me gusta otra persona.
-¿Puedo preguntar quién es? -preguntó Luna.
-Dafne -respondió Agustín sin dudarlo.
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Capitulo 390
Luna conocía a Dafne. Era la hija de la familia Rosales, de su misma edad. Se habían encontrado en algunas reuniones sociales, pero su relación no pasaba de un simple saludo. Cuando Luna supo que Agustín estaba enamorado de Dafne, sintió celos, aunque tuvo que admitir que Dafne era realmente hermosa. Se decía que había sido la chica más popular desde la secundaria hasta la universidad. Además, era excelente en todo lo que hacía: había ganado campeonatos de golf juvenil, premios nacionales de piano y numerosos reconocimientos en caligrafía desde que era niña.
En su círculo social, era común que las jóvenes de familias prominentes tuvieran talentos en arte y música, pero pocas eran tan excepcionales como Dafne. Orgullosa, después de ser rechazada, Luna no insistió. Incluso se despidió con una frase: “Perder contra ella lo acepto, pero Agustín, no me rendiré“.
La segunda parte de la frase quedó sin decir: “Voy a esforzarme, mejorar y convertirme en alguien lo suficientemente notable para que me veas“.
Regresando al presente, Luna estaba un poco nerviosa después de hacer esa pregunta. Sabía que Agustín y Dafne habían terminado en enero, pero ya habían pasado más de cuatro meses, y no estaba segura de si se habían reconciliado. Temía que la respuesta no fuera la que quería
escuchar.
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