Capítulo 408
En los ojos de Macarena ardía un fuego de rabia.
Qué hombre tan desagradable. Antes de acostarse con él, Ricardo era todo calidez y atención, sabiendo bien que ella amaba a Bruno y aun así estaba dispuesto a esperar pacientemente.
Pero una vez que consiguió lo que quería, su paciencia se esfumó al instante.
¿Toda esa devoción era solo una actuación?
Macarena, llena de tristeza, esperó y esperó hasta que finalmente, a la una y media de la tarde, Ricardo se despertó.
-Ricardo, dijiste que me ibas a conseguir un avión privado, ¿podremos salir hoy?
Ricardo, apenas despierto, la atrajo debajo de él de nuevo. -Cariño, ¿a qué tanta prisa? Primero déjame disfrutar un poco más.
Macarena estaba a punto de explotar. Reprimiendo su ira, satisfizo las demandas del hombre.
Diez minutos más tarde, él se apartó de ella con una expresión de satisfacción.
Él estaba complacido, pero ella no lo estaba en absoluto.
Su cuerpo estaba adolorido, especialmente en sus partes más íntimas.
-Ricardo… -llamó Macarena con voz lastimera.
Antes de que pudiera decir más, él la interrumpió impaciente: -Sí, sí, ya. Ahora mismo hago la llamada para organizarlo.
Macarena, entendiendo la indirecta, guardó silencio.
Ricardo era solo un pequeño heredero de una familia con dinero. Se daba el lujo de manejar autos costosos y regalar joyas y bolsos a las chicas, pero un avión privado para vuelos internacionales era otra historia.
Inicialmente, había prometido ayudar a Macarena con el avión privado, esperando que un amigo suyo lo hiciera.
Este amigo provenía de una familia mucho más adinerada y casualmente planeaba viajar a Europa en su avión privado.
Los vuelos internacionales en aviones privados requieren solicitudes presentadas con tres días de antelación.
El avión de su amigo tenía un amplio compartimento, y llevar a Macarena no sería un inconveniente. Ricardo confiaba en que su amigo aceptaría.
Cuando Ricardo se comunicó con Adam Sánchez, su amigo accedió sin problemas.
-Claro, dile que traiga sus documentos y que se ponga en contacto con mi asistente para los
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trámites -dijo Adam.
Ricardo agradeció: -Gracias, Adam.
Tras colgar, Macarena rodeó la cintura de Ricardo con sus brazos. -Ricardo, sabía que siempre podia contar contigo.
—
Ricardo sonrió con autosuficiencia. Te lo dije, deberías haberte quedado conmigo, pero
preferiste a Bruno. Y mira ahora, con la familia García en bancarrota, Bruno no puede hacer nada por ti.
Ese comentario solo avivó más la mezcla de enojo y tristeza en Macarena.
Por estar con Bruno, fue señalada como la amante, ofendió a la señorita Rosales, perdió su cuenta con millones de seguidores y enfrentó una demanda. Y Bruno, a pesar de todo, fue tan desalmado que ni siquiera quiso tener a su hijo.
Al final, para huir del país, no tuvo más remedio que involucrarse con Ricardo, a pesar de que lo encontraba repulsivo.
Con la documentación lista, Macarena fue con Ricardo al club para reunirse con Adam.
En el club, un camarero los condujo hacia una sala privada.
Macarena se había vestido de manera especialmente provocativa ese día, con un maquillaje impecable.
Por un lado, quería hacer que Ricardo se sintiera orgulloso, y por otro, esperaba impresionar al joven heredero de la familia Sánchez, Adam.
Los hombres son criaturas visuales, y Macarena confiaba en su apariencia y su figura.
Si lograba atraer al joven Sánchez, podría volver a vivir la vida de lujo que tanto ansiaba. Sin embargo, al entrar en la sala, sus sueños se hicieron añicos.
Su rostro palideció de golpe, como si un hechizo la hubiera dejado completamente inmóvil.