Capítulo 424
-Eva, espera aquí, ¿sí? Regreso enseguida -dijo Dafne.
-Está bien–respondió Eva, asintiendo.
Agustín llevó a Dafne directamente al ascensor exclusivo para el presidente, presionando el botón del piso veintiocho.
En el ascensor, solo estaban Dafne y Agustín.
El espacio cerrado se sentía tan silencioso que incluso la respiración de ambos era claramente
audible.
Agustín estaba de pie junto a Dafne, muy cerca el uno del otro.
Dafne podía percibir el tenue aroma a madera del perfume de Agustín, fresco y frío, tal como él. La cercanía era tal que sus ropas casi se rozaban.
Dafne discretamente se movió un paso hacia un lado, poniendo un poco de distancia entre ellos.
Agustín bajó la mirada; su pequeño movimiento no escapó a sus ojos.
Con una ceja levantada, Agustín se inclinó levemente para susurrar al oído de Dafne:
-¿Temes que te devore?
El tono de su voz era bajo y magnético, con un toque de diversión.
Las orejas de Dafne se sonrojaron un poco, y apretó sus labios sin decir nada.
Agustín sonrió, claramente de buen humor.
El ascensor llegó directamente al piso del despacho del presidente.
Dafne siguió a Agustín al salir del ascensor.
Toda la planta veintiocho estaba dedicada a la oficina de Agustín.
Al entrar, lo primero que se veía era una combinación de tonos plateados y negros, como la helada de un amanecer invernal, extendiéndose silenciosamente por cada rincón.
Las paredes estaban revestidas de mármol oscuro con acabado mate, y colgaban algunas obras de arte moderno de líneas simples y colores fríos, complementando perfectamente el ambiente del lugar.
La decoración minimalista reflejaba una frialdad acorde con la personalidad del dueño.
En el centro de la oficina había un biombo plateado que dividía el espacio en dos.
Afuera estaba el área de recepción con un sofá y una mesa de café.
Capitulo 424
Adentro, el área de trabajo.
El sofá y la mesa de café eran de color negro, en armonía con el esquema de colores del lugar.
Dafne echó un vistazo alrededor de la oficina y dijo:
-¿Te espero aquí en el sofá?
-Ven conmigo -respondió Agustín con su voz grave.
Dafne siguió a Agustín hacia el interior.
Al pasar el biombo, Dafne notó una puerta en la esquina.
Agustín se acercó y la abrió.
Había otro cuarto adentro.
Era bastante grande, casi de cien metros cuadrados, y su disposición parecía la de un
dormitorio.
Adentro había una gran cama, frente a la cual colgaba un televisor de pantalla gigante.
Había un armario, un espejo de cuerpo entero, un sofá, una mesa para comer, e incluso un baño y ducha privados.
El estilo de decoración era similar al exterior, predominando los colores plateados y negros.
-Esta es mi sala de descanso. Puedes revisar los documentos del caso aquí. Están en el escritorio afuera, iré a buscarlos -dijo Agustín.
Dafne asintió con la cabeza.
-De acuerdo.
Se sentó al borde del sofá.
Agustín trajo dos cajas de cartón y las colocó sobre la mesa frente a ella.
-Aquí están las pruebas de ambos casos.
Dafne miró las dos cajas frente a ella, luego levantó la muñeca para ver la hora: eran las siete
de la noche.
Frunciendo levemente el ceño, comentó:
-Es mucho material, parece que hoy no podré terminar de revisarlo. Ya son las siete, mejor lo dejamos para mañana.
-¿Quieres que te envíe estos documentos a la oficina de abogados mañana por la mañana?
Dafne asintió.
-Sí, está bien, entonces me voy.
-Espera un momento -dijo Agustín-. No te vayas todavía, Dafi, tengo algo que darte.
טוט
17:10
Capitulo 424
Dafne levantó la mirada hacia él.
-¿Qué cosa?