Capítulo 427
Después de aquel día, Dafne no había visto a Agustín durante casi dos semanas.
Una vez, Luna fue a la firma de abogados para platicar sobre un caso, y fue entonces que Dafne se enteró por Luna de que Agustín había viajado al extranjero para atender asuntos de una sucursal internacional.
Durante estas dos semanas, Dafne se había sumergido en el trabajo, ocupándose tanto que apenas tenía tiempo para otra cosa.
Varios casos del Grupo Junco ya habían sido aceptados por el tribunal y estaban programados para audiencia en un mes.
El caso de divorcio de Emanuel y Gabriela estaba más próximo, programado para el siguiente jueves.
Ese día, después del trabajo, Dafne se reunió con Eva, Inés y Olivia en un restaurante mexicano cerca de la firma para cenar.
Una vez que llegaron los platos, las chicas comieron mientras platicaban.
Inés, que había estado rentando cerca de la oficina del Bufete Justicia, pronto vería expirar su contrato de arrendamiento y estaba buscando un nuevo lugar para vivir.
Olivia, quien estaba buscando mudarse a un lugar más grande, sugirió: -¿Por qué no te mudas conmigo? Estoy pensando en mudarme a un lugar más grande también, podríamos rentar un departamento de dos habitaciones y una sala.
Inés dudó, mordiéndose el labio.
-¿Qué pasa? -preguntó Olivia con suspicacia-. ¿No quieres compartir departamento conmigo?
Inés tomó un sorbo de su bebida, con una expresión un poco incómoda. -No es eso, Olivia. No es que no quiera compartir contigo, es solo que yo… yo…
-¿Qué pasa contigo? -se rio Olivia-. ¿Te dejó sin palabras la comida mexicana?
El rostro de Inés se tiñó de un rojo sospechoso. -Estoy planeando mudarme con mi novio.
Olivia se quedó boquiabierta, y un trozo de carne que estaba a punto de comer se deslizó de sus utensilios. -¿Qué? ¿Te vas a mudar con tu novio?
Dafne también miró a Inés con sorpresa. -¿Estás saliendo con Marcelo Alcázar?
Inés asintió tímidamente.
-¿Desde hace cuánto? -preguntó Dafne.
Inés respondió con los labios apretados: -Casi tres meses.
Olivia frunció el ceño y le dijo con seriedad: -Inés, solo han pasado tres meses, no te apresures
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a vivir juntos. Conózcanse más primero.
-Estoy de acuerdo con Olivia -dijo Dafne con una expresión seria-. Inés, sé que Marcelo es una buena persona, de verdad lo es, pero apenas comenzaste a salir con él. No quiero que te arrepientas más tarde.
-Sí, tengo experiencia en esto -dijo Olivia, recordando malas experiencias, su rostro se ensombreció.
-Pregúntale a Dafne cómo nos conocimos. Cuando estaba en la universidad en Aguamar, un chico me engañó. Viví con él durante dos años. Al principio, acordamos dividir los gastos de alquiler, servicios y comida por la mitad. Él me transfería dos mil cada mes, y yo usaba otros dos mil de mi dinero para los gastos comunes.
Mientras hablaba, Olivia sentía que la ira le hervía dentro, golpeó la mesa con fuerza. -Pero, ¿quién iba a pensar que después de terminar, ese tipo me pediría que le devolviera el dinero? Decía que el dinero que me daba cada mes era un regalo con intención de casarse. Pero claramente era para gastos comunes. Los regalos que me dio en dos años no sumaban ni quinientos, mientras que yo le compré unos zapatos que costaron más de mil, sin contar los videojuegos. Te aconsejo que lo pienses bien.
Inés, un poco incómoda, respondió: -Olivia, sé que lo dices por mi bien, pero Marcelo no es así. Me dijo que él pagaría el alquiler y los servicios, y que los gastos de comida serían setenta a treinta. Además, ya lo presenté a mis padres. Ambos queremos casarnos.
-¿Ya lo presentaste a tus padres? ¿Cuándo pasó eso? -Dafne estaba sorprendida; no sabía que Inés ya había presentado a Marcelo a su familia.
Inés explicó: -Fue hace unos días, durante las vacaciones del Primero de Mayo. A mis padres les gustó mucho. Somos una familia común, pero Marcelo tiene un trabajo estable, es trabajador y responsable. Mis padres aprobaron que estemos juntos.
