Capítulo 595
-¿Qué…? –Alejandro quedó atónito, como si de pronto se quedara sin aire-. Abuelo, ¿de qué estás hablando?
-¿No lo entiendes? -inquirió Miguel, con una mueca de disgusto.
-Abuelo… -intentó insistir Alejandro.
-Alex–prosiguió el anciano con un tono más severo-, el hecho de que yo esté enfermo no quiere decir que esté muerto.
Miguel lo miró con reprobación.
-Has vuelto a ver a esa “estrella“, ¿o me equivoco?
-Abuelo, yo… —Alejandro quiso aclarar algo-. Mónica está…
-No hace falta que lo expliques —lo interrumpió Miguel con un ademán impaciente-. Ya sé de sobra lo que vas a decir. ¿Creíste que podías ocultarme que vives separado de Luciana? ¿Y todo por culpa de esa actriz? Incluso llegaste a difamar a Luciana y acusarla de infidelidad. (3)
Mientras hablaba, el hombre mayor dirigió la mirada a la joven, con una mezcla de cariño y remordimiento.
-Luci, lamento tanto haberte involucrado.
-No diga eso, abuelo -respondió ella, aguantando un nudo en la garganta-. Por favor…
-Abuelo sabe muy bien que eres una buena muchacha -añadió él con un suspiro. Luego, sus ojos regresaron a Alejandro-. ¿Decir que Luciana te engañó? Puras excusas. (1)
-Abuelo… –Alejandro abrió la boca, pero era inútil justificarse-. Sí, cometí un error. Lo admito.
-En fin… -Miguel dejó escapar otro suspiro-. Desde el principio, tú no querías casarte con Luciana. Fui yo quien te obligó. Si alguien cometió un error, fui yo. (1)
Apretó los labios antes de continuar:
-Y como fue mi error, seré yo quien lo corrija.
-¡Abuelo! -exclamó Alejandro, sintiendo de pronto un vacío en el pecho, como si alguien hubiera arrancado una parte de su ser. Se aferraba a la esperanza de que, mientras su abuelo insistiera en ese matrimonio, habría algún motivo para mantenerlo. Pero, ¿si ahora también él lo daba por
terminado?
-Reconoces tu culpa, y me alegra que lo hagas. Pero entonces, deja en paz a Luciana
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Capucin 545
sentenció Miguel.
-Abuelo… -repitió Alejandro, desesperado.
Miguel miró a Luciana al tiempo que se dirigía a su nieto:
-Eso sí, en lo que respecta a la manutención, no la dejes desprotegida. Y ese bebé que espera, que es de la familia Guzmán, se convierte en el heredero principal. Sin importar cuántos hijos tengas después, este niño conservará siempre su lugar.
-Abuelo… -Luciana alzó la voz con urgencia, dispuesta a revelar la verdad. El bebé en realidad…
-¡Abuelo! -interrumpió Alejandro con voz tensa-. Luciana y yo… no planeamos divorciarnos.
-¿No? -En la mirada de Miguel asomó el sarcasmo-. ¿Y eso es porque temes que yo, tu abuelo, me disguste, o qué?
El anciano negó con la cabeza y continuó con un deje de resignación:
-No hace falta, Alex. Ya sé que no puedes dejar a esa mujer, y no pienso obligarte a nada. Pero Luci es una muchacha valiosa, ¿por qué debería quedarse contigo para soportar semejante humillación?
El tono de Miguel subió un poco mientras le hablaba a su nieto:
–Alex, la madre de Luci me salvó la vida, y yo quería pagarlo con gratitud, no convertirlo en un calvario. -Después miró de nuevo a Luciana-. Hija, te pido disculpas. Pensé que Alejandro recapacitaría y te trataría con respeto, pero resultó ser un patán. (4)
-Abuelo… -Luciana sentía una punzada en el pecho, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-No llores, mi niña -susurró Miguel, dándole unas palmaditas a la mano de Luciana-. Ya no tienes que aguantar estas humillaciones. Si se divorcian, seguirás siendo mi querida nieta.
Luciana, con un nudo en la garganta, no encontraba palabras para responder. Solo pudo asentir con la cabeza mientras se esforzaba por contener las lágrimas. Miguel tendría sus propias motivaciones, pero su cariño hacia ella era sincero. 1
-Bien -añadió el abuelo, soltando la mano de Luciana-. Escucha, hija, ¿por qué no te retiras? Quiero hablar a solas con Alex.
-Está bien–aceptó ella, sospechando que abuelo y nieto necesitaban conversar. Aún conmovida, se levantó.
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