Capitulo 439
Luna, con su amabilidad, hizo que Dafne aceptara el regalo.
-Gracias, señorita Seballos.
Luna sonrió encantadora y le respondió:
-Si me sigues llamando señorita Seballos, serás demasiado formal. Nosotras ya hemos compartido momentos importantes. Llámame Luna.
Dafne no pudo evitar reirse.
-¿Tan de repente?
Al ver que Dafne no la llamaba por su nombre, Luna fingió estar molesta y soltó un -Hmmm- juguetón.
-¿Es porque somos rivales en el amor que no me llamas asi?
Su actitud era muy diferente de lo habitual. Ese “Hmmm” llevaba un toque coqueto, contrastando con su imagen habitual de ejecutiva imponente.
Dafne vio sinceridad en los ojos de Luna.
—Luna —dijo finalmente.
Luna sonrió aún más, y respondió con un cálido:
-Dafne.
Era una sensación extraña. ¿Quién iba a pensar que dos rivales en el amor podrían llevarse así? Era algo refrescante.
-Gracias por el regalo, me encanta -dijo Dafne.
-Qué bueno que te guste -respondió Luna, visiblemente feliz-. Me preocupaba que no fuera de tu agrado.
-Pensé que venías a hablar sobre el caso.
-No hay nada más que decir. Ya te dije todo antes y confío en tus habilidades. ¡Ánimo!
-De acuerdo.
Desde el incidente con Sara, Dafne había entendido que Luna era en realidad una persona sencilla y bondadosa. Luna daba todo por sus amigos, pero había sido traicionada. Dafne sentía lástima por ella, aunque ocultaba su compasión, considerando el orgullo de Luna. No quería que Luna viera la compasión en sus ojos.
No esperaba que Luna tomara la iniciativa de acercarse a ella.
-¿Podríamos ser amigas? -preguntó Luna con sinceridad.
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Caphule 439
Dafne se quedó sorprendida.
-¿No quieres?-Luna bajó la cabeza, decepcionada.
-No es eso -dijo Dafne, tomando la mano de Luna-. Solo me sorprendió, no esperaba algo asi.
-¿Entonces estás de acuerdo? -Luna expresó su alegría.
Dafne asintió.
-¡Genial! -exclamó Luna con una sonrisa radiante.
El ánimo de Dafne también mejoró.
-Pero hay algo que debo aclarar -dijo Luna con seriedad-. Aunque seamos amigas, no renunciaré a Agustin. Podemos competir de manera justa.
Dafne no pudo evitar reírse al ver lo seria que se ponía Luna.
-Nunca he pensado en competir contigo.
Luna la miró con picardía.
-Oh, ya veo cómo es. Esa frase de que “los preferidos siempre tienen la seguridad de serlo“. Tú solo te confias porque él te ama.
Dafne bajó la mirada, su sonrisa se desvaneció.
-No es que me confie -dijo con voz suave y un toque de tristeza-. Entre él y yo, ya no hay
vuelta atrás.
Luna, al ver la tristeza en Dafne, sintió cierta lástima. Se sorprendió de sí misma.
¡Debía estar loca!
¿No debería alegrarse?
¿Por qué sentía lástima?
Sacudió la cabeza, tratando de alejar ese pensamiento absurdo.
Dafne, al ver a Luna moviendo la cabeza de un lado a otro, no pudo evitar reírse.
-¿Qué estás haciendo?
-Estoy loca -rio Luna-. Acabo de pensar que tú y Agustín son una pareja que da lástima.
Dafne soltó una carcajada.
-Pues sí, estás loca…
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