Capítulo 440
El último día de mayo, Dafne tomó un vuelo hacia Aguamar.
Previamente, había tenido un desacuerdo con su familia y se había trasladado a Aguamar para trabajar. Fue durante el proceso de alquilar un lugar donde conoció a una joven.
Esta joven se llamaba Andrea, era vecina de Dafne, trabajaba en ventas y tenía una personalidad vivaz y extrovertida, siempre estaba dispuesta a hacer nuevos amigos.
Dafne recordaba claramente el día en que salió de su casa y olvidó las llaves. Llamó a su casera, quien le informó que estaba en la escuela recogiendo a su hija y que tendría que esperar un rato.
Se quedó esperando en la puerta de su departamento.
Andrea vivía justo enfrente de Dafne y al verla afuera, le preguntó amablemente:
-¿Olvidaste tus llaves, verdad?
Dafne asintió con la cabeza.
-Sí, la casera tiene una llave de repuesto. La llamé, pero está ocupada y me pidió esperar unos
treinta minutos.
Andrea ofreció:
-¿Quieres pasar a mi casa mientras tanto?
En esa época, sus horarios de trabajo coincidían mucho, así que solían cruzarse casi a diario. Después de que Andrea la saludara varias veces, comenzaron a conocerse.
Sin embargo, su relación era solo de vecinos, no tan cercana.
Dafne aceptó la invitación y fue al pequeño departamento de Andrea.
Andrea le ofreció fruta y conversaron un rato.
Desde entonces, se hicieron buenas amigas y comenzaron a salir juntas los fines de semana para comer y dar paseos. Podría decirse que Andrea fue la primera amiga que Dafne hizo en Aguamar.
Con el tiempo, Andrea regresó a su pueblo natal para casarse y tener hijos. Dafne no la volvió a ver, aunque ocasionalmente platicaban por WhatsApp.
La razón por la que Dafne volvió a Aguamar era para ver a Andrea.
Días atrás, Andrea se había puesto en contacto con Dafne, solicitándole ayuda legal.
Al indagar más, Dafne descubrió que el esposo de Andrea y dos amigos de la infancia habían
decidido asociarse para un negocio, invirtiendo más de veinte mil pesos, que constituían todos
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los ahorros de la pareja en los últimos años.
Sin embargo, uno de los socios huyó con el dinero. Aunque lo denunciaron y la policía lo encontrá, el dinero ya habla sido malgastado por completo.
Andrea y su esposo querian demandar al hombre para recuperar el dinero.
Aunque el caso era claro, con un contrato firmado por los tres y registros bancarios que probaban la transferencia, el problema radicaba en que el acusado había gastado todo y ahora era un desempleado sin recursos. Aun si el tribunal fallaba a favor del esposo de Andrea, sería complicado recuperar el dinero en la fase de ejecución.
Andrea, desesperada, lloraba al teléfono, suplicando a Dafne que la ayudara.
Andrea vivia en un pequeño pueblo a las afueras de una ciudad en Aguamar, sin muchos contactos Dafne, siendo abogada, era su única esperanza.
Dafne siempre había sido una persona agradecida y justa.
Recordaba el gesto amable de Andrea el dia que olvidó sus llaves, algo que nunca olvidó.
Asi que Dafne, junto con Eva, viajó al pueblo donde Andrea vivia.
Este pueblo se encontraba a más de veinte kilómetros de la ciudad de Aguamar, en una zona
bastante remota.
La casa de Andrea era una construcción de tres pisos tipica de las áreas rurales.
Al llegar, Andrea y su familia las recibieron con mucha calidez.
Sin embargo, justo cuando Dafne se preparaba para irse, una tormenta torrencial comenzó a