Capítulo 9
Valentín se encontraba afuera de la puerta, su rostro marcado y distante. -Estaré de viaje estos días. Tati no puede con él sola. Te agradecería que cuidaras de Rafael en mi ausencia.
Floriana, sintiéndose mal, no tenía ánimos para ser amable con él.
-Está bien. Cuando regreses por él, no olvides traer el acuerdo de divorcio.
Después de decir eso, abrazó a Rafael y se dirigió hacia la oficina sin mirar atrás. Valentín se quedó quieto, observándola en silencio antes de cerrar la puerta del estudio y marcharse.
En la sala de descanso, Floriana dejó a Rafael en el suelo y suspiró profundamente.
-Quítate la chaqueta y échate a dormir.
Rafael, obediente, se quitó la chaqueta y se la entregó a Floriana. -Mamá, ¿puedes colgarla por mí? Gracias.
Rafael siempre tenía una forma dulce de hablar. Floriana le sonrió y colgó la chaqueta en el perchero.
Ambos se recostaron en la cama. Rafael abrazó el brazo de Floriana. -Mamá, ¿estás enojada porque fui a ver a esa mujer?
Floriana se sorprendió, pero luego suspiró y lo abrazó. -Ella es quien te dio la vida. Sé que es difícil para ti aceptarlo, pero sin ella, no estarías aquí. Así que no deberías referirte a ella de
esa manera.
Las palabras de Floriana disiparon las pequeñas preocupaciones de Rafael. Al no ver a Floriana en casa esa noche, había temido que estuviera enojada y no lo quisiera más. Por suerte, solo había sido su imaginación.
Rafael cerró los ojos, satisfecho. -Mamá, siempre te querré. No importa quién me haya dado la vida, tú siempre serás mi mamá favorita.
El corazón de Floriana se enterneció y le acarició la carita.
-Lo sé, cariño. Y te prometo que siempre estaré aquí cuando me necesites.
-Eso dijiste, mamá. No puedes mentir, o te crecerá la nariz como a Pinocho -dijo Rafael
mientras bostezaba.
Floriana se rio con su ocurrencia, y poco a poco su mal humor se desvaneció. Le dio un beso en la frente. -Nunca te mentiré. Buenas noches.
La única respuesta de Rafael fue su respiración tranquila.
Era época de vacaciones, así que Rafael no tenía que ir al jardín de niños. Al día siguiente, el
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Capítulo 9
estudio recibió una nueva pieza para restaurar; el pago era considerable, pero el plazo de entrega era tan ajustado como siempre.
Durante los siguientes dos días, Rafael estuvo con Floriana en el estudio. Mientras ella trabajaba, Andrea y los demás empleados ayudaban a cuidar de Rafael. En estos dos años, había estado allí tan a menudo que ya se llevaba bien con todos.
Al tercer día, por la tarde, Floriana finalmente terminó el trabajo de restauración. Salió del taller
y se dirigió a la oficina para enviar un mensaje a su amiga que trabajaba en la clínica de ginecología.
Floriana: [¿Estás trabajando hoy por la tarde?]
Amiga: [Sí, ¿por qué?]
Floriana: [Guárdame un turno, llegaré alrededor de las tres y media.]
Amiga: [¿Qué pasa? ¿Estás embarazada?]
Floriana: [No estoy segura, tengo un retraso de unos diez días y me siento algo incómoda.]
Amiga: [¡Diez días! ¿No has pensado en comprar una prueba de embarazo?]
Fue entonces cuando Floriana recordó la prueba de embarazo olvidada en su bolso. Suspiró y escribió: [La compré, pero lo olvidé. Estaba muy ocupada.]
Amiga: [¡Qué bárbara! ¿Cómo puedes olvidar eso? Seguro que estás trabajando hasta tarde. otra vez. Floriana, no quiero asustarte, pero un día te vas a desmayar en el estudio. Ve y hazte la prueba de inmediato.]
Floriana: [Lo haré.]
Floriana regresó a la oficina. Rafael dormía en el sofá, con una pequeña manta que había pateado al suelo. En la mesa había una caja de comida a medio comer. Floriana recogió la manta y la cubrió nuevamente, luego limpió la mesa antes de sentarse en otro sofá, secándose el sudor de la frente.
Su malestar en el abdomen le recordó la prueba de embarazo en su bolso, y justo cuando iba a buscarla, Andrea entró.
-Flori, alguien te busca abajo,
En la planta baja del estudio había una cafetería. Al entrar, Floriana vio a Tatiana sentada en un rincón. Tatiana, con gafas de sol, observaba a Floriana.
Floriana vestía un elegante vestido color crema, con un abrigo de peluche rosa claro. Su cabello largo caía suavemente sobre sus hombros. Había en ella una serenidad cautivadora, su rostro era delicado, pero su piel clara le daba una presencia que, sin hablar, transmitía una inexplicable sensación de distancia.
Capitulo 9
Tatiana la miró acercarse y sonrió amablemente. -Señorita Sagel, por favor, siéntese.
Floriana no se sentó. No veía necesidad de reunirse con Tatiana en privado.
-Señorita Zelaya, si tiene algo que decir, hágalo directamente.
Tatiana se quitó las gafas. -Parece que a la señorita Sagel no le caigo bien, lo entiendo. Hoy me enteré de que Valentín también te engañó, pero lo hizo por mi bien. Espero que no lo culpes.
Floriana sonrió con frialdad. -No culpo a nadie. Entre Valentín y yo siempre fue un acuerdo mutuo. En cuanto a Rafael, tú lo trajiste al mundo, tienes todo el derecho de conocerlo.
-¿De verdad lo piensas así?
Floriana frunció el ceño, perdiendo la paciencia. -¿Es eso lo que vino a preguntarme, señorita
Zelaya?
Tatiana la observó, sorprendida por la calma de Floriana. Había estado junto a Valentín por cinco años, y aunque le provocaba inseguridad, ahora que estaba de regreso, Floriana debía
apartarse.
Tatiana sacó un acuerdo de divorcio de su bolso y lo puso sobre la mesa, deslizando el
documento hacia Floriana.
-Valentín quiere que te quede Villa Encanto y, además, te ofrece cincuenta millones como compensación por estos cinco años. Si estás de acuerdo, firma aquí.
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