Capítulo 37
El sonido del teléfono interrumpió abruptamente el ambiente.
Luna se detuvo, sorprendida, al darse cuenta de que era su teléfono el que sonaba.
-Perdón, necesito atender esta llamada -dijo Luna mientras se quitaba los guantes y contestaba. Ángela, ¿qué pasa?… ¿La señora Jaramillo se desmayó?
En la mesa de operaciones, Floriana abrió los ojos de repente y miró a Luna, preocupada.
-¿Qué le pasó a mi mamá?
-La señora Jaramillo se desmayó. Ángela intentó llamarte varias veces, pero como no pudo comunicarse contigo, me llamó a mí. No te preocupes, Ángela ya llamó a la ambulancia, están en camino al hospital…
Floriana se levantó rápidamente de la mesa de operaciones.
-Pausen la cirugía, primero necesito asegurarme de que mi mamá esté bien.
Cuando Rosa llegó al hospital, estaba inconsciente.
Últimamente ha habido un brote de gripe y el personal de urgencias estaba limitado. Guillermo, por suerte, estaba ayudando en urgencias ese día.
Rosa fue llevada a la sala de emergencias y Guillermo se encargó de atenderla.
Afortunadamente, gracias a que la trajeron rápidamente, aunque Rosa aún no había recuperado la conciencia, ya no corría peligro de muerte.
Rosa, todavía dormida, fue trasladada a una habitación mientras Ángela la acompañaba.
Guillermo, al ver a Floriana con la bata de hospital, se dirigió a Luna con cautela.
-El análisis de sangre de la señora Jaramillo muestra algunas irregularidades. Recomiendo que se quede para hacerse un chequeo completo.
Al escucharlo, Luna sintió un leve sobresalto.
Guillermo era un reconocido especialista en oncología; su juicio rara vez fallaba.
Floriana, al escuchar esto, volvió a tensarse. Miró a Guillermo con el ceño fruncido.
-Dr. Quijano, ¿quiere decir que el estado de salud de mi madre es grave?
-Es solo mi diagnóstico preliminar. Necesitamos esperar los resultados completos de las pruebas.
Floriana sintió que le faltaba el aire, una fuerte inquietud se apoderó de ella.
Al tambalearse ligeramente, Luna la sostuvo.
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Capitulo 37
-El Dr. Quijano solo sugiere un chequeo, Flori. Mantente fuerte, la señora Jaramillo es fuerte, seguro que no es nada grave.
Floriana asintió, murmurando para sí misma:
—Sí, vivirá muchos años sana…
Luna y Guillermo compartieron una mirada y ayudaron a Floriana a dirigirse a la habitación.
Guillermo las observó alejarse y sacó su teléfono del bolsillo para llamar a Valentín.
-Valentín, ¿adivina a quién acabo de ver en el hospital?
En ese momento, Valentín acababa de salir de la Casa del Jardín.
Abrió la puerta de su carro, se subió y cerró la puerta detrás de él.
-¿A quién? -preguntó con interés.
-A la amiga de mi conocido, la que todos andan criticando últimamente – Guillermo respondió-. Tu supuesta escandalosa relación, Floriana.
Valentín se detuvo un momento mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
-¿Qué hace ella en el hospital?
–Su madre está enferma, y coincidió que yo la atendí -dijo Guillermo-. Por los análisis de sangre, parece ser cáncer.
Valentín se quedó en silencio un momento.
-¿Es tratable?
-Habrá que esperar el resultado final de las pruebas -respondió Guillermo, rasgándose el cuello-. Aunque también vi que Floriana llevaba puesta la bata del hospital y no se veía bien, la verdad da un poco de lástima.
-¿Ella también está enferma? -preguntó Valentín, con un tono neutral que no dejaba ver sus emociones-. ¿Es grave?
-No lo pregunté -respondió Guillermo, levantando una ceja-. Curioso, parece que te preocupa Floriana. ¿No decías que no la conocías bien? ¿Acaso hay algo entre ustedes?
-Hablas demasiado -replicó Valentín con una voz fría-. Si tienes tiempo para chismes, mejor escribe un par de artículos,
Guillermo bufó.
-¡Eres imposible! ¡No te puedes tomar en serio una broma!
-Si no tienes nada más, voy a colgar.
-¡No te apresures en colgar! -dijo Guillermo rápidamente-. Si quieres saber más sobre Floriana, puedo averiguarlo por ti…
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Capitulo 37
-No es necesario -respondió Valentín, con un tono indiferente-. No es alguien importante.
Con esas palabras, la llamada se cortó.
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