Capítulo 442
Dafne no tenía la costumbre de memorizar números, ya que guardaba los contactos de sus familiares y amigos en su directorio telefónico. Cuando necesitaba comunicarse, simplemente los buscaba y llamaba.
No esperaba encontrarse en esta situación.
Ahora su celular estaba averiado, el de Eva sin batería, y como no recordaba ningún número, incluso si Andrea le prestaba su teléfono, no podría marcar.
Andrea se sentía muy culpable. -Si hubiera sabido que habría una inundación, no te habría llamado para que vinieras. Mi esposo y yo podríamos haber ido a Silvania a buscarte.
Dafne respondió: -No digas eso. Si tú y tu esposo hubieran ido a Silvania, ¿quién habría cuidado de tu hijo?
El hijo de Andrea tenía solo dos años y necesitaba a alguien que lo cuidara.
Sus suegros ya no estaban y en su familia solo quedaba su madre, quien estaba delicada de salud y no podía ayudar con el niño.
Andrea había pedido a Dafne que viniera precisamente por considerar al pequeño.
-No te culpes, esto no es tu culpa, estas catástrofes naturales no se pueden prever. El equipo de rescate debería llegar pronto. Estuve un día incomunicada, pero todo está bien; ya llamé a mi papá para decirle que estoy a salvo.
El día que Dafne llegó, hacía un sol radiante, y el pronóstico decía que los próximos tres días serían igual de soleados.
Pero, para sorpresa de todos, el día que Dafne debía irse, comenzó a llover torrencialmente.
Nadie esperaba que la lluvia durara tanto y causara una inundación.
Sin electricidad para iluminarse, Andrea comenzó a preparar la cena a las cinco de la tarde.
La lluvia ya había cesado.
El agua en la casa había bajado un poco.
La noche anterior había alcanzado las pantorrillas, pero ahora solo llegaba un poco más arriba de los tobillos.
Andrea sacó un par extra de botas de lluvia para Dafne.
-Lo siento mucho, solo tengo dos pares de botas de mujer en casa, no tengo más -Andrea se disculpó mirando a Eva.
Eva, que caminaba descalza por el agua, dijo sin inmutarse: -No te preocupes.
Dafne, preocupada porque Eva pudiera resfriarse, sugirió: -Eva, ¿por qué no subes a
descansar? Te llevamos la cena arriba, no camines en el agua, no queremos que te enfermes.
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Capitulo 442
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-Esto no es nada; cuando entrenaba, solía correr cinco kilómetros descalza sobre nieve y hielo. Andrea se quedó perpleja. -¿Qué tipo de entrenamiento es ese?
Eva guardó silencio.
Hablar más podría revelar demasiado.
Dafne sonrió, ayudándola a salir del apuro. -Eva participó en un proyecto de desafío extremo.
Andrea, admirada, exclamó emocionada: ¡Vaya, eres increíble!
Con eso, el pequeño incidente quedó atrás.
En la cocina.
Dafne, sin mucho que hacer, ayudó a Andrea a lavar las verduras.
-Dafne, ¿cómo te ha ido en estos dos años? -preguntó Andrea mientras cortaba las verduras.
Dafne lavaba la lechuga con cuidado, respondiendo: -Bastante bien.
Andrea no conocía el trasfondo familiar de Dafne, pensando que era una abogada común y
corriente.
-¿Te has adaptado bien al bufete de abogados en Silvania? ¿Son buenos los sueldos allá?
-Más o menos, son parecidos a los de Aguamar.
-Después de que terminaste con Bruno, ¿has salido con alguien más?
Antes de que Andrea regresara a su ciudad natal, había conocido a Bruno una vez.
En aquella ocasión, ella y Dafne estaban de compras cuando comenzó a llover intensamente.
Bruno vino a recoger a Dafne.
Andrea tuvo una buena impresión de Bruno, pensó que era guapo y adinerado, y que hacía buena pareja con Dafne, quien era una belleza de nivel estrella.
Después, cuando regresó a su ciudad, perdió contacto frecuente con Dafne. En una ocasión le preguntó casualmente cuándo planeaban casarse ella y Bruno, y Dafne le dijo que habían
terminado.
Andrea no quiso preguntar más entonces.
Ahora, al escuchar la pregunta de Andrea, Dafne se detuvo un momento al lavar las verduras y bajó la mirada. -Salí con alguien más, pero también terminamos.
Andrea notó el tono melancólico en la voz de Dafne y decidió no indagar más.
Cambió de tema. -Para la cena, te prepararé pollo con castañas y cerdo en salsa, y de guarnición, lechuga hervida y ensalada de pepino. ¿Te parece?
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