Capítulo 466
Raúl jaló a Lucía hacia la puerta y la empujó con fuerza hacia afuera.
-Vete, no quiero discutir contigo ahora.
Lucía quedó impactada por su mirada y tragó saliva.
-Raúl, ¿qué hice mal? Ella solo quiere controlarte para que trabajes para ella toda tu vida. El Grupo Villagra es tuyo. Ahora que has regresado, debería devolverte el puesto de presidente. ¿No ves sus verdaderas intenciones?
Raúl respiró hondo.
-Sin Anaís, la empresa ya habría colapsado. Lucía, no quiero discutir contigo ahora.
Se dio la vuelta, cambió las sábanas mojadas y levantó a Anaís en brazos para llevarla a su propio dormitorio.
Mientras le daba el analgésico, el celular de Anaís sonó, mostrando que era su novio quien llamaba.
¿Novio?
Raúl parpadeó sorprendido. Le dio el medicamento y, con voz ronca, dijo:
-Anaís, ¿cómo te sientes? Perdóname, no te escuché. Fui yo quien decidió mantener a Lucía cerca. Cuando te sientas mejor, puedes regañarme todo lo que quieras.
Se inclinó junto a la cama de Anaís y comenzó a llorar. Anaís, medio consciente, le acarició la cabeza de manera desordenada.
Raúl había comprado el mejor analgésico, y sus efectos fueron rápidos. Diez minutos después, Anaís ya se sentía más lúcida.
Respiró profundo y se acomodó las cobijas.
-Raúl, sube un poco la temperatura, hace frío.
Raúl obedeció rápidamente, con los ojos rojos como un conejo parado al lado de la cama.
Anaís quería decirle algo más para consolarlo, pero se sentía demasiado mal, así que cerró los ojos lentamente.
Raúl tomó el celular de Anaís y devolvió la llamada. Del otro lado, se escuchó la voz de Z.
-¿No venías a verme?
Raúl frunció el ceño, algo molesto.
-¿Qué es eso de venir a verte? ¿Por qué no puedes buscar a Anaís tú mismo? Hoy no se siente bien, así que no irá. Si quieres verla, te envío la dirección. Estará descansando en casa los próximos días.
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Capitulo 466
Z cambió de tono al escuchar esto.
-¿Raúl?
Raúl se sintió inexplicablemente contento, al parecer Anaís había hablado de él. Después de todo, él era su único hermano.
Su tono se volvió orgulloso de inmediato.
-Sí, quiero verte. ¿Por qué llevas una relación secreta con Anaís? Necesito saber si tienes algo que ocultar.
Pero Z colgó de inmediato.
Raúl miró incrédulo la pantalla. Generalmente, cuando se conoce a la familia de la novia, el chico suele ser respetuoso, pero este tipo había sido grosero. Parecía que no le gustaba mucho Anaís, de lo contrario, no actuaría así.
Raúl se sintió incómodo, decidido a hablar con Anaís sobre su novio cuando despertara.
Antes de que ella se despertara, el timbre de la puerta sonó en la sala. Afuera estaba un
hombre desconocido vestido con una bata de médico.
Lucía abrió la puerta, y al ver al hombre vestido de médico, rodó los ojos.
-¿Raúl te llamó? Vaya, realmente le importa Anaís, nunca me ha llamado un médico a mí.
Si Anaís hubiera estado despierta, habría reconocido que era el amigo médico de Z.
El hombre asintió educadamente.
-Soy amigo de la señorita Villagra, vine a llevarla al hospital.
Al escuchar que iban a llevarse a Anaís, Lucía se alegró mucho y guió al hombre escaleras
arriba.
-Está en esa habitación, llévensela rápido, qué mala suerte.
El hombre guardó silencio, pero sus emociones cambiaron ligeramente.
Raúl seguía sentado al lado de la cama y, al ver a Lucía entrar con un extraño, se enfureció.
-Lucía, ¿quién es este hombre?
Lucía se limpió los ojos, fingiendo estar herida.
-Dice ser amigo de Anaís, viene a llevarla al hospital. ¿Hice algo mal de nuevo? Raúl, me abofeteaste y ni siquiera viniste a consolarme.
El rostro de Raúl se oscureció, mirando al hombre de arriba abajo.
-¿Amigo de mi hermana? Nunca lo había visto.
El hombre se mantuvo cortés, pero sus ojos se dirigieron a Anaís, dormida en la cama.
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Capítulo 466
-La señorita Villagra tiene muchos amigos, no podrías conocerlos a todos. Primero la llevaré al hospital.
Lucía interrumpió de manera sarcástica.
-Sí, si Anaís está tramando algo a espaldas de Raúl, él sería el último en enterarse. ¿No sabes cuántas personas de la alta gerencia de la familia Villagra han sido reemplazadas? Anaís está formando su propio grupo de poder, nunca pensó en darte la empresa, Raúl. Te está ocultando muchas cosas, es mejor que lo veas cuanto antes.
-¡Cállate!
Raúl no podía soportar el parloteo constante de esa mujer, además sabía que Anaís no era así.
Lucía resopló, volviendo la cara con frustración. Ella solo quería lo mejor para Raúl, ¿por qué no podía verlo?
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