Capítulo 464
Luna era extremadamente exigente con el café. Desde la selección de los granos hasta el método de preparación, todo tenía que ser perfecto para ella. No podía beber cualquier café.
Hace unos días, incluso compró una máquina de café y unos granos que le gustaban, y los dejó en la oficina de Dafne para poder preparar su propio café cada vez que la visitara.
Cuando Dafne entró a la oficina, fue recibida por un intenso aroma a café. Luna ya estaba preparando una taza con destreza.
-¿Quieres una taza? -Luna le sonrió a Dafne.
Dafne negó con la cabeza.
-Yo prefiero tomar té.
-Está bien–Luna se dirigió al sofá con su taza de café y sonrió-. Es una lástima que te pierdas el café que esta señorita preparó personalmente para ti.
Dafne dejó una carpeta sobre el escritorio.
-Qué pena.
-¿Qué te trae por aquí hoy? -preguntó Dafne mientras se sentaba en el sofá.
Comenzó a hervir agua y preparó una taza de té para sí misma.
-¿No puedo venir a verte sin motivo?
Luna recordó lo que Agustín había dicho abajo hace un momento: “Solo quería verte y vine“. Así que imitó su tono con picardía.
-Solo quería verte y vine.
Dafne puso una cara de “no puedo con esto“.
-¿Qué te pasa con ese tono tan empalagoso? ¡Me has puesto la piel de gallina!
-Lo aprendí de Agustín -respondió Luna con un tono sarcástico-. Eso fue lo que dijo hace un
momento.
Dafne miró a Luna con una sonrisa divertida.
-Eres un caso. El hombre que te gusta le dice eso a otra mujer, y tú lo imitas para burlarte de mí.
Luna hizo un gesto de resignación.
-Es
que hay que encontrarle el lado divertido a las cosas, ¿no? ¿Qué más puedo hacer? ¿Amenazarlo con un cuchillo para que me quiera?
Dafne no supo qué responder y se concentró en preparar su té en silencio.
12.00
Luna tomó un sorbo de su café y, con una expresión seria, preguntó:
-¿Tú y él ya se reconciliaron?
-Sí–respondió Dafne sin rodeos.
-Sabía que tarde o temprano se reconciliarían -suspiró Luna-. He estado de regreso en el país tanto tiempo y es tan difícil verlo. En estos meses, aparte de algunas palabras que cruzamos al principio bajo la excusa de una colaboración, apenas he hablado con él cinco
veces.
-En nuestra relación, siempre soy yo la que lo sigue a él.
Los ojos de Luna reflejaban un toque de tristeza.
-Pero tú eres diferente. En tu relación con él, tú tienes la ventaja. Siempre es él quien te busca. Dafne, algo incómoda, respondió:
-Bueno, volvamos al tema. ¿De verdad solo viniste a platicar? ¿No hay otro motivo?
Luna dejó de lado su expresión melancólica y preguntó:
-Quería saber si tienes tiempo el próximo sábado.
-¿El próximo sábado? -Dafne revisó su agenda en el teléfono-. Sí, estoy libre. ¿Por qué?
-Es mi cumpleaños y voy a hacer una fiesta en un yate. Espero que puedas venir.
Dafne lo pensó un momento y asintió.
-Claro, puedo ir.
Luna parecía querer decir algo más.
-¿Qué pasa? -preguntó Dafne, notando su expresión.
Luna dudó antes de hablar.
-Mira, ya que somos amigas ahora, te seré honesta. También quiero invitar a Agustín. Después de todo, solo cumplo años una vez al año. Él nunca ha venido a una de mis fiestas de
cumpleaños. ¿Podrías traerlo contigo esta vez? Sería como cumplir un deseo de cumpleaños para mí.
טע