Capítulo 455
Después de que todos terminaron de cenar entre risas y pláticas, Iris propuso ir a un bar a tomar algo.
-Amanda no bebe -dijo Eduardo-. Además, hay toque de queda en su residencia y ya es tarde. Tengo que llevarla de regreso a la universidad.
Iris hizo un gesto con la mano y dijo:
-Está bien, ustedes váyanse primero.
-Adiós, hermano, adiós, Srta. Vásquez -se despidió Penélope agitando la mano.
Eduardo, de repente, comentó:
-¿Por qué la llamas Srta. Vásquez? Suena muy formal, Penélope. Llámala Amanda, es mi
novia.
Penélope se quedó sorprendida.
No solo ella, los demás también se quedaron atónitos por un momento.
-Amanda -dijo Penélope obedientemente.
El rostro de Amanda se sonrojó hasta las orejas, sintiéndose un poco avergonzada, la joven mordió sus labios con timidez.
-No importa, pueden llamarme como quieran.
-Eso no puede ser -Eduardo la abrazó-. Vámonos, amorcito, te llevo de regreso.
Amanda, con la cara roja, asintió con un suave “sí“.
Después de que se fueron, Iris hizo un par de sonidos de admiración y comentó curiosa:
-Penélope, creo que tu hermano esta vez va en serio.
Penélope estuvo de acuerdo:
-Sí, con Amanda es diferente a como era con las otras chicas.
Iris tomó del brazo a Dafne y dijo:
-¡Vamos, vamos, a tomar algo! ¡Vamos a divertinos en el bar de mi amiga!
-Vayan ustedes, yo tengo que regresar a casa -respondió Penélope.
Penélope era la chica buena del grupo y no bebía, así que Iris no insistió.
-Está bien, entonces regresa —dijo Iris.
-Iris, Dafne, ¿ustedes van? -preguntó Iris.
Agustín miró a Dafne, preguntándole en silencio.
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Capítulo 455
Si ella iba, él también iría.
Si ella no iba, él tampoco iría.
Dafne entendió la mirada de Agustín.
En su interior, realmente quería ir, quería pasar más tiempo con él.
Pero su tolerancia al alcohol no era buena. La última vez que fue al bar, se emborrachó tanto que comenzó a decir tonterías y aprovechó para hacerle bromas a Agustín, lo cual fue muy
vergonzoso.
En ese entonces eran pareja, y que él la llevara a casa era lo esperado, y que se aprovecharan mutuamente tampoco era un problema.
Pero ahora las cosas eran diferentes.
No podía permitirse caer desmayada en sus brazos.
Pensando en esto, Dafne rechazó la invitación.
-Estoy un poco cansada, mejor no voy.
Iris suspiró decepcionada.
-Ay, si ustedes no van, no tiene sentido que yo vaya sola. Mejor me voy a casa también.
Al día siguiente, Dafne regresó a casa de la familia Rosales para cenar.
Durante la cena, Baltasar preguntó casualmente:
-Dafi, ¿cómo van las cosas con ese tal Lucas?
Dafne detuvo sus cubiertos por un momento.
-¿Cómo que cómo van? Solo somos amigos.
Clara sonrió y comentó:
-Amigos, dices. Vamos, niña, ¿acaso no ves lo que Lucas siente por ti?
Baltasar, sin mostrar emociones, agregó:
-Lucas me parece un buen chico.
-Papá, Clara
Dafne rio ligeramente-. No sé de qué están hablando. Entre Lucas y yo no hay nada. No sé cuáles son sus intenciones, pero de mi parte no hay interés romántico.
Baltasar tomó un sorbo de sopa y comentó con tranquilidad:
-Dafi, ya tienes veintisiete años. Es hora de que pienses en tu futuro.
Ahí viene la presión para casarse.
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Capítulo 455
Dafne sonrió con ironía.
-Papá, ahora estoy concentrada en hacer crecer mi bufete de abogados. No tengo tiempo para pensar en cuestiones románticas.
Clara miró a Dafne, con ganas de decir algo, pero se contuvo.
Después de todo, era su madrastra, y no se sentía cómoda presionándola en temas de
matrimonio.
Baltasar, en un tono calmado, dijo:
-El matrimonio y la carrera no son incompatibles. Puedes casarte primero y luego pensar en tener hijos.
-No quiero -respondió Dafne fríamente-. Tengo mis propios planes y, por ahora, no tengo
interés en el romance.
Baltasar le echó un vistazo a Dafne y, con amabilidad, dijo:
-Está bien, si tienes tus propios planes, es bueno. Solo era una sugerencia. Sigamos
comiendo.
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