Capítulo 495
Raúl estaba de pie junto a la cama del hospital, levantó la mano con la intención de acariciar la cabeza de Lucía, pero su mano se quedó suspendida en el aire, sin poder bajar.
Lucía no se dio cuenta de su gesto, seguía llorando por su cuenta, agarrándose el cabello como si fuera un manojo de paja seca.
Raúl abrió la boca, pero no sabía qué decir.
En ese momento, se sentía un completo idiota.
Salió de la habitación y fue al área de fumadores del hospital, donde se fumó dos cigarrillos mientras observaba a la gente pasar, sintiendo que el mundo era una ilusión.
El sonido de su celular rompió el silencio; era una llamada de Anaís.
-Raúl, acabo de dejar un regalo en tu casa. La muchacha que trabaja ahí dijo que no estabas. Hoy es tu cumpleaños, ¡feliz cumpleaños!
El regalo lo habían elegido ella y Fabiana juntas, pensando que le gustaría.
Por la tarde, había ido de compras con Fabiana. No quería pasar la Navidad sola.
Raúl apagó el cigarrillo, aunque en realidad no era fumador. Solo tenía un amargo sabor en la
boca.
Respiró hondo y comenzó a bajar las escaleras, queriendo volver a casa.
Pero apenas había dado un paso cuando Lucía salió de la habitación. Su rostro estaba tan pálido que parecía irreal, sus ojos vacíos, caminando como autómata mientras murmuraba.
-No voy a perdonar a Anaís… No voy a perdonar a Anaís.
Raúl la abrazó de inmediato, sintiendo un dolor amargo en el pecho.
Al final, no podía hacer bien a nadie.
Había fallado a Lucía, que llevaba su hijo, y también había fallado a su padre por no seguir sus enseñanzas, y a su madre por ocultarle la verdad.
Y no estaba seguro de si estaba fallando a Anaís también.
La mente de Lucía era un vacío, como si estuviera atrapada por una enredadera que la
asfixiaba.
Se debatía en su desesperación, gritando y al final, abofeteó a Raúl.
Él giró un poco la cabeza, sin decir nada.
Lucía pareció darse cuenta de lo que había hecho, sus ojos parpadearon y miró su mano, retrocediendo un paso.
-Raúl, ¿sabes? Realmente esperaba a este bebé. En mi vida no tengo nada, mi familia siempre
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Capítulo 495
ha preferido a los hombres, siempre he anhelado tener una familia propia. Admito que aquella noche contigo tenía mis razones, pero mis sentimientos eran sinceros. Soy una mala persona, antes me gustaba Efraín, él era como un dios para mí, pero después me di cuenta. Estar contigo era como estar viva. Aunque no eras maduro ni me amabas, por el bebé estabas dispuesto a hacerme feliz. Pensé que estaríamos juntos toda la vida, pero todo se ha destruido, todo se ha acabado.
Su desesperación no era fingida, se cubría la cabeza con las manos, como si quisiera borrar todo lo que había vivido.
Raúl la abrazó, y su tono se suavizó.
-Podemos tener más hijos. Todo mi dinero será tuyo.
Pero al escuchar eso, la última chispa de luz en los ojos de Lucía se apagó.
Forzó una sonrisa, pero ya no podía llorar.
Nadie creía en sus sentimientos por Raúl, ni siquiera él mismo.
Ella realmente deseaba tener una familia. En su familia de origen nunca tuvo un lugar, por eso quería aferrarse a Raúl como su único salvavidas. Pensó que el destino al final la favorecería.
Con un rostro pálido, se dirigió hacia la habitación, su voz era un susurro.
-Raúl, quisiera un caldo de pollo hecho por la muchacha de la casa.
-Ahora mismo voy a decirles que te lo preparen.
Lucía se detuvo en la puerta, su expresión era sombría.
-Está bien, gracias.
Raúl bajó rápidamente las escaleras, sin notar que Lucía subía.
Apenas llegó al vestíbulo, escuchó un fuerte “pum“.
Lucía se había tirado desde el edificio, y murió justo frente a él.
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