Capítulo 499
Cuando subieron a Anaís al carro, sentía una frustración que no lograba definir completamente. Intentaba conectar todos los acontecimientos recientes, pero el cambio repentino en la actitud de Raúl la dejaba desconcertada. No podía descifrar qué había sucedido.
El vehículo se dirigía a un lugar más remoto, y en ese momento, Anaís solo deseaba sobrevivir.
Por otro lado, Raúl, recién subido a su propio carro, recibió una llamada de Fabiana.
Su tono era un tanto frío.
-Fabiana, ¿realmente tienes una forma de ayudar a Anaís a recuperar la memoria?
Fabiana sonrió mientras admiraba sus uñas brillantes, y todo parecía estar bajo su control. Había prometido crear una brecha insalvable entre Anaís y Raúl por la muerte de Lucía, y ahora lo había conseguido.
-Raúl, solo puedo intentar encontrar una solución.
En la mente de Raúl, Fabiana era la única amiga de Anaís antes de su amnesia; tal vez sabía algo más.
-Cuando Anaís no había perdido la memoria, ¿te mencionó algo sobre su origen?
Fabiana, que estaba disfrutando su manicura, se detuvo un segundo, sorprendida. Anteriormente había manipulado a Lucía con la historia de los orígenes de Anaís para despertar su ira. Pero ahora, Raúl lo mencionaba de manera tan seria; ¿podría ser que Anaís realmente no fuera hija de la familia Villagra? Entonces, ¿de dónde había salido?
La emoción brillaba en sus ojos. Si ni siquiera las hijas legítimas de los Villagra eran dignas de Efraín, mucho menos una extraña como Anaís. Nunca podría entrar en la familia Lobos.
Fabiana estaba de excelente humor, su sonrisa se amplió.
-Mencionó algo vagamente, pero me pidió que no le contara a nadie. No es mi lugar decirlo. Espera a que recupere la memoria y pregúntale tú mismo. Tal vez la Anaís antes de perder la memoria sentía algo genuino por ti.
Raúl solo sentía confusión. Recordó algo que Anaís le había dicho hace mucho tiempo: “No te fijes solo en las palabras de una persona, sino en sus acciones“.
A decir verdad, después de la amnesia, Anaís no había sido tan atenta como antes, pero tampoco le había tratado mal. Sin embargo, no podía estar seguro si todo era una actuación. Porque, en efecto, tenía a la familia Villagra bajo su control. ¿Quién sabía cuan sincera era realmente?
Con el asunto de Lucía, Raúl no podía confiar plenamente en Anaís.
Se sentía agotado, como si todo su mundo se estuviera desmoronando. Apoyado en el asiento, sostenía un frasco con un diente de perro, su voz sonaba ronca.
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Capítulo 499
-Fabiana, entonces te encargo la tarea de ayudar a Anaís a recuperar su memoria. Eres su única amiga, y solo puedo confiar en ti.
Fabiana estaba tan emocionada que rápidamente respondió:
-No te preocupes, es lo que debo hacer. En cuanto recupere la memoria, te contactaré de
inmediato.
Después de cortar la llamada, no pudo evitar reírse. Su éxito radicaba en saber explotar las debilidades de cada persona.
Lucía, por ejemplo, era ingenua y de miras cortas, pero en el fondo deseaba un hogar, un esposo que la amara y un hijo. Por eso, cuando perdió al bebé, pensó que Raúl ya no se preocuparía por ella y su vida dejó de tener valor.
En cuanto a Raúl, si Anaís moría esta vez, él se culparía por la muerte de la persona que más lo había querido. Sumado a la tragedia de Lucía, el remordimiento lo volvería loco, sin necesidad de que Fabiana hiciera nada.
Cada paso estaba calculado meticulosamente.
Observó la pantalla de su celular, donde aparecía el nombre de alguien a quien no se atrevía a contactar. Esa persona era como la luna en el cielo para ella, y estaba decidida a acercarse, haciendo que Anaís desapareciera del mundo sin dejar rastro.
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