Capítulo 503
Anaís ha sabido esconder muy bien a su novio, tanto que nadie sabe dónde vive ni cómo es su apariencia.
Ni siquiera Roberto lo sabe.
Fabiana, con sus dedos tamborileando suavemente sobre la mesa, comentó: -Solo necesitamos usar a ese novio para crear un malentendido entre Anaís y Efraín. Ahora que tengo a Anaís, queda ver si el señor Lobos tiene la capacidad para resolver el asunto con su novio.
Sacó papel y bolígrafo, escribiendo una dirección, el lugar donde Anaís estaba retenida.
Fabiana deslizó con cuidado el papel hacia Roberto, presionándolo con sus dedos.
-Señor Lobos, todo depende de usted ahora.
Fabiana era astuta, nunca se expondría a un peligro innecesario. Aprovechaba cualquier oportunidad sin piedad.
Incluso si Efraín investigaba más tarde, Roberto, con su orgullo, nunca la delataría. Podría permanecer cerca de Anaís por mucho tiempo..
Con ese pensamiento, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras tomaba su bolso y se levantaba, diciendo solo:
-La mantendré encerrada hasta mañana por la mañana. Si no actúas, procederé con mi plan original.
Siempre había sido paciente, especialmente al tratar con Anaís, jamás se apresuraba y por eso siempre tuvo éxito.
Roberto miró la dirección en la mesa, apretando los labios, y finalmente decidió llamar a Raúl. Si alguien sabía más acerca del novio de Anaís, ese era Raúl.
. Sin embargo, la voz de Raúl sonaba ronca y su tono era sombrío, reflejando una actitud
derrotista.
Roberto inhaló profundamente antes de preguntar:
-¿Sabes el número de teléfono del novio de Anaís? ¿O su dirección?
Raúl sí conocía el número, pero decidió ser cauteloso.
En realidad, no le agradaba mucho Roberto, quien había causado un conflicto entre Anaís y Bárbara, sumiendo a la familia Villagra en el caos.,
Pensándolo bien, Roberto era un tipo bastante irresponsable.
Raúl sonrió con desdén. -No lo sé.
Detestaba aún más al novio de Anaís, aunque nunca lo había visto, ya intuía la astucia y el
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Capítulo 503
ingenio de ese hombre.
No quería que nadie interfiriera con el plan de Fabiana para ayudar a Anaís a recuperar la memoria, pues creía que la verdad que tanto ansiaba saldría a la luz.
Roberto frunció el ceño, su tono se hizo más grave. -Raúl, esto también es para ayudar a Anaís.
Raúl se incorporó de la cama abruptamente, confrontándolo.
-¡Si realmente quisieras ayudarla, no habrías permitido que se convirtiera en el hazmerreír de
San Fernando del Sol durante tantos años!
Roberto se quedó sin palabras; no sabía que Raúl guardaba tanto resentimiento. ¿Por qué nunca lo había mencionado antes?
Raúl también estaba desbordado por sus emociones, volviéndose más irritable estos días, debido a la muerte de Lucía, la pérdida del bebé, y su familia hecha pedazos. Además, anhelaba desesperadamente respuestas de Anaís.
Quería saber si Anaís se preocupaba por los bienes de la familia Villagra o si realmente le importaba él como su supuesto hermano.
Estaba al borde de la locura, deseando aferrarse a cualquier esperanza.
Rápidamente colgó el teléfono y cayó de nuevo sobre la cama, sintiéndose impotente.
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