Capítulo 507
Fabiana soltó una risa burlona en su mente. -Bueno, asegúrate de que lo tienes claro. Mis métodos no son precisamente bonitos. No quiero que luego me busques para reclamar, señor Lobos. Por ahora, estamos en el mismo barco.
Aunque al final todo pudiera fracasar, al menos ella se llevaría a alguien con ella.
Roberto no podía soportar a Fabiana. Siempre la percibía como una serpiente venenosa, oculta en la sombra, lista para atacar en cualquier momento.
-Ja, las venganzas no son más que eso -murmuró para sí mismo-. Humillarla, pisotearla, destrozar su reputación hasta que no pueda volver a levantar la cabeza. Eso es lo que quiero, que Anaís deje de mirarme por encima del hombro.
Ese era su objetivo. Después de todo, ¿quién se creía Anaís para despreciarlo así?
-Déjenla vivir.
En cuanto al futuro, ya encontraría la manera. Nadie estaba dispuesto a arriesgarlo todo como él.
Efraín tal vez amaba a Anaís, pero ¿acaso estaba dispuesto a sacrificarlo todo por ella? No.
Roberto sí lo estaba.
Fabiana colgó la llamada y rápidamente marcó otro número. Sabía que para destruir a una mujer, la manera más efectiva era hacer que su reputación se desplomara, igual que le pasó a Lucía. Bastaba con conseguir unos videos comprometedores y difundirlos.
Una vez que una mujer era etiquetada con palabras como “perdida“, no volvería a levantar cabeza.
Fabiana no se consideraba cruel. Todo esto, en su mente, era lo que Anaís merecía…
Anaís estaba completamente concentrada, esperando el sonido de pasos tras la puerta, con un arma improvisada fuertemente agarrada en sus manos.
Esperó y esperó, sin saber cuánto tiempo había pasado, hasta que finalmente escuchó algo afuera.
Primero, la voz del líder.
-Entren, el momento ha llegado. El escenario está listo. Asegúrense de grabar cada detalle, especialmente su rostro. Después, cada uno de ustedes recibirá doscientos mil.
-Gracias, Yeray, pero ¿no vas a entrar tú también? Esa Anaís es muy guapa -comentó alguien. Un golpe resonó en la habitación cuando alguien le dio un puñetazo al que había hablado, reprendiéndolo.
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Capítulo 507
-¿No sabes que Yeray es un romántico empedernido? Desde niño ha estado enamorado de su amiga de la infancia. Ella le prometió que estarían juntos para siempre. Aunque otras mujeres fueran unas diosas, Yeray no las miraría.
Las risas llenaron el lugar. Alguien preguntó: -¿Y quién es esa mujer? ¿Qué tiene de especial?
Con un cigarrillo en la mano, Yeray pensó en Fabiana y una expresión suave cruzó su rostro.
-No es asunto suyo. Ustedes solo van a tomar el dinero y se irán. No tendrán oportunidad de conocerla. Ahora, dejen de perder el tiempo y hagan lo que tienen que hacer.
Ocho o nueve hombres se dirigieron a la puerta.
Anaís respiró profundamente, escondida detrás de la puerta.
No atacaría al primero. El cuarto estaba oscuro, y cuando abrieran la puerta, no la verían de
inmediato.
Tenía que mantener la calma y atacar a los últimos, luego salir corriendo, lo más lejos posible.
Su corazón latía frenéticamente mientras apretaba el objeto en sus manos.
Cuando los hombres entraron en tropel y se dirigieron hacia el interior del cuarto, Anaís golpeó con fuerza al último en la cabeza. Sin esperar a ver su reacción, continuó golpeando a otros
dos antes de atreverse a salir corriendo.