Capítulo 56
Rafael se quedó paralizado por un momento, y luego su rostro se contrajo mientras las lágrimas comenzaron a caer sin control.
-Papá, ¿por qué me regañas? ¡Fue mamá quien me engañó! -lloraba Rafael-. Mamá ha cambiado, y tú también…
Valentín fruncía el ceño con fuerza, su expresión se tornaba cada vez más sombría.
Floriana observaba a padre e hijo, sintiendo un dolor de cabeza inminente. Rafael lloraba desconsoladamente, y si continuaba así, su asma podría empeorar.
Floriana finalmente se dejó llevar por la compasión, suspiró y se acercó para tomar a Rafael, que lloraba en la cama, en sus brazos. Tan pronto como Rafael estuvo en su regazo, la abrazó con fuerza.
-Mamá, lo siento, no quise decirte esas cosas… -sollozaba Rafael-. Mamá, solo tenía miedo de que ya no me quisieras…
Floriana lo sostuvo, sus emociones eran un torbellino. Con suavidad, intentó calmarlo.
Poco a poco, Rafael se tranquilizó en sus brazos, mientras Valentín permanecía en silencio, observando desde un lado con una expresión inescrutable.
Una vez que Rafael se calmó, Floriana le dio un regalo.
-Esto es para ti, es un regalo de disculpas y también tu regalo de Año Nuevo.
-¡Gracias, mamá! -exclamó Rafael, su tristeza se disipó al recibir el presente.
-Mamá, ¿por qué me das el regalo de Año Nuevo ahora? ¿No solías dármelos más adelante?
Floriana le acarició la cabeza sin entrar en detalles.
-Decidí dártelo ahora.
-Oh–respondió Rafael, sin darle más vueltas, concentrado en su regalo.
Rafael comenzó a abrir el regalo con entusiasmo, recordando a Floriana:
-Mamá, prometiste que me harías muchas cosas ricas para comer, ¡no lo olvides!
-Claro -respondió Floriana, poniéndose de pie y mirando a Valentín-. Voy a la tienda del barrio a comprar algunos ingredientes, ¿me prestas tu carro?
-Vamos juntos–sugirió Valentín-. No tengo nada que hacer.
-No es necesario -respondió Floriana, sin muchas ganas de pasar más tiempo con Valentín-. Puedo ir sola…
-Rafael -dijo Valentín, dándole un suave toque en la cabeza-, ¿vamos con mamá a comprar
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Capitulo 56
los ingredientes?
-¡Sí! -respondió Rafael de inmediato, dejando sus juguetes y poniéndose los zapatos, para luego tomar la mano de Floriana-. ¡Vamos, mamá!
Floriana frunció el ceño mientras miraba a Valentín, con una ligera expresión de desaprobación
en sus ojos.
Valentín, sin inmutarse, se dio la vuelta y salió de la habitación. Floriana observó su espalda, apretando los labios con frustración.
Rafael la jaló de la mano. Mamá, papá ya bajó, ¡vayamos también!
Floriana miró a Rafael y asintió con un leve gesto-. Vamos.
El supermercado del barrio era grande, con una gran variedad de productos de primera calidad. Rafael estaba sentado en un carrito de compras, mientras Valentín lo empujaba con una mano. Floriana se concentraba en elegir los ingredientes.
Al llegar a la sección de frescos, una empleada del supermercado comenzó a ofrecerle a Floriana un par de cortes de carne.
-Señora, ¿por qué no lleva un par de bistecs? Están marinados y listos para cocinar, a los
niños les encantan…
Floriana le sonrió amablemente, pero declinó la oferta. La empleada, decidida a cumplir con su meta de ventas, cambió rápidamente de estrategia al ver a Valentín y Rafael.
-¡Señora, tiene usted mucha suerte! Su esposo es tan apuesto y su hijo tan adorable, ¡y usted es tan guapa! ¡Parecen recién casados! No puedo creer que su hijo ya esté tan grande. ¡Y su esposo parece tan atento! ¡Qué envidia!
Las miradas de Floriana y Valentín se cruzaron inesperadamente, y el silencio se apoderó del
ambiente…
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