Capítulo 59
-¡Te odio! -gritó Rafael mientras lanzaba al suelo los libros que solía leer antes de dormir, pisoteándolos con furia-. ¡Mentiroso! ¡Si tú no me quieres, yo tampoco te quiero! ¡No quiero nada de esto!
-¡Rafael! -Valentín agarró firmemente el brazo de Rafael, su rostro reflejando una mezcla de enojo y frustración-. Si sigues diciendo esas cosas, te voy a castigar.
Rafael se retorció, tratando de liberarse, pero no tenía la fuerza suficiente para vencer a su papá.
Cegado por la ira, no se dio cuenta del enojo en los ojos de su padre. Solo quería desahogarse, liberar toda la frustración y tristeza que sentía dentro de él.
-¡La odio! -gritó Rafael, levantando el mentón, con sus ojos llenos de lágrimas mirando a Valentín con obstinación—. ¡Tú dijiste que ella no es mi verdadera mamá! ¡Si no es mi mamá, entonces, ¿por qué tengo que quererla?! ¡La odio por mentirme!
Valentín quedó paralizado.
Las palabras del niño, “Tú dijiste que ella no es mi verdadera mamá“, lo golpearon como un rayo.
Soltó a Rafael y miró hacia Floriana.
Floriana estaba allí, inmóvil.
Miraba a Rafael, su rostro pálido y sin color.
Sus ojos, normalmente brillantes y claros, parecían ahora cubiertos por una niebla que los oscurecía.
Valentín, quien siempre había sabido cómo manejar cualquier situación, comenzó a sentir una inquietud desconocida…
[¿Por qué está llorando mamá?]
Los recuerdos emergieron desde el fondo de su mente, y al ver a Rafael tan enfadado, Floriana no pudo evitar recordar a Rafael cuando apenas tenía dos años y empezaba a hablar.
Recordó cómo, torpemente, él le secaba las lágrimas con tanto cariño.
Ese día, Floriana había ido a visitar a su madre en la cárcel y vio las heridas en su rostro. Se enteró de que su madre estaba siendo maltratada en prisión. Se sintió impotente y devastada, y lloró durante todo el camino de regreso a casa.
Mientras estaba en el sofá con Rafael, perdida en sus pensamientos, el pequeño Rafael notó su tristeza. Se arrastró hasta su regazo, rodeó su cuello con sus pequeños brazos y, con su cara tierna, le dijo: -Mamá, no estés triste, Rafael está contigo.
Floriana, conmovida por el gesto del pequeño, no pudo contener más las lágrimas.
1/2
Capítulo 59
Rafael, con sus manitas gorditas, trató de secar sus lágrimas mientras le decía: -Mamá, no llores, Rafael está aquí contigo.
Aunque acababa de aprender a hablar, y su vocabulario era limitado, él usaba las mismas. palabras con las que su mamá solía consolarlo. Su torpeza era adorable.
Ese día, Floriana se desmoronó por completo, llorando sin parar mientras abrazaba a su pequeño Rafael.
Después de que su madre fue encarcelada, la familia Sagel no dejó de acosarla. Difamaron su nombre en la universidad, conspiraron en su contra en secreto, pero ella había aprendido a lidiar con todo eso. Sin embargo, lo que la destrozaba era saber que su madre estaba siendo golpeada y humillada en prisión.
En ese momento, Floriana no tenía los medios para ayudar a su madre. Sin poder ni influencia, solo podía ver cómo su madre sufría…
Cuando Floriana se quejaba de dolor en el pecho, el pequeño Rafael también lloraba, soplando suavemente para aliviar su dolor.
-Si mamá está herida, Rafael también está herido…
Ese fue probablemente el día más difícil y descontrolado de Floriana en cinco años, pero gracias a Rafael, su vulnerabilidad fue sanada por la ternura de su hijo.
Aquella noche, se quedó dormida abrazando a Rafael.
A la mañana siguiente, recibió una llamada de la prisión. Alguien había denunciado el abuso, y las autoridades habían tomado medidas. Los agresores de su madre recibieron el castigo que
merecían.
Floriana se enteró de que Rafael le había contado a Valentín lo que había pasado.
Valentín le había dicho después: -Rafael está muy preocupado por ti. Me pidió que ahuyentara a los malos que lastiman a mamá.
Al escuchar eso, Floriana se sintió tanto impactada como conmovida.
Decían que Rafael dependía de ella, pero nadie sabía que Rafael también era una fuente de consuelo y calidez para ella.
Pero ahora, mirando a Rafael, Floriana se sentía perdida…
¿Era este el mismo niño que ella había criado con tanto amor?
Floriana dio un paso atrás.
Al ver esto, Valentín pareció intuir lo que ella estaba a punto de decidir y su rostro se ensombreció. Ordenó a Rafael:
-Pídele disculpas a tu mamá ahora mismo.
-¡No quiero! -Rafael gritaba sin parar-. ¡Ella no es mi mamá! ¡Es una mentirosa, la odio!
212
16:59