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Capítulo 65
Floriana había tomado una decisión firme de proceder con la cirugía. Luna, preocupada por el estado emocional de su amiga, le sugirió que se tomara un tiempo, que se relajara y lo pensara mejor después de un buen baño caliente y una noche de sueño reparador. Sin embargo, Floriana estaba decidida y no había lugar para dudas.
Luna entendió que insistir no tendría sentido. Ella no dudaba del impacto de la decisión en la vida de Floriana, solo temía que las emociones del momento la llevaran a arrepentirse más tarde. Pero como su amiga, decidió apoyarla incondicionalmente.
Esa noche, Luna acompañó a Floriana de regreso a Villa de los Sueños. Al llegar a casa, la animó a entrar al baño.
-Ve a darte un baño caliente. Mientras tanto, yo prepararé algo de comer. Unos fideos estarán
listos cuando termines.
Floriana asintió y Luna le advirtió:
-No te tardes mucho. Recuerda que ahora, estando embarazada, es fácil marearse si te bañas demasiado tiempo.
-Está bien, ya lo sé.
Con la puerta del baño cerrada, Floriana se miró en el espejo. El reflejo le devolvía la imagen de una mujer con el rostro pálido y los ojos hinchados de tanto llorar. Se sentía abatida. Abrió el grifo y dejó que el agua fría cayera sobre su cara, aclarando sus pensamientos. Al volver a levantar la mirada, notó cómo la tristeza en sus ojos comenzaba a disiparse.
Se dijo a sí misma: [Floriana, sigue adelante, no mires atrás].
La noche anterior, una tormenta de nieve había azotado la ciudad. Pero al amanecer, el sol brillaba intensamente sobre el manto blanco, haciendo que la ciudad pareciera cubierta por un velo de diamantes. Floriana se levantó temprano, preparó un poco de avena y unas empanadas para el desayuno. Luego, fue a despertar a Luna, quien tenía que trabajar ese día.
Después de desayunar, salieron juntas de la casa. Floriana se dirigía al estudio y Luna la llevó en carro hasta allí. Antes de que Floriana bajara, Luna se aseguró una vez más:
-¿Estás completamente segura de lo que vas a hacer?
-Sí–respondió Floriana con serenidad-. Isabel dijo que la cirugía no podrá hacerse antes de una semana. Mientras tanto, tengo un proyecto que debo terminar, así que el tiempo me viene justo.
-Parece que lo tienes todo planeado. -Luna se dio una palmada en el pecho-. Entonces, seguiré tus instrucciones.
-Gracias.
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Capitulo 65
Una vez en el estudio, Floriana llamó a Lisandro. En unos diez minutos, él llegó. Floriana bajó con su bolso, se subió al carro y se preparó.
-Vamos -dijo-. He investigado y hay un mercado de antigüedades en Pueblo del Sol, a unos cuarenta o cincuenta kilómetros. Si nos movemos rápido, podremos regresar hoy.
Lisandro, con una mano en el volante y la otra jugando con un rosario de madera de durazno, le lanzó una mirada divertida.
-¿Me estás usando de chofer?
Floriana le devolvió la mirada sin vacilar.
-¿No fuiste tú quien insistió en supervisarme para que no haga trampa?
Lisandro se encogió de hombros y arrancó el carro.
-Vamos, tengo que salir de la ciudad por unos días dentro de una semana. Antes de eso, este proyecto debe estar terminado.
-¿Salir? -preguntó Lisandro-. ¿A dónde vas?
-A tomarme un descanso -respondió Floriana mirando por la ventana.
Lisandro levantó una ceja.
-No me sorprende que el profesor diga que no tienes ambición.
Floriana parpadeó, sin molestarse en discutir.
Lisandro demostró ser un excelente conductor, cubriendo la distancia en solo media hora. Pueblo del Sol, en la frontera de Arbolada, era un lugar famoso por su mercado de antigüedades, donde lo falso y lo verdadero se mezclaban, pero también era posible encontrar auténticos tesoros.
Pasaron la mañana buscando sin éxito. Al mediodía, hicieron una pausa para comer algo de fideos en una pequeña fonda antes de continuar.
Mientras tanto, Hilario, quien también estaba en el mercado buscando objetos para su nueva casa de subastas, divisó a Floriana y Lisandro. Con una sonrisa burlona, sacó su teléfono y
comenzó a tomar fotos.
[Hilario: ¿Qué pasa? Parece que estoy destinado a encontrarme con Floriana en todos lados últimamente.]
Guillermo, que estaba en su descanso, revisó el mensaje y respondió intrigado.
[Guillermo: ¿Y quién es el guapo que está con señorita Sagel? ¿Es su novio?]
[Hilario: ¿Novio? No lo creo. Lisandro es tres años menor que Floriana, ¿no?]
[Guillermo: ¿Y eso qué? ¡Las mujeres mayores son como un tesoro! Hilario, ¿te olvidaste del
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Capítulo 65
año pasado cuando salías con esa mujer nueve años mayor que tú?]
[Valentín: ¿Te refieres a la del escándalo de los cinco millones?]
[Hilario: … ]
[Guillermo: ¡Ja, ja, ja! ¡Señor Ferrer tiene buena memoria!]
[Hilario: ¡Guillermo, si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada!]
Tatiana intervino para poner fin a la charla.
[Tatiana: Hilario, siempre he dicho que no es bueno hablar a espaldas de los demás.]
[Hilario: ¡Pero si no dije nada malo esta vez!]
[Tatiana: Solo creo que señorita Sagel es adulta. Es normal que tenga un novio joven y guapo. No deberíamos hacer conjeturas sin saber.]
Hilario, molesto, lanzó una última respuesta antes de guardar su teléfono y dirigirse hacia Floriana y Lisandro.
[Hilario: ¡Ella no es tan buena! Solo busca ascender apoyándose en los demás.]
Floriana había encontrado el material que necesitaba, pagó y estaba lista para irse cuando se topó con Hilario. Le dedicó una mirada indiferente, sin darle mayor importancia.
Lisandro, al ver a Hilario, levantó una ceja.
Hilario, experto en relaciones sociales, saludó cortésmente.
-Señor Villar -dijo extendiendo la mano a Lisandro-. Es un honor. He visto sus entrevistas…
Floriana dejó que ellos conversaran y se alejó hacia otro puesto en busca de más antigüedades.
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