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Capítulo 493
Luna y Lucas estaban sentados a un lado, y desde su posición podían ver claramente el rostro sonrojado de Dafne.
También podían notar la mirada de Agustín hacia Dafne.
Era una mirada llena de expectativa y ternura.
Luna sintió un nudo en el pecho.
Nunca había visto a Agustín con una expresión tan dulce, sus ojos irradiaban calidez.
-Dafi, míralo con esa cara de expectativa, ¿y todavía no lo besas? -bromeó Jaime-. Nunca había visto a Agustín así, jajajaja…
Iris se unió al juego, riendo y diciendo: -¡Un beso! ¡Un beso! ¡Un beso!
Penélope también le dio un pequeño empujón a Dafne con el codo. -Dafi, Agustín te está pidiendo un beso, ¿no le das uno?
Todos en la sala, excepto Lucas y Luna, se unieron a las bromas
y risas.
Agustín estaba sentado justo al lado de Dafne.
Entre las risas y el ánimo de sus amigos, Dafne sonrió con un poco de timidez, y con el rostro colorado, rodeó con sus brazos el cuello de Agustín, cerró los ojos y se lanzó a besarlo.
Luna bajó la mirada al suelo en ese mismo instante, sintiendo como si una daga atravesara su corazón, el dolor era tan intenso que le costaba respirar.
Nunca imaginó que un día vería a Agustín, alguien siempre tan frío y distante, besando a otra mujer frente a tantas personas.
Y
que él fuera quien pidiera el beso.
Luna se quedó mirando el suelo, aturdida, sintiendo que todo giraba.
Aunque en realidad, no era así. Ese crucero era grande y estable, el mar estaba en calma, y no había razón para sentirse mareada.
Lucas también desvió la mirada, evitando ver a la pareja besándose.
Su rostro mostraba una expresión neutra, con un brillo apagado en sus ojos, mientras bebía su trago en silencio.
Dafne pensó en dar un beso rápido para salir del paso.
Cuando sus labios rozaron los de Agustín, y justo cuando estaba por retirarse, Agustín le sujetó la cabeza con ambas manos, invirtiendo los papeles, y comenzó a besarla intensamente.
Las voces de sus amigos se hicieron más fuertes,
El rostro de Dafne se tornó tan rojo que parecía que iba a explotar.
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Capitulo 493
Agustín profundizó el beso, sus labios y lenguas se entrelazaron, llenos de pasión.
Dafne casi no podía seguir el ritmo de su respiración.
Al principio estaba un poco cohibida, después de todo, nunca antes se habían besado frente a tanta gente.
Pero Agustín estaba tan entregado, y su habilidad para besar era tan buena, que Dafne se dejó llevar y poco a poco se sumergió en el momento.
Sin darse cuenta, Dafne dejó de escuchar las voces de sus amigos, olvidó que estaban jugando, y se concentró totalmente en el beso, aferrándose a Agustín.
Nadie los interrumpió.
Cuando el beso terminó, ambos estaban respirando agitadamente.
Los labios de Dafne estaban enrojecidos, brillantes y provocativos.
Iris le guiñó un ojo a Dafne y sonrió diciendo: -Hoy definitivamente valió la pena venir aquí, ¡no esperaba ver algo tan emocionante!
Dafne le lanzó una mirada divertida. -No me molestes.
Lucas habló con voz fría: -Comencemos la siguiente ronda.
En ese momento, la amiga de Luna, Irene, abrió la puerta de la sala de descanso. -Luna, aquí estás, ¡te he estado buscando por todas partes!
Luna forzó una sonrisa. —Estoy aquí jugando con ellos, ¿quieres unirte?
Irene echó un vistazo a los presentes y, al ver a Agustín, dijo con una sonrisa pícara: -Con razón no querías salir a jugar con nosotros, es porque el Sr. Junco está aquí.
Luna la míró con cierta incomodidad. -No digas tonterías.
-¿Qué juego están jugando? -preguntó Irene, sentándose al lado de Luna-. ¡Yo también quiero jugar!
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