Capítulo 17 Eres repugnante
“Es posible que la señorita Rachel Marsh se haya mudado“.
Las palabras de Ronald cayeron como piedras, cada una más pesada que la anterior.
Los largos dedos de Brian se cerraron en un puño y su expresión se tornó indescifrable. Tras un breve silencio, su voz, fría y distante, rompió el aire al decir: “Encuéntrala. Y dile que regrese… por el traje“.
“Sí, señor“. Sin más, Ronald se giró y se dirigió directamente al Departamento de Diseño.
Rachel acababa de terminar una reunión cuando lo vio esperándola junto a la puerta de su oficina. Un destello de sorpresa cruzó su rostro.
“Señorita Marsh“, saludó Ronald, de manera formal, como solía hacerlo en el trabajo. Sin perder tiempo, expuso el asunto del traje.
Rachel lo escuchó y asintió levemente. “Está bien, volveré a buscarlo más tarde“.
“Gracias“.
Cuando Rachel llegó a la residencia, el sol ya se había ocultado en el horizonte.
La casa, sin signos de vida humana desde hacía días, permanecía en un inquietante silencio, envuelta en penumbra.
Encendió las luces y se dirigió directamente al dormitorio.
Algo no andaba bien, pues la puerta estaba entreabierta.
Pero ella recordaba claramente haberla cerrado al salir.
Sin embargo, no le dio demasiada importancia. Encontró el traje rápidamente y llamó a Ronald para informar: “Ronald, ya tengo el traje. Lo llevaré más tarde“.
“El señor White dijo que tiene que entregárselo personalmente“, respondió él.
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Capítulo 17 Eres repugnante
“Llévalo tú“, insistió Rachel.
“¿Me estás evitando?“, habló una voz familiar, que vino desde atrás.
Rachel se quedó inmóvil. Se giró y lo encontró allí, mirándola con calma. “¿Por qué estás aquí?“.
Brian ya se había cambiado. Llevaba una camisa blanca impecable y su piel aún conservaba el leve aroma de la ducha.
La luz dorada del sol poniente se filtraba por los ventanales, iluminando los ángulos afilados de su rostro.
El calor parecía suavizar su habitual comportamiento frío, haciéndolo comportarse de manera casi gentil.
Por un instante, Rachel se encontró hipnotizada.
Brian se acercó un paso y levantó ligeramente los brazos. “Ayúdame a ponérmelo“.
Rachel se burló, lista para arrojarle el traje, pero antes de que pudiera hacerlo, él atrapó su muñeca en un movimiento rápido y la atrajo hacia sus brazos.
“¿Qué vas a…?“.
El rostro de ella se encendió mientras luchaba, empujando contra su pecho.
Él sonrió con aire triunfal. “Pónmelo y te dejaré ir“.
Rachel supo que no tenía sentido resistirse.
Resignada, se rindió.
Pero Brian no se conformó con eso. Cuando terminó, él inclinó la cabeza y dijo con
naturalidad: “Ahora la corbata“.
Rachel le lanzó una mirada cortante.
“Olvidé cómo se hace. Hazlo tú mismo“.
Sin enojarse, Brian abrió un video en su celular y se lo extendió. “Entonces aprende ahora.
Alguien tan inteligente como tú debería aprender rápido“.
Rachel lo miró fijamente, sin saber qué decir.
Cuando finalmente terminó de atarle la corbata, exhaló aliviada, creyendo que todo había
acabado.
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<Capítulo 17 Eres repugnante
Pero Brian no tenía intención de dejarla ir tan fácilmente. Rodeó su cintura con firmeza y, antes de que pudiera apartarse, redujo la distancia entre ellos hasta que su pecho quedó pegado a su espalda.
Su aliento cálido rozó su oído en un susurro provocador. “Has estado molesta durante días. ¿No crees que ya es suficiente? ¿Dónde te has estado quedando todo este tiempo?“.
Rachel guardó silencio.
Brian tampoco insistió. En cambio, la giró con suavidad hasta que quedó frente a él. Su toque, sorprendentemente delicado, la descolocó.
Su voz descendió a un tono bajo y persuasivo. “Admito que no he sido el novio más atento ni responsable. Pero sobre lo que dijiste hace unos días, quiero dejar algo claro: no estoy de
acuerdo en terminar“.
Rachel lo miró con incredulidad.
¿No estaba de acuerdo? ¿Pero no había elegido ya a Tracy?
Brian sostuvo su mirada con firmeza antes de continuar: “La boda está cada vez más cerca. No es algo que me tome a la ligera. Sé que la presencia de Tracy te ha molestado y no he hecho lo suficiente para disipar tus dudas. Pero quiero que entiendas algo: nunca la he considerado una opción. Y nunca lo haré“.
En todos los años que llevaban juntos, Brian jamás se había rebajado a explicarse de esa
manera.
El corazón de Rachel no era de piedra. ¿Cómo no iba a sentir vacilación?
Pero, en el fondo, todavía no estaba segura de su futuro.
No respondió.
Ni aceptó ni rechazó sus palabras.
Brian la estrechó entre sus brazos, al principio con cautela, como si temiera que se apartara. Luego, su control comenzó a desmoronarse. Besos suaves recorrieron su cuello, lentos y deliberados, dejando un rastro de calor sobre su piel.
Esta vez no tenía prisa.
Se tomó su tiempo, con toda la paciencia.
“No“, murmuró Rachel, apartándolo.
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<Capítulo 17 Eres repugnante
Ni siquiera se dio cuenta de lo temblorosa que sonaba su voz.
Ese pequeño detalle hizo que Brian se acelerara el pulso.
No se habían visto en cinco días.
Cinco largos días sin abrazarla.
Y ahora que la tenía tan cerca, ¿cómo podría dejarla marchar?
“Rachel…“, susurró su nombre con anhelo mientras la rodeaba con los brazos, levantándola
con facilidad.
Rachel apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el colchón la envolviera con suavidad.
Brian se inclinó sobre ella. Su cuerpo irradiaba un calor febril, mientras sus ojos ardían con
un deseo sin filtros.
Pero en el instante en que cruzó por su mente la imagen de él junto a Tracy, de él abrazándola, susurrándole al oído, tocándola como alguna vez la había tocado a ella, Rachel
sintió un profundo rechazo.
“No“.
Se apartó sin dudarlo justo cuando Brian intentó besarla.
Sus labios no encontraron más que aire.
El ambiente se tensó de inmediato. Brian apretó los puños y su expresión se endureció.
“¿Por qué me rechaces?“, preguntó, con su voz grave y cargada de frustración.
Rachel desvió la mirada. Ni siquiera podía sostenerle la vista sin que el asco le revolviera el
estómago.
Pero Brian no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
Con firmeza, sujetó su mentón y la obligó a mirarlo.
“Mírame“, ordenó.
Rachel se negó. Entonces, sin previo aviso, él inclinó la cabeza y la besó con rudeza,
reclamando sus labios en un gesto posesivo.
“Espera… ¡Suéltame!“.
Rachel forcejeó, empujando su pecho con ambas manos, pero cuanto más resistía, más
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< Capítulo 17 Eres repugnante
insistente se volvía él.
Había aguantado demasiado.
Ella nunca lo había rechazado así.
Incluso cuando no quería, siempre cedía.
Incluso cuando estaba demasiado exhausta para moverse, le permitía tomar lo que quería
solo para evitar discusiones.
Pero esa noche fue diferente. Ella no sólo se resistió, sino que siguió rechazándolo una y otra vez. Brian perdió la paciencia. Su orgullo recibió golpe tras golpe, y la frustración creció con cada negativa.
Después de varios minutos de forcejeo, tras batallar inútilmente contra su fuerza, Rachel quedó con la ropa desordenada, el cabello revuelto y el corazón latiendo con fuerza, pero sin
ceder.
Se envolvió en la manta y se encogió sobre sí misma, sollozando en silencio. Aun con lágrimas en los ojos, su voz temblorosa estaba cargada de reproche.
“Brian, eres repugnante…“, murmuró, apretando con fuerza los dedos sobre la tela. “Acabas de salir de la cama de Tracy… ¿Y ahora me buscas a mí? ¿Te das cuenta siquiera de lo que haces? ¿Qué crees que soy?“.
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Canjea Aho
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