Capítulo 506
Agustín bajó la mirada, susurrando con una voz seductora:
-¿Quieres un beso?
Dafne miró de reojo al conductor del carro, apretando los labios antes de responder:
-No quiero.
Agustín le rozó la nariz con suavidad, insistiendo con su voz magnética:
-Dime que sí, sé buena.
Ella levantó la vista hacia él, sus ojos brillaban como estrellas, llenos de luz.
Se quedó ahí, mirándolo fijamente, y de repente soltó una risa juguetona.
-Agustín, eres muy atractivo.
-¿Entonces quieres darme un beso? -preguntó él, mirándola profundamente a los ojos.
Sus ojos oscuros y profundos parecían tener un poder hipnótico que la atrapaba.
Dafne, con la mente nublada por el alcohol, sonrió como una niña y asintió.
-Quiero.
-Entonces ven a darme un beso -su voz era ronca y provocativa.
Él se echó hacia atrás, levantando ligeramente el rostro, sus ojos se oscurecieron, esperando que ella tomara la iniciativa.
Dafne no dudó, se inclinó hacia él, acercando sus labios.
Sus labios se encontraron.
El beso de Dafne era torpe, desordenado, sin técnica.
Sus habilidades para besar no habían mejorado en absoluto.
Agustín respondió despacio, una sonrisa se dibujaba en sus labios, su corazón se sentía como si estuviera sumergido en miel.
Dafne continuó besándolo por un momento, sus besos eran inocentes, sin ningún rastro de deseo.
Agustín aún no estaba satisfecho, así que cambió de ser pasivo a ser activo, sujetando la parte trasera de la cabeza de Dafne para intensificar el beso.
Su lengua se deslizó dentro de la boca de ella, buscando la suya.
El entrelazamiento de sus lenguas hizo que la atmósfera se volviera más intensa.
Mientras se besaban, las manos de Dafne comenzaron a moverse inquietas.
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Esas manos suaves y pálidas exploraban los abdominales de Agustín.
Agustín soltó un leve quejido, tomando la mano de Dafne que estaba causando problemas.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó.
-Déjame tocar tus abdominales -Dafne se liberó de la mano de Agustín y volvió a tocarlo.
El conductor, con discreción, levantó el separador.
Agustín rio entre dientes, bromeando con Dafne:
-¿Aprovechando que estás borracha para aprovecharte de mí?
El rostro blanco de Dafne se sonrojó ligeramente, miró a Agustín y susurró con una voz dulce: -Quiero…
La manzana de Adán de Agustín se movió ligeramente, sus ojos se oscurecieron aún más. -¿Qué es lo que quieres? -preguntó provocativamente, aunque ya sabía la respuesta. Dafne bufó, sin contestar, extendió la mano y la puso sobre él.
Agustín no pudo evitar soltar un quejido, rápidamente apartó su mano, su voz se volvió áspera por el deseo.
-Dafi, ¿estás borracha o bajo el efecto de alguna droga?
Dafne, medio consciente, pareció entender algo de lo que él decía y murmuró en voz baja:
-No estoy drogada.
Así que solo estaba borracha y deseosa.
-¿De verdad estás borracha o solo finges? -Agustín sostuvo la mano de Dafne que había causado problemas y se rio suavemente-. ¿Por qué siempre te aprovechas de mí cuando te embriagas?
La última vez también había sido así.
Cada vez que se emborrachaba, lo toqueteaba.
Esta vez había ido más allá.
Sus manos habían llegado demasiado lejos.
¿Cómo se suponía que él resistiría eso?
-Eres mío -Dafne infló las mejillas, diciendo molesta.
Él la miró con ternura.
-Sí, soy tuyo.
Los ojos de Dafne brillaron con lágrimas, parpadeaba mirándolo, parecía a punto de llorar de
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Capitulo 506
frustración.
Agustín seguía conteniéndose.
No sabía si ella realmente se sentía insatisfecha porque él no la complacía, o si estaba jugando con sus lágrimas, sabiendo que él no soportaba verla llorar. Sus ojos se llenaron de agua, hasta que las lágrimas finalmente se derramaron, cayendo como gotas redondas que parecían golpear directamente el corazón de Agustín, quemando.
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