-No es nada contestó al fin, intentando recobrar la calma. Se soltó de Alejandro-. ¿Trajiste el agua? Dárnela, por favor. Quiero terminar pronto con las revisiones e irme a casa.
¿“No es nada“? Alejandro no las tenía todas consigo. Para el Luciana se veía realmente alterada, como si hubiera vivido un susto tremendo. Aun así, no insistió: simplemente le quitó la tapa a la botella y se la ofreció.
-Toma.
-Gracias–respondió ella.
La revisión prenatal tomó cerca de una hora. Eran poco más de las cuatro y media de la tarde cuando llegaron de regreso al departamento de Luciana. Apenas se detuvo el auto, ella abrió la puerta con prísa, bajando sin esperar ayuda.
-Luciana, te acompaño…
-No hace falta -replicó sin mirar atrás, avanzando con paso firme hacia el lobby. 1
Alejandro se bajó también, intentando alcanzarla, pero ya era demasiado tarde: ella se había metido en el elevador, dejándolo con una sonrisa amarga. “¿Cuánto me detesta…?“, se preguntó.
***
Luciana subió y, tras cerrar la puerta de su apartamento, se dirigió de inmediato al estudio. Sin embargo, apenas apoyó la mano en el marco de la puerta, un mareo repentino la invadió, haciendo que la vista se le nublara.
Otra vez… —murmuró, sosteniéndose con fuerza para no caer. (1)
No era la primera ocasión que le pasaba durante el embarazo. Cerró los ojos, respiró hondo y esperó unos minutos hasta que la sensación cedió. Esta vez, notó que el mareo había sido un poco más prolongado que de costumbre. Quizá se debía a que cada vez estaba más avanzada.
Pero la impaciencia por revisar su correo la empujó a ignorar ese episodio. Entró al estudio, encendió la computadora y revisó su bandeja de entrada. Sí, había un mensaje nuevo, sin remitente visible, con dos archivos adjuntos. ¡Era la información que el extorsionador le había prometido!
Por fin sabría quién era aquel hombre de la noche en el Hotel Real.
El corazón le palpitaba con fuerza; tragó saliva y abrió el primer archivo. Era un documento en Word con la lista de las reservaciones del hotel para esa noche en particular. Aparecían varios nombres y números de habitación.
-Habitación 7203… -murmuró. Sabía que había ido al edificio equivocado: Clara y Arturo Méndez se alojaban en la Torre B, pero ella terminó en la Torre C.
Deslizó el ratón línea por línea, conteniendo la respiración por temor a saltarse algo. Finalmente, se detuvo en la fila correspondiente: Torre C, habitación 7203. Al pasar la vista a la casilla de “Nombre del huésped“, leyó detenidamente.
–“Alejandro Guzmán“… -repitió en voz alta. 9
Fue como recibir una descarga eléctrica. Sintió que la sangre abandonaba su rostro y un temblor se apoderó de todo su cuerpo. Aquello era un terremoto en su mundo; una conmoción que apenas alcanzaba a procesar.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y le ardían, como si fueran a desgarrarse. Todo su cuerpo pareció dolerle de forma indescriptible, cada poro echando fuego.
-¿Cómo puede ser…? -musitó, sacudiendo la cabeza con incredulidad. No puede ser él… ¡No puede ser!
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Capítulo 649
+25 BONUS
Por un instante, se aferró a la remota esperanza de que todo fuera una coincidencia, un simple caso de nombres idénticos. Ya había oído de situaciones así, incluso en Canada: personas con el mismo nombre que compartían también fecha de nacimiento.
-Sí, el número de identificación… -pensó de pronto, revisando la información del registro que aparecía en la pantalla.
Conocía la fecha de cumpleaños de Alejandro, aunque no se sabía de memoria todo su número. Recorrió con la mirada los dígitos hasta encontrar los que correspondían a la fecha de nacimiento.
– El día 18…
Sus ojos se abrieron más cuando, de pronto, lágrimas incontenibles rodaron por sus mejillas. ¡Coincidía perfectamente! No había margen para la duda. Hacía poco tiempo, incluso, ella misma le había celebrado el cumpleaños y, con sus propias manos, le había regalado un encendedor. ¿Cómo iba a equivocarse en algo tan específico? 1
No quedaba lugar a vacilaciones: era Alejandro Guzmán. 2
Aun así, el pensamiento le brincó como un último recurso: ¿Y si solo había registrado sus datos pero no se hospedó realmente?” Para verificar, rápidamente abrió el otro archivo adjunto. Estaba tan nerviosa que hizo clic varias veces antes de lograrlo. 15