Capítulo 398
El domingo fue el Día de las Madres.
Josefina llegó a la casa de la familia Romo el sábado.
Fue el chofer de Armando quien la trajo.
El regalo que Josefina preparó para su mamá fue una tarjeta hecha a mano, donde escribió: “Mamá, feliz Día de las Madres“.
-¿Te gusta? La maestra dijo que podía pedirle ayuda a papá, pero últimamente ha estado ocupadísimo. Desde el diseño, el dibujito, hasta pegarle los corazones, todo lo hice yo solita.
Paulina llevaba ya un rato sin ver a Josefina hacer tareas.
Su letra, cada vez se veía más bonita.
Al escucharla, Paulina observó la tarjeta en sus manos y, de pronto, recordó aquel cumpleaños del año pasado cuando viajó especialmente hasta Unión Panamericana para celebrarlo con Josefina y Armando, pero su hija estaba ocupada puliendo una pulsera para Mercedez.
Además, por lo que había dicho Josefina, esa pulsera fue un trabajo en equipo entre ella y Armando.
Mientras pensaba en todo esto, Paulina no dejó que su expresión cambiara.
Solo cerró la tarjeta despacio y le dijo:
-Está preciosa, gracias.
Al día siguiente del Día de las Madres, Paulina recibió una llamada de Jorge. Esa misma noche, volvió a presentarse en la
base.
Tito Jacobo entró al centro de datos y, al ver a Paulina concentrada en su trabajo, se detuvo un instante.
Paulina no se percató de su presencia de inmediato.
Al cabo de un rato, cuando tomó su vaso para beber agua y lo dejó sobre la mesa, justo cuando iba a seguir analizando los datos, finalmente notó a Tito, que la miraba desde no muy lejos.
Paulina hizo una leve pausa, le asintió con la cabeza y volvió a su labor.
Tito tenía asuntos pendientes en el centro de datos.
Después de platicar con la persona que lo había citado, al ver que Paulina seguía en el mismo lugar, decidió acercarse.
-Ya es tarde, ¿no quieres ir a cenar primero?
Paulina levantó la vista y, al reconocerlo, contestó:
-En un rato más, ya casi termino.
Tito asintió y no volvió a interrumpirla.
Paulina siguió metida en su trabajo un rato más. Al salir del centro de datos, lista para ir a comer, vio que Tito la esperaba afuera, como si aguardara a alguien.
Al escuchar pasos, Tito volteó, la reconoció y le sonrió.
-¿Terminaste? ¿Vas a cenar?
-Sí, tú…
-¿Vamos juntos?
Paulina se quedó sorprendida, apenas entonces cayó en cuenta de que él la estaba esperando.
En realidad, Tito prefirió no entrar para no interrumpirla mientras trabajaba.
La miró con seriedad y soltó:
-Supongo que ya viste el video de mi misión de la semana pasada. Se podría decir que me salvaste.
16.02
Capitulo 398
Cada piloto tiene sus propias mañas al volar.
Esas costumbres son el resultado de años de experiencia e intuición, pero ahora que el desarrollo de la inteligencia artificial está por las nubes, esas rutinas se pueden convertir fácilmente en datos, que el enemigo puede recopilar.
Gracias a la experiencia de Tito y a la información que había conseguido del enemigo, Paulina diseñó un sistema que, justo la semana pasada, cuando Tito estaba a punto de confiarse en sus hábitos, le recomendó hacer lo contrario, prediciendo con precisión la posición y movimientos del rival, y dándole la mejor ruta de ataque.
Con el apoyo del sistema, Tito logró salir bien librado.
Al escuchar esto, Paulina comprendió de inmediato lo que él quería decir.
-Ese es nuestro trabajo. Además, tú mantuviste la cabeza fría y tomaste la mejor decisión. En el fondo, te salvaste tú
mismo.
Quizá era su deber, pero desde aquel día, cada vez que Tito iba al centro de datos, oía a todos hablar maravillas sobre la habilidad de Paulina para procesar y analizar información.
Y no solo eso, también decían que tenía una agudeza impresionante para leer la situación.
Mientras Tito pensaba en decirle algo más, Jorge apareció de repente y le dijo a Paulina:
-Ven, acompáñame.