Paulina asintió rápido y luego le dijo a Tito:
-Perdón, no puedo ir a comer contigo.
Tito le respondió con voz suave:
-No pasa nada.
Paulina se fue sin más.
Tito se quedó mirando cómo ella se alejaba junto a Jorge, y luego se dirigió solo al comedor para almorzar.
Hacia ya un buen rato que no había podido tomarse unos días libres.
Justo dos días después de haberse encontrado con Paulina, llegó oficialmente el inicio de sus vacaciones.
Durante esos dos días, no volvió a cruzarse con Paulina..
Al regresar a casa, se dio cuenta de que nadie sabía que estaba de descanso. Todos estaban ocupados en sus propios asuntos y la casa estaba vacía.
Cuando se enteró de que Tito había vuelto, Orlando lo invitó a salir a comer.
Mientras comían, Samuel no pudo evitar sacar el tema con Tito:
-Nunca pensé que esa señorita Mercedez, la que le gusta a Orlando, resultara ser doctorante de Kiewit Smith. Vaya que sí es impresionante.
Tito no tenía idea sobre la historia del desarrollo de la inteligencia artificial ni conocía a ningún Kiewit Smith.
Samuel también sabía que Tito desconocía a Kiewit Smith.
Él mismo tampoco lo habría sabido si no fuera porque Orlando le había hablado tanto del tema, apenas ahora empezaba a
ubicarlo.
A decir verdad, a Tito ese tipo de temas no le llamaban mucho la atención.
Pero de pronto, como si recordara algo, preguntó:
-Oye, ¿entre ese Kiewit Smith y el señor Jorge de nuestro país, quién es más influyente en inteligencia artificial?
Samuel se encogió de hombros, no tenía la menor idea.
Pero Orlando sí.
-El señor Jorge, sin duda.
Y es que Jorge, en su momento, había logrado, prácticamente solo, varios avances revolucionarios en inteligencia artificial. Lideró equipos que rompieron bloqueos extranjeros en varias tecnologías y abrió el panorama para el desarrollo nacional en
- IA.
Hasta los expertos extranjeros le tenían respeto.
Se puede decir que el país había llegado a ese nivel en IA gracias, en buena parte, a Jorge.
Kiewit Smith sería talentoso, sí, pero seguía sin compararse con Jorge.
Orlando ya no soportaba a Jaime Burgos, pero una cosa era Jorge y otra muy distinta Jaime.
En temas de Jorge, Orlando era justo y objetivo, no mezclaba los asuntos.
Tito rara vez preguntaba sobre temas ajenos a él.
Por eso, que hoy sacara esa pregunta resultaba algo fuera de lo común.
De todas formas, Jorge era el máximo referente de la IA nacional y ambos lo conocían. Así que en ese ambiente, la pregunta de Tito no les resultó extraña.
Acabado el tema, Orlando soltó una risa y de pronto, como si recordara algo, comentó:
-Hace poco, en una comida con mi mamá y unas señoras amigas suyas, mencionaron que te andan buscando pareja para presentarte. Esta vez que volviste, seguro no te salvas de una cita.
16.02
Capitulo 399
Tito ya estaba en la edad de casarse; su familia se lo venía recordando desde principios del año pasado.
Antes, cuando lo mencionaban, no se oponía, pero tampoco le movía nada.
Sin embargo, ahora…
Bajó la mirada y no respondió.
Esa noche, Tito volvió a casa. Apenas había convivido un rato con su familia, cuando recibió una llamada urgente. Sus vacaciones terminaron antes de tiempo; tuvo que regresar rápido a la base.
No sabía si Paulina todavía seguía en la base o si ya se había ido a otro asunto.
Tres días después, tras finalizar una misión y regresar, volvió a entrar al centro de datos. No vio a Paulina por ningún lado.
Pasaron otros dos días y, de nuevo, al entrar al centro de datos, Paulina seguía ausente.
No fue sino hasta cuatro o cinco días después, cuando volvió de otra misión, que la volvió a ver en el comedor.
Al ver a Paulina, agachada sobre su charola, comiendo, Tito se detuvo un instante.
Un momento después, se sentó frente a ella.
Al verlo, Paulina sonrió ligeramente:
-¿Ya regresaste?
-Sí, acabo de volver–respondió él, observándola-. La semana pasada no te vi, pensé que ya te habías ido de la base.
Paulina explicó:
S
-No, he estado aquí estos días, solo que no me quedé siempre en el centro de datos.
Tito asintió y le preguntó lo que más le inquietaba en ese momento:
-¿Y esta vez, hasta cuándo te quedas en la base?
Paulina creyó que era simple plática, así que respondió sin pensarlo mucho:
-Me voy mañana.
Tito se quedó callado un momento:
-¿Tan pronto te vas?
-Ya no es tan pronto, llevo más de diez días aquí esta vez.
Mientras decía eso, Paulina terminó de comer, limpió la comisura de sus labios y dijo:
-Listo, ya comí, tú sigue, yo me voy…
No había terminado de hablar cuando Tito, de pronto, le preguntó:
-¿Paulina, tienes novio?
Paulina se quedó sorprendida, no esperaba esa pregunta.
Antes de que pudiera reaccionar, Tito añadió:
-Si no tienes, ¿qué te parezco yo?
Tito sabía perfectamente que lo que hacía era precipitado.
Su trabajo lo absorbía y, por lo visto, Paulina tampoco iría muy seguido a la base.
No tenían muchas oportunidades de coincidir.
Y quién sabía cuándo volverían a encontrarse.
Si no le decía ahora, tal vez no tendría otra chance. Además, seguro no faltaría quien se le adelantara.
Paulina por fin entendió: Tito se le estaba declarando.
Al verla tan sorprendida, sin idea de que eso pudiera pasar, Tito le dijo:
15.02
Capitulo 399
-No tienes que responderme ahora. Solo quería decirte que, si en algún momento te animas a empezar una relación o a formar una familia, podrías considerarme…
-Perdón -Paulina recobró la compostura, un poco apenada, interrumpiéndolo-. Gracias por tu interés, pero yo ya estuve
casada.