A Paulína no le importaba lo que pensara Armando ni cómo la mirara. Ni le interesaba ni le quitaba el sueño.
Al salir del restaurante, Paulina y Jaime regresaron a Tecnología Frias para continuar con la reunión.
Esta vez, ni Beatriz ni Alicia los siguieron.
Pero Mercedez sí lo hizo.
Cuando Jaime notó que Mercedez volvía a unirse al grupo, no pudo evitar torcer la boca con fastidio antes de decir:
-Sr. Armando, la señora Mercedez, esto de que…
Armando parecía adivinar lo que Jaime quería decir.
Antes de que Jaime terminara la frase, Armando intervino:
-Si lo que el señor Burgos quiere señalar es el tema de la confidencialidad, no se preocupe. Si llegara a ocurrir algún problema de filtración, yo asumiré toda la responsabilidad.
Jaime ya sabía que Armando diría justo eso.
Después de todo, cuando empezaron a colaborar con Red Nova, Armando ya había soltado ese mismo discurso.
A pesar de que ya lo esperaba, Jaime necesitaba escuchar el compromiso de Armando.
Así que, tras su respuesta, Jaime le aventó una sonrisa de esas que no llegan a los ojos y replicó:
-Con lo que dice el señor Armando, ya me quedo tranquilo.
Por la mañana, cuando fue la primera reunión, Armando ocupaba solo el asiento principal en el centro de la mesa.
Ahora que Mercedez llegó, él pidió que pusieran una silla extra junto a la suya, y Mercedez se acomodó a su lado.
Paulina lo notó de reojo y, sin darle importancia, apartó la mirada.
La reunión arrancó de lleno.
Con Jaime ahí, Paulina apenas tuvo que intervenir.
Ella y Teófilo, junto con otros, se limitaron a escuchar y tomar notas.
A mitad de la reunión, a Paulina le dio sed y alargó la mano para tomar una botella de agua; pero Teófilo se le adelantó:
-¿Tienes sed? Yo te ayudo.
Sin esperar respuesta, ya le había destapado la botella.
Paulina lo miró, aceptó la botella y comentó:
-Gracias.
Teófilo le sonrió y, bajando la voz, empezó a platicar con ella sobre los temas técnicos que Jaime y Armando habían mencionado hace un rato.
Paulina también bajó la voz y se puso a conversar con él.
Entre Paulina y Teófilo parecía haber mucha química, de verdad se entendían.
Eso ya lo había notado Mercedez desde el restaurante.
Allí, Teófilo también había estado pegado a Paulina, tanto que parecía que lo hacía a propósito, como no queriendo separarse de ella.
¿Pero las cosas eran realmente así?
Mercedez sabía de sobra lo mucho que Teófilo la había querido.
Él cambió su carrera a inteligencia artificial por ella, incluso regresó al país solo por su causa.
¿Cómo iba a enamorarse tan rápido de Paulina, así porque sí?
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Capitulo 407
Pensando en eso, Mercedez miró a Armando, que estaba a su lado.
Notó que Armando también se había percatado de lo atento que estaba Teófilo con Paulina.
Sin embargo, Armando simplemente apartó la mirada, como si el asunto no le interesara en lo más mínimo.
Eso le dio a Mercedez una idea.
Ella sabía perfectamente cuán enamorado había estado Teófilo de ella. Armando, igual, estaba al tanto de los sentimientos de Teófilo.
Viendo ahora a Teófilo tan pendiente de Paulina, ¿de verdad creía Armando que él se acercaba a Paulina solo por gusto?
Y, aun así, Armando no le había dicho nada a Paulina sobre su historia con Teófilo.
Entonces, ¿acaso a Armando le daba igual que otros hombres la rodearan? ¿Incluso si Paulina salía lastimada o alguien jugaba con ella, a él ni le importaba?
Al llegar a esa conclusión, a Mercedez se le dibujó una sonrisa ligera y un tanto irónica.
Por su parte, Orlando no le ponía mucha atención a Teófilo.
Pero sí observaba a Mercedez y a Armando.
Durante un tiempo, Armando y Paulina parecían llevarse más de la cuenta.
Orlando llegó a temer que Armando pudiera traicionar a Mercedez.
Sin embargo, últimamente ya no los había visto juntos.
Tal vez, pensó Orlando, a Armando sí le llamó la atención Paulina por su belleza, pero nunca logró conquistarla ni dejarse llevar.
Desde el principio hasta ahora, el único amor de Armando había sido Mercedez.
Y hoy, tanto en la comida como ahora en la reunión, Armando de verdad no le prestó nada de atención a Paulina.
Eso tranquilizó bastante a Orlando.