Capítulo 123
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La atmósfera se enfrió repentinamente.
La mirada de Andrés se endureció, su rostro apuesto ya mostraba una ligera ira. -Valentina,
no es que no quiera cargarte, esto no tiene nada que ver con Luisita, pero si vuelvo a
escucharte hablar mal de Luisita, no me culpes por ser descortés contigo.
Valentina empezó a llorar sollozando, Andrés, yo… (sollozos)…
Fernanda susurró al oído de Luisa: -¿Crees que realmente se torció el pie?
-¿Por qué?
Fernanda sonrió maliciosamente, -Mira.
-¡Ah! ¡Una serpiente! ¡Hay una serpiente!– Fernanda gritó aterrorizada señalando detrás de
Valentina.
Valentina saltó de repente y corrió hacia atrás de Andrés en unos pocos pasos, -¡Ah! ¡Una serpiente! ¡Andrés, tengo miedo!
Silencio.
La escena se congeló por unos segundos.
Todos los presentes quedaron mudos ante la escena.
El viento sopló, las ramas se movieron suavemente.
-Pff.- Unos segundos después, Fernanda fue la primera en reír, rompiendo el silencio.
-¿No que no podías caminar porque te habías torcido el pie? Veo que saltas y corres perfectamente bien. ¿Qué pasa, estabas actuando?
Valentina, dándose cuenta de que había sido engañada y escondiéndose detrás de Andrés, mostró por un momento una expresión feroz, pero pronto recuperó la compostura.
Su rostro se ensombreció ligeramente, y con tono calmado, dijo: -Señorita Fernanda, ¿acaso no sabes
que cuando las personas están asustadas, pueden liberar el potencial oculto de su cuerpo?
Fernanda se rió a carcajadas, —Ja, ja, ja, ja. ja, señorita Valentina, ¿nos tomas a todos por tontos?
Valentina, furiosa, elevó su voz y preguntó: -¿Por qué engañas a la gente? ¡Claramente no había ninguna serpiente!
Fernanda respondió sonriendo: -Oh, sí la había, acaba de escaparse. Estabas fingiendo estar
Capitulo 123
herida para llamar la atención de Andrés, ¿verdad?
Valentina, cuya mentira había sido expuesta, pareció desesperada por un momento y tiró suavemente de la manga de Andrés mientras decía con una voz lastimera: -Andrés, yo no lo
hice.
Luisa lo entendió todo; la supuesta lesión en el ple era falsa, el verdadero objetivo era captar la
atención de Andrés,
Valentina claramente tenía sentimientos por Andrés que iban más allá de una relación
fraternal.
Ella se quedó al margen, observando con una mirada fría, esperando a ver qué haría Andrés.
Andrés, con una mirada sombría y un tono ligeramente frío, dijo: -Ya que el pie está bien, camina por ti misma de ahora en adelante y no uses más esos trucos, son estúpidos.
Dicho esto, Andrés se fue sin esperar una respuesta de Valentina.
Valentina lanzó una mirada de resentimiento hacia Fernanda.
Fernanda, sacudiendo la cabeza, le hizo una mueca y luego se alejó, tomando de la mano a
Luisa.
Valentina observó la espalda de Luisa y Fernanda alejándose, con una mirada sombría.
En ese momento, Sara se acercó por detrás, mirando las espaldas de Andrés y Luisa que se alejaban, y dijo con tono burlón: —Todavía no están casados y ya se ve a sí misma como la futura señora de la familia Martínez. Y su amiga, que no es más que una hijastra de la familia Vargas, ¿qué es ella, después de todo? Valentina, no te enojes, tengo un plan para darle una
lección…
Sara se acercó a Valentina y le susurró algo al oído.
La mirada de Valentina se tornó gradualmente más vengativa, -Esa es una buena idea, hagámoslo así. ¡Si se atreve a burlarse de mí, la haré pagar por ello!
La noche cayó.
El grupo llegó a la cima de la montaña al mirador, donde montaron tiendas de campaña y prepararon equipos fotográficos para tomar fotos.
Una estrella fugaz cruzó el cielo, increíblemente hermosa.
Luisa cerró los oídos y pidió un deseo a la lluvia de meteoritos.
Andrés, por su parte, estaba parado a un lado, observándola en silencio.
Para Andrés, los meteoritos no eran tan fascinantes; simplemente eran pequeños cuerpos celestes del espacio que, al entrar en la atmósfera terrestre, colisionaban a alta velocidad con
Capitulo Tad
las moléculas de la atmósfera, generando calor por fricción, lo que les hacía arder y emitir luz.
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