Capitulo 651
Capítulo 651
Luciana sabía que tenía fuerza de voluntad, pero desconfiaba de las reacciones de Alejandro. Cuando él se proponía algo, no la dejaba en paz.
-No… no… -susurró, sacudiendo la cabeza con angustia.
Se suponía que solo deseaba saber quién era el padre biológico del niño, nada más. ¿Por qué, de repente, todo tenía que cambiar solo porque era Alejandro? ¿Debía reconocerlo y darle el lugar que tal vez reclamara?
-Pero… es distinto, porque… es Alejandro.
¿No tenía él derecho a saber que era el papá? Una batalla interna se libraba en su mente. Además, ¿quién era el ” distorsionador” que le había revelado la verdad? ¿Tenía un motivo oculto? ¿Estaba aliándose con ella o quería perjudicar a Alejandro?
Luciana sentía un dolor de cabeza punzante. Siguió de pie, inmóvil, en medio del viento frío que le helaba las mejillas. Era pleno invierno y ya se oscurecía antes de las cinco y media. Las luces de la ciudad se encendían unà a
una.
Finalmente, se movió un poco en dirección al estacionamiento subterráneo. A esa hora, varios empleados salían con sus autos. Al rato, vio un Bentley negro que le resultaba muy familiar; sus ojos se agrandaron.
Es el de él… -pensó con el corazón galopando.
Sin embargo, las ventanas estaban cerradas, imposible ver el interior. El auto fue alejándose lentamente. Luciana se quedó con las manos apretadas, clavándose las uñas en las palmas, sintiendo el hormigueo del dolor. 1
Se quedó de pie, dejando que esa ráfaga de preguntas sin responder la envolviera. ¿Decirle o no decirle la verdad? Por ahora, no tenía una respuesta.
En el auto, Alejandro sostenía su celular y hablaba por teléfono.
-Ya terminé. Voy para allá de inmediato. Empiecen sin mí, no tienen que esperarme.
Luego levantó la mirada y le dijo al chofer:
-Baja un poco la ventanilla, por favor. Está algo sofocado.
-Claro, señor Guzmán.
La ventana se deslizó unos centímetros, dejando entrar el aire. Alejandro todavía continuaba la llamada con Salvador:
-No he comido nada. Pide algo para mí, que sea de Aurea Restaurante.
-Ay, qué exquisito eres.
-Menos charla, ¿eh?
De pronto, Alejandro se quedó callado un instante. Se incorporó en el asiento. ¿Había visto a Luciana en el retrovisor?
-Detén… estuvo a punto de decirlo, pero se contuvo.
-¿Disculpe, señor Guzmán? -preguntó el chofer-. ¿Quiere que pare?
-No, no–respondió él, negando con la mano-. Sigue, por favor.
1/2
Capítulo 651
+25 BONUS
Debe haber sido una confusión. ¿Cómo iba Luciana a presentarse en Grupo Guzmán? Lo evitaba a toda costa, era absurdo pensar que ella lo buscaría. Era un espejismo.
***
Mientras tanto, Luciana regresó en metro. Tardó un rato y, cuando por fin llegó, se encontró a Simón esperándola en la puerta de su departamento, con un contenedor de comida en la mano.
-¡Luciana! -exclamó él, aliviado-. Me había asustado; toqué el timbre un montón de veces sin respuesta.
Estuvo a nada de imitar a Alejandro, trepando por el balcón del vecino.
-Pero bueno, ya estás aquí. –Le entregó el paquete-. Toma, te traje la cena. ¡Oye! ¿Te pasa algo? Tienes los ojos un poco hinchados. ¿Estás enferma?
-No–contestó Luciana, con un leve temblor en la voz.
Tomó la comida y, tras titubear un segundo, preguntó:
-Oye, Simón… ¿Alejandro tiene algún compromiso esta noche?
-¿Eh?-Simón parpadeó, sorprendido-. ¿Quieres hablar con él? Puedo marcarle…
¡No! -lo interrumpió rápidamente-. No, no. Solo preguntaba por curiosidad.
-Ah, bueno respondió Simón, desconcertado-. Entonces me retiro. Por favor, come algo.
-Gracias. Cuídate dijo Luciana, entrando en su departamento.
Al abrir el contenedor, encontró la comida tan apetitosa como siempre; sin embargo, su ánimo estaba por los suelos y no tenía hambre. Miró la comida, casi sin probar bocado.