Capitulo 662
Capítulo 662
Dicho y hecho: pinchó una albóndiga para colocarla en su plato.
-Ah… Alejandro, sin embargo, se inclinó un poco hacia ella y abrió la boca, como si esperara que se la llevara directamente a los labios.
Luciana se quedó petrificada. Quería caerle bien para poder pedirle un favor, pero… ¿darle de comer en la boca?
-¿Qué esperas? -insistió él con fingida impaciencia-. Seme está cansando la mandíbula de tenerla abierta. ¿No quieres que la coma?
-Ehm… vale. -Con el corazón acelerado, Luciana llevó la albóndiga a su boca.
-Mmm. -Alejandro cerró los ojos, complacido, y una sonrisa curvó sus labios-. Deliciosa.
Mientras tanto, Luciana forzó una risa cortante. Llevaba todo el rato pensando cómo mencionar lo de Marc, pero no encontraba las palabras. Y la cena avanzaba. Cuando casi habían terminado, Alejandro colocó el cuchillo y el tenedor a un lado.
-Ya estoy satisfecho…
¿Se iba ya? ¡Aún no había podido plantearle lo de Marc!
-¿Te apetece un poco de caldo? -soltó de inmediato, tomando su plato y sirviéndole una porción generosa-. Amy hace un caldo exquisito.
–Sí que lo hace. -respondió Alejandro con una media sonrisa-. Ella sabe que todo esto es para ti, y lo empezó a cocinar desde temprano.
-Dile que agradezco su dedicación.
Estuvieron así, hablando de temas intrascendentes mientras él bebía el caldo. Al terminar, Alejandro se limpió la boca con una servilleta, despreocupado.
-Bueno, creo que es…
-¿Quieres algo de fruta? -Luciana lo interrumpió, inquieta-. Tengo fresas, cerezas y un mango. ¿Cuál prefieres? O si quieres, traigo de todo un poco.
-¿De verdad? -Se levantó, pero él la miró fijo y le puso la manò sobre la suya, que descansaba en la mesa. Sus ojos oscuros tenían un brillo intenso-. Luciana, si sigues así, voy a malinterpretar las cosas.
-¿Ah? -Ella parpadeó, desconcertada-. ¿Malinterpretar cómo?
Él son tó, en un tono más suave;
-Pues podría pensar que no quieres que me vaya.
-¡No, no es eso! -Luciana, sobresaltada, negó con una vehemencia que casi ròzaba la desesperación-. ¡Nada que ver!
Alejandro notó cómo le cambiaba el semblante y se obligó a calmarse. Estaba a punto de bromear un poco más, pero desistió para no alterarla de más.
Está bien. Entonces… ¿hay algo que quieras decirme?
Luciana tragó saliva. ¿Ya lo notaste?
-¿Tú crees que no?replicó él, poniéndose de pie mientras le posaba una mano en el hombro. Lo tienes
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Capitulo 662
escrito en la cara: “Necesito hablar de algo“. Vamos, deja que yo busque la fruta.
No era la primera vez que iba a ese departamento. Sabía perfectamente dónde estaba todo. Luciana, en silencio, lo siguió hasta el balcón, donde él tomó un mango, y luego a la cocina, donde sacó las fresas y las cerezas del refrigerador. Se puso a lavarlas y cortarlas. Al final, ella se armó de valor.
-En realidad… quería pedirte un favor… Su voz salió débil, casi inaudible.
-Ajá. Alejandro levantó la vista un momento. Cuéntame, ¿qué pasa exactamente?
Luciana le contó con detalle todo lo que había pasado con Marc. Al terminar, lo miró con esperanza.
-¿Crees que sea muy difícil de resolver?
-Es complicado. -respondió Alejandro sin rodeos. Luego terminó de cortar la fruta y la invitó a sentarse, pasándole un tenedor-. Toma.
-¿También para ti es complicado? -inquirió Luciana con desconcierto. Ella había supuesto que, para alguien como Alejandro, esto sería pan comido.
Él se llevó una fresa a la boca, saboreándola con calma.
-Si cargas una piedra, el esfuerzo es el mismo para cualquiera, porque la piedra siempre pesa lo mismo. ¿ Entiendes?
Luciana parpadeó, procesando sus palabras. Entendía que le estaba diciendo que ayudarla implicaba un verdadero esfuerzo.
-Ya veo… Sus hombros se abatieron-. Perdóname. Fui muy atrevida al pedirte algo así de pronto. Olvídalo, como si no hubiera dicho nada…
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