Capítulo 157
Andrés contestó con una voz fría, -¿Qué pasa?
La voz de Jorge tenía un temblor nervioso: -Malas noticias, señor Andrés. Alguien acaba de llamarnos para decir que el padre de Alma se suicidó saltando desde el hospital. Sospecho que no es una coincidencia… además, las personas que enviamos a buscar a la madre de Marcos también informaron que… que…
Andrés entrecerró los ojos, con un tono helado: ¿Qué dijeron?
-Que la madre de Marcos se intoxicó con monoxido de carbono al calentarse con una estufa
de carbón en casa…
Una luz feroz cruzó los ojos de Andrés, y su voz fue tan fría como templada en hielo: -¿
Pueden salvarla?
Jorge respondió temblando: -Cuando nuestra gente la encontró, ya había dejado de respirar.
La mirada de Andrés destelló con frialdad: -Jorge, sabes bien las consecuencias si no aclaras los detalles de esto en cinco días.
Jorge respondió asustado: -Sí…
A la mañana siguiente.
Luisa fue despertada por el sonido de alguien golpeando la puerta.
Al principio, el sonido de “toc, toc, toc” se mezclaba en los sueños de Luisa.
Continuó por un largo tiempo.
Gradualmente, Luisa empezó a ser consciente y se despertó del sueño; el sonido de los golpes se volvió más claro, resultando ser alguien que realmente estaba golpeando la puerta.
¿Quién podría ser tan temprano?
Luisa, que había había estado la noche anterior y se había acostado tarde, fue despertada de sus sueños antes de tiempo, lo que irritó a la normalmente pacífica Luisa.
Se levantó de la cama, se puso las zapatillas de peluche de manera desordenada y salió del dormitorio para abrir la puerta.
Al abrir la puerta, Luisa bostezó perezosamente: -¿Quién es?
Frotándose los ojos somnolientos, la cara molesta de Carlos apareció ante sus ojos.
Carlos sostenía una bolsa, sonriendo: -Luisa, te he traído el desayuno. Recuerda que tienes hipoglucemia y debes desayunar.
Capitulo 157
-¡Estás loco!– Luisa, enfadada, perdió todo el sueño y respondió sin cortesía.
Sin molestarse, Carlos levantó la bolsa: -Tengo tu pan y dulces favoritos aquí.
-¡Bam!
Luisa cerró la puerta con fuerza, dejando fuera esa cara molesta.
Carlos se quedó sorprendido por un instante; la sonrisa en sus labios se congeló.
Desde fuera de la puerta, golpeaba con fuerza y gritaba: -¡Luisa, abre la puerta! Puedes estar enojada conmigo, puedes no querer verme, pero no te quedes sin comer, toma el desayuno primero, por favor.
Luisa estaba a punto de estallar de ira.
¿Cómo puede ser tan molesta esta persona?
Ella gritó desde la puerta: -¡Carlos, largo de aquí! ¡Si sigues molestándome, llamaré a la policía!
Los sonidos desde fuera cesaron.
Un momento después, Carlos dijo: -Dejé el desayuno en tu puerta, recuerda comerlo más
tarde.
Luisa rodó los ojos y continuó volviendo a su habitación para intentar dormir un poco más.
Con tantas cosas en la mente, volver a dormir se volvió difícil.
Después de estar acostada un rato, dando vueltas sin poder dormir, Luisa suspiró, frustrada, se frotó el cabello y se levantó para ir al baño a lavarse.
Mientras tanto, el Mercedes–Maybach negro de Andrés se detuvo frente a la Villa La Serena.
Después del incidente de anoche, y siendo un momento tan delicado, Andrés no quiso llamar demasiado la atención, por lo que cambió a un Maybach más discreto.
Bajó del carro, seguido por su guardaespaldas vestido con un traje negro.
Al llegar al edificio donde vivía Luisa, Andrés ordenó con voz serena: -Espérame aquí.
El guardaespaldas asintió con respeto: -Sí.
Andrés se acercó a la puerta de Luisa y tocó.
Sin respuesta.
Con paciencia, tocó unas cuantas veces más.
-¡Carlos, puedes dejar de hacer eso! ¡Voy a llamar a la policía de verdad!— Luisa abrió la puerta, gritando con furia.
Capitulo 157
Capityfo
Andrés se quedó petrificado.
Se miraron a los ojos.
En los profundos y oscuros ojos de Andrés apareció una mirada de confusión: -¿Carlos?
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